Paseo

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Tomó la escopeta, y apuntó hacia el blanco, pero a propósito le erró, fingiendo frustración.

—Que asco soy.

—Oh, vamos Clark ¡Quiero ese dinosaurio! —le dijo Lola, comiendo unos dulces.

—Pero es el tercer disparo que fallo, no soy bueno en esto.

—A ver, déjame a mi —sonrió agarrando un gusanito de goma, llevándoselo a la boca.

Se aclaró la garganta, y se acomodó para disparar. Miró el blanco, y cerró uno de ojos, respirando profundo antes de disparar. Le dio al primer blanco, al segundo y al tercero, antes de que comenzarán a moverse, haciendo más difícil para darle.

Pero la morena estaba tan concentrada, que ni importancia le tomó, continuando disparando, hasta darle a todos, y que sonara una melodía.

Se giró, miró a Clark, y le guiñó un ojo, sonriendo divertida.

El dueño del puesto le preguntó que quería como premio, y ella eligió el peluche con forma de tiranosaurio Rex.

—¡Míralo! ¡Me encanta! —chilló abrazándolo, era casi la mitad de ella.

—Felicidades, ahora sé quién me defenderá en una balacera.

—Ay por favor, ni que fuera tan difícil disparar —pronunció con obviedad, comenzando a caminar juntos a él, por aquel parque de diversiones.

—Sí lo es, dudo que cualquier persona común, sepa cómo usar un arma, y más aún, disparar con tanta precisión.

—Bueno, algunos nacemos con habilidades.

—Demasiadas buenas.

—Okay Clark —suspiró—. ¿Quieres saber la verdad?

—Sí, me gustaría.

—Papá es un ex senador, que luego se dedicó a la industria de la comunicación.

—¿Y tanto misterio por eso?

—Bueno, los políticos no tienen buena reputación.

—Creo que es mejor que un narcotraficante.

—Y si... ¿Te digo que también estuvo involucrado en eso? —murmuró.

—¿Hablas en serio?

—Yo diría que es mejor que olvides todo esto.

-o-o-o-o-

Habían pasado una buena semana en las Vegas, recorriendo los casinos, las calles principales... Gastando dinero, vaya que a esa chica le gustaba comprar cosas. Habían ido con dos maletas, y se volvían con cinco.

—Harold ¿Necesitas ayuda?

—Descuide señorita Lola, en unos minutos tendrá todas las maletas arriba.

—¡Gracias! —sonrió dirigiéndose al ascensor.

—¿En serio no quieres ayuda? —insistió Clark.

—No se preocupe, no es la primera vez que la señorita vuelve de un viaje con tanto equipaje —sonrió.

—Okay, en ese caso iré arriba con ella.

El castaño la siguió hacia al ascensor, donde ella ya lo estaba esperando.

—Ou, ya quiero ver a Fabri, Tiffy y Hyde.

—¿Confías en esa cuidadora?

—Por supuesto, no es la primera vez que los dejo al cuidado de ellos.

Entraron al departamento, y fueron recibidos por la perrita, que corrió a su encuentro.

—Hola preciosa, mamá te extrañó mucho —sonrió recibiendo sus besos.

Clark la miró con desagrado, y fue hasta la sala, echándose en el sofá.

—¿Qué onda, gato? —le dijo al felino, que ni se inmutó al escucharlos llegar, continuando en su misma posición sobre el sillón.

Y volvían a su rutina, a su casa... Su casa, pensó.

¿Realmente aquella podía considerar cómo su casa? ¿Estaba bien que siguiera viviendo allí?

...

Mi novio es un botWhere stories live. Discover now