Capítulo 10

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Una vez que Adrien y Nathaniel llegaron a su destino, se sentaron en una mesa del rincón, Adrien sacó su cuaderno y se lo dejó a un lado a su compañero, quien lo abrió nervioso buscando la fecha del día anterior. Sacó una pluma y enseguida comenzó a copiar sintiendo la mirada del contrario en él.

—Te gusta dibujar ¿cierto? —inquirió el rubio apoyando su cara en una de sus manos sin apartar la mirada.

—Sí.

—¿Tienes alguna técnica favorita? Sé que es difícil trabajar en óleo así que algunos optan por el acrílico. ¿Tú cual empleas? ¿O prefieres los colores pastel?

—¿Por qué? —Nathaniel dejó la pluma en la mesa y se giró sobre su asiento para mirar de frente al modelo.

—¿De qué hablas?

—¿Por qué de repente quieres saber de mí? Siempre he sido invisible para casi todos, en especial para ti —pronunció el pelirrojo con el ceño fruncido—. Y ahora de la nada me empiezas a hablar y quieres que trabajemos juntos.

—Porque... Me intrigas

«Recuerdas a alguien» era la verdadera respuesta que pensaba el rubio.

Nathaniel enarcó una ceja sin dejar de mirarlo, recorrió el rostro de Adrien en busca de algún indicio de burla, pero solo logró perderse en esos ojos esmeralda que le provocaba una emoción que no podía identificar.

—¿Pasa algo? —cuestionó el rubio al notar que la mente de su compañero no se encontraba en la realidad.

—No, nada. —Nathaniel desvió la mirada y regresó su vista a su cuaderno que apenas tenía escrito la mitad de una página.

El celular de Adrien vibró, lo sacó de su bolsillo e hizo una mueca al leer el mensaje que le había llegado. Escribió su respuesta y lo volvió a guardar.

—Faltan cinco minutos para la siguiente clase, puedes tomarle fotos y terminarlo en tu casa —sugirió el de cabellera rubia.

Nathaniel asintió torpemente y sacó su celular para tomar las fotos, guardó sus cosas y le entregó el cuaderno a su dueño.

Ambos jóvenes salieron del lugar y se dirigieron a su siguiente clase, el resto del día transcurrió normal a excepción de cierta conversación.

—¿Mi número? —repitió el pelirrojo un tanto sorprendido.

—Sí, para el grupo de WhatsApp. Será más fácil discutir las especificaciones de la exposición —mencionó el rubio con una sonrisa ladina.

—Está bien —accedió el de ojos turquesa.

Intercambiaron números y salieron del instituto, se despidieron para después irse cada quien por su lado.

Con la mirada hacia el suelo mientras caminaba, Nathaniel se encontraba atormentado. Empezando por los nuevos detalles del escándalo que lo involucraba y ahora el repentino interés de Adrien en él.

—Seguramente se le pasará mañana... —Se dijo no muy convencido mientras sacaba las llaves de su bolsillo.

—¿Ya comiste? —Una voz masculina lo sorprendió en cuanto entró al recibidor, por un instante rogó haberse equivocado al reconocer aquella voz, pero para su mala suerte, estaba en lo correcto.

—¿Papá? ¿Qué haces aquí? —cuestionó el menor analizando cada facción del hombre que tenía enfrente.

—También es mi casa después de todo. —dijo acercándose a Nathaniel que no dejaba de mirarlo—. Vamos, cambia esa cara, hijo.

—No, te desapareces cuatro meses sin llamar, escribir ni dar señales de vida. ¿En serio creíste que correría emocionado para darte un abrazo? Ni de coño, ya no tengo seis años —Nathaniel tenía el ceño fruncido y un nudo en la garganta, tenía tantas cosas que decirle, pero las palabras simplemente no salían de su boca.

—Sé que debí contactarte... Pero es tan complicado estando allá. La señal es tan pésima y...

—Detente —pidió el menor hastiado—. No quiero tus excusas, ¿por qué no simplemente admites que no quieres ver al hijo que te recuerda tu más grande desgracia en la vida?

—Hijo, por favor... —imploró el hombre con una mirada triste.

—¡No me hables así! Hace mucho que dejé de importarte, no tienes que fingir —Caminó por el recibidor evitando al mayor—. No sabrás que estoy aquí, espero lo mismo de ti. O mejor, regresa a tu trabajo esta misma noche —dijo con desprecio sin mirarlo.

Al entrar a su cuarto azotó la puerta y botó su mochila para después dejarse caer en la cama boca abajo.

—Nath ¿qué ha pasado? —cuestionó el pequeño kwami saliendo de la mochila.

—Oh perdóname Trixx, no fue mi intención —dijo apenado al ver como el pequeño zorro se sobaba su cabeza.

—No es nada... Dime ¿qué ocurre entre tu padre y tú? Ahora que lo pienso parecía que vives solo, ¿qué hay de tu madre? —Trixx miró a su portador curioso.

—Haces muchas preguntas.

—¡Perdón! —Se disculpó inmediatamente el zorrito—. No tienes que responder, Nath. Pero si quieres que alguien te escuche puedes contar conmigo.

—Mi madre se fue hace años y mi padre evita estar en casa y conmigo en realidad porque recordarla le duele. Es mi única familia aquí en Francia, pero no hay un lazo como tal, hace mucho que no. —Nathaniel miró a la nada divagando en sus pensamientos, normalmente evitaba pensar en su familia, pero con su padre en casa era más complicado.

—Trixx, vamos a dar un paseo. No quiero estar aquí.

Nathaniel disfrutaba mucho cuando se transformaba en Firefox, con la máscara cubriendo su identidad era libre de hacer lo que mayor temor le causaba siendo civil: detener a los delincuentes, enfrentar sus miedos e incluso coquetear con chicas guapas. Una vida que le daba tantas cosas.

Aún recordaba con mucha emoción cuando encontró el miraculous en su habitación, había llegado agotado después de confrontar a una mujer en el metro que agredía verbal y físicamente a un hombre mayor por el simple hecho de ser asiático. Sabía que lo correcto fue socorrerlo al ver que nadie lo hacía, pero los golpes con el bastón de la mujer no fueron muy leves que digamos.

Al principio no se creía capaz de poder combatir al lado de Ladybug y Chat Noir, pero Trixx le brindó el apoyo que tanto necesitaba, después de tanto alguien confiaba en él y en lo lejos que podía llegar.

Firefox descendió de un edificio de tres pisos para caminar al parque, mientras buscaba un lugar donde relajarse logró divisar una cabellera rubia cerca de la fuente. Con una sonrisa de lado empezó a caminar hacia la silueta que empezaba a reconocer con cada paso que daba.

Acosador #PGP2019Where stories live. Discover now