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Los cálidos rayos solares que pasaban a través de las altas ramas de los árboles que lo rodeaban, iluminaban su piel dándole una sensación de paz indescriptible, abrió los ojos con pereza y parpadeó un par de veces para acostumbrarse al cambio de luz.

Lo primero que notó fue el metálico sabor en su boca, era sangre, miró sus manos notando que también estaban manchadas de rojo al igual que su boca, cuello y parte del pecho. Su lengua se paseo por los colmillos sobresalientes y filosos degustando el sabor con gusto, sonrió complacido y miró alrededor buscando el cadáver o los restos.

Ahí está— murmuró con alivio.

Se levantó del suelo, donde había estado acostado sin saber cuanto tiempo rodeado por hojas secas y algunas flores silvestres, caminó hacia el cuerpo de un venado adulto y lo examinó con cuidado. No estaba orgulloso de lo que había hecho pero eso era mejor a lastimar otra persona u hombre lobo, controlar sus instintos era tan difícil, principalmente cuando había Luna llena.

Las aves que habían estado ocultas en las copas de los árboles se elevaron huyendo al cielo y dejando en silencio al bosque, sus sentidos se pusieron en alerta al sentir más presencias cerca de él, olfateó el aire con los ojos cerrados concentrándose en las esencias desconocidas. Frunció el ceño mientras continuaba detectando lo que podrían ser enemigos.

Siete... No, diez susurró seguro.

Abrió los ojos y miró en la dirección contraria a la que estaba su pueblo. Había olido a diez personas, no, eran lobos o mejor dicho hombres lobo. No los reconocía, no pertenecían a la manada y mucho menos habían estado con él durante la noche en la cacería. Maldijo internamente al darse cuenta de que podría estar en riesgo, sus ojos ámbar brillaron con duda y algo de temor, a penas era un beta no podía enfrentarse a tantos alfas juntos.

Pasó saliva nervioso y miró en dirección a su pueblo, podría transformarse y correr pero lo atraparían fácilmente, además delataría la posición exacta de su hogar colocando en riesgo a muchos. Suspiró intentando calmarse pero cuando volvió a girar, era tarde. Frente a él, a penas a cinco metros, estaban unos ojos rojos mirandolo fijamente y un fuerte olor a limón lograba nublar sus sentidos.

Desvió la mirada de ese atrayente chico y vio a más llegando tras él, dos pares de ojos verdes lo veían con curiosidad y los olores dulces parecían inundar el lugar pero aún no eran tan fuertes para opacar el limón, detrás aparecieron tres pares de ojos ámbar como los suyos y tres rojos como el primer alfa que apareció. Su vista se pego a dos ojos púrpura que brillaban desde la oscuridad ocultando su rostro gracias a la sombra de los árboles, era extraño encontrar un delta.

Escuchó un gruñido llamando por completo su atención, despegó la mirada del único púrpura para volverla a enfocar en aquel chico que no había dejado de verlo, ese olor a limón lo estaba volviendo loco pero siempre se mantenía cuerdo y pensando con la cabeza fría. No permitiría que sus instintos lo dominarán tan fácilmente, no era débil o inútil, como creía su padre.

Enseñó sus dientes en forma de advertencia obteniendo sonrisas burlonas por parte de los alfas, odiaba ser solo un beta y no poder infringir miedo con solo su olor, dejó de ver al chico y se concentró en verlos de manera general, no podía permitirse ser atacado por sorpresa. Tal vez se concentró demasiado o el olor a limón lo mantenía aún distraído pero se vio sorprendido al escuchar una voz familiar.

¿Quienes son y qué hacen en nuestro territorio?

La poderosa voz junto al olor del sándalo fue suficiente para hacerlo sentir tranquilo y a salvo, desde el árbol detrás de él saltó una sombra cayendo delante suyo, respiró aliviado escondiendo sus colmillos al ver la ancha espalda de su hermano mayor, un alfa hecho y derecho. El que parecía ser el líder de ese pequeño grupo dio unos pasos al frente y alzó el mentón orgulloso.

Somos nómadas, solo estamos de paso— habló con rudeza.

Sus ojos volvieron a desviarse al sentir olores conocidos rodeandolo, desde las altas copas, detrás de los arbustos y árboles salieron sus compañeros, los mismos con los que había salido a cazar pero que en algún momento se habían separado siguiendo sus instintos. Un olor dulce inundó sus fosas nasales, volteó para encontrar a su hermano menor aún escondido tras un grueso tronco de roble.

El olor a dulce de durazno se vio superado por el limón, su cuerpo reaccionó dándose vuelta para ver a su hermano mayor que estaba hablando cómodamente con el alfa líder, su padre estaba fuera del pueblo así que obviamente él estaría a cargo mientras volvía el jefe. Los ojos rojos atraparon sus ojos ámbar con facilidad.

¡¿Estás bien?!— un grito casi desesperado.

Volteó al escuchar una voz familiar, su mejor amigo y un beta igual que él, corría en su dirección sosteniendo ropa en sus brazos y luciendo preocupado. Cuando estuvo frente suyo dejando caer la ropa a sus pies y examinando su cuerpo para asegurarse de que no estuviera herido, se dio cuenta de algo interesante ¡Estaba desnudo!

Rápidamente recogió la ropa y se la colocó sintiéndose avergonzado, eso explicaba las miradas burlonas de los desconocidos y la vista fija de aquel lindo chico, su mejor amigo esperó hasta que estuvo completamente vestido y lo abrazó protectoramente enseñándole sus colmillos al chico que seguía mirandolo. Comenzaba a sentirse extraño con la mirada fija del alfa desconocido y con un delicioso olor a limón.

¿Cómo puedes dejar que te vean así?refunfuño su amigo.

Lo había olvidado...se excusó en voz baja.

Y era verdad. Había olvidado que antes de transformarse se había desnudado para no romper su ropa, según el plan volvería al claro donde estuvieron todos de acuerdo para comenzar la cacería y se podría vestir nuevamente como los demás. Miró hacia atrás notando la mueca de tristeza de su hermano menor pero decidió no darle importancia, no cuando el olor a limón se estaba alejando ¿Qué había pasado?

🐺 Alfa 🐺 Namkook - Kooknam [Bts] Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz