¿Adam?

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Qué complicada era la vida de un oficinista como él, aunque a lo único que le encontraba diversión, era poder espiar que hacían los demás.

—Adam, el muchacho que pediste que viniera, ya está aquí.

—Hazlo pasar Carol —pronunció girando en su asiento.

Tener al poder tanta tecnología, era como darle su juguete favorito a un niño.

—Hola.

—Hola, toma asiento —le dijo señalando una silla—. Mi nombre es Adam, y soy el encargado de solucionar problemas que, pendejos como tú, le causan a mi filial.

—¿Pendejos como yo? ¿Qué? —preguntó confundido Clark.

El moreno rodó los ojos y apuntó hacia la pared que estaba enfrente de ellos.

—A las veintidós y quince, te apareciste en el estacionamiento del edificio Mason Tower.

Clark observó aturdido las imágenes, donde él aparecía.

—Dime corazón ¿Por qué putas fuiste con un fierro, a golpear al hijo de un senador?

—Dime algo tú, Adam ¿Tienes mujer o hija?

—Ambas cosas.

—¿Qué hubieras hecho si un grupo de hijos de putas las violaban?

—Los asesiné a todos —pronunció con calma.

Clark lo miró desconcertado, él había dicho los asesiné a todos, no los asesinaría.

—Así es, chiquillo, mi mujer fue brutalmente violada por un hijo de puta, ella casi muere. Pero, la diferencia entre tú y yo, es que yo puedo hacer esto.

Terminó de decir aquello, y cambió su imagen completamente, siendo una copia exacta a Clark.

—Diablos —jadeó el castaño de la impresión, haciéndose hacia atrás.

—¿Te das cuenta? ¿Quién sospecharía de mí? —sonrió antes de volver a su imagen—. Entonces Clark, recapitulando tu estupidez, golpeaste y dejaste con varias costillas rotas, y las dos piernas destrozadas, al hijo de un senador ¿Cómo solucionaremos esto?

—Creí que había saboteado todas las cámaras.

—Sí, del edificio, pero fuera del mismo, y en los pilares, hay más cámaras.

—Yo sólo... Quería hacerles pagar lo que le hicieron a Lola.

El moreno suspiró, y se recostó hacia atrás en el asiento, mirando al techo.

—¿Cuántos años tiene ella?

—Veinte, la violaron en grupo cuando tenía dieciséis.

—¿Le contaste lo que hiciste?

—No, ella no me lo perdonaría.

—Okay, te ayudaré, pero no creas que te saldrá barato.

—No tengo dinero.

—¿Quién quiere dinero? ¿Crees que con mis habilidades necesitaría dinero? Obviamente no.

—¿Entonces qué?

-o-o-o-o-

—Entonces ¿Para qué te llamaron? —preguntó curiosa Lola.

Ambos estaban de picnic, en el jardín de su casa, comiendo unos sándwiches, y tomando refresco de fresa, como a Lola le gustaba.

Gusto que Clark no compartía con ella, ya que le parecía muy dulce aquella bebida.

—A partir del lunes, comienzo a trabajar en la filial de Noah Cocks.

—Wou ¿En serio?

—Sí.

—¿Y qué harás?

—Básicamente, ser el esclavo de un idiota, por culpa de mi estupidez.

—¿Qué? —preguntó confundida Lola.

—Nada, olvídalo. Eso sí, necesito un traje también.

—¡¿En serio?! —exclamó con una gran sonrisa—. ¡Ésta misma tarde vamos a comprar! No uno, muchos. Ya quiero verte con todos ellos.

Clark sonrió, y negó con la cabeza. Sí era comprar, Lola iba feliz a dónde sea.

...

Mi novio es un botOnde as histórias ganham vida. Descobre agora