Todos vamos a parar al mismo lado...

8.6K 1K 79
                                    

"Refugio para androides, humanos artificiales y cyborg de Noah Cocks"

—¿Y dónde diablos quedamos los robots? —se preguntó molesto.

Llegó hasta la recepción, luego de haber solicitado una reunión, y pronto una jovencita rubia llegó hasta él.

—Hola, mi nombre es Karen, tú debes ser Clark ¿Verdad?

—Sí.

—Ven conmigo.

Ambos fueron hasta una oficina, y ella le ofreció amablemente que tomara asiento, mientras buscaba su formulario.

—De acuerdo Clark, tú en el formulario pusiste que perteneces a la serie de robots sexuales masculinos conocidos como ManBot.

—Así es.

—Clark, sé que fuiste creado con esa idea, pero lo cierto, es que los robots inteligentes no existen. Lo que tú realmente eres, es un cyborg o un androide.

—Am ¿Qué?

—Fuiste creado con tejido sintético, lo que probablemente te convierta en un androide. Lo que pasa, es que las industrias siguen insistiendo en que son robots con un sistema autónomo. Lo que no es cierto. Si tú fueras un verdadero robot, no estaríamos teniendo ésta conversación.

—A ver, déjeme entender. En realidad soy un androide, no soy un robot ¿Y fui vendido como juguete sexual? ¿En serio?

—Sí, es la triste realidad que muchos de nosotros presentamos cuando llegamos aquí.

—¿Y no puedo demandarlos?

—Por supuesto que sí, así también como denunciar a tu compradora.

—¿Obtendría algún beneficio si lo hiciera?

-o-o-o-o-

Miró la hora en su celular, y se mordió la uña de uno de sus dedos, la única que quedaba sin cortar. Estaba histérica, había vuelto de clases, y no había encontrado a Clark en la casa, y eso era extraño. Él jamás salía sólo.

Eran casi las diez de la noche, y Lola no sabía dónde podría salir a buscarlo.

Y allí estaba el maldito descarado, entrando a su casa con completa tranquilidad, como si todo estuviera bien.

—¡¿Dónde diablos estabas?! ¡¿Por qué no me dejaste una maldita nota?!

—Fui a la filial del refugio de Noah Cocks que hay en ésta ciudad —pronunció despreocupado—. Quería que me asesoraran.

—¿Qué te asesoraran? ¿De que hablas?

—Bueno, pues parece soy un androide, y tú has cometido un delito al comprarme y mantenerme aquí encerrado, privándome de mi libertad. ¿Tienes idea de cuál es la pena? Va desde tres años de prisión, a pagar más de quinientos mil dólares.

—¿Q-Qué? —preguntó aturdida—. Y-Yo...

—No voy a denunciarte, Lola, pero a cambio, tendrás que hacer algo.

—Yo no sabía que eres un androide, e-ellos... Te vendieron como robot.

—Son excusas.

—Es la verdad y tú lo sabes.

—Lola, si tú te acuestas conmigo, no te denunciaré.

—¡¿Cómo te atreves a intentar chantajearme?! Sabes qué ¿Quieres denunciarme? ¡Hazlo! Me importa una mierda. Yo no voy a-

La interrumpió con un beso, tomándola del rostro al ver que ella se hacía para atrás, robándole el aliento.

—¿En serio prefieres que te denuncie?

—¡Yo-!

Volvió a besarla con la misma intensidad, al ver que ella seguiría gritando, y ésta vez, la morena correspondió a su beso, apoyando tímidamente sus manos sobre los hombros de él.

—Lola, aún no sé qué diablos quiero, ni porqué te quiero a ti —pronunció ronco—. Me dijeron que soy un maldito androide, pero yo fui programado para complacerte a ti. ¿Cuándo diablos vas a entender que necesito follarte? Maldita sea, ya no sé que hacer para que te acuestes conmigo. Es lo más bajo que se me ocurrió para que me aceptes, pero créeme... Jamás haría algo tan estúpido.

...

Mi novio es un botDonde viven las historias. Descúbrelo ahora