Capítulo 24

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Chat sentía como poco a poco su mente se ponía en blanco, le seguía el beso a Nathaniel, pero ambos luchaban por tener el control. El beso que inició con inocencia se volvió más alocado, el pelirrojo rodeo el cuello del otro con sus brazos mientras Chat lo tomaba de la cintura acercándolo más a su cuerpo.

Se separaron con sus corazones latiendo velozmente, esta vez el rubio fue quien besó al menor, la cordura los abandonaba otra vez y en consecuencia sólo deseaban continuar probando los labios del contrario.

El héroe de ojos esmeralda coló su mano enguantada debajo de la camiseta del menor provocándole un escalofrío.

El sonido estruendoso de cosas cayéndose hizo que ambos jóvenes se apartaran sobresaltados.

Nathaniel se puso de pie y salió de la habitación con Chat Noir siguiéndole de cerca, se dirigieron al baño al final del pasillo y al abrir la puerta comprobaron que el escándalo provino de ahí. En el suelo estaban tirados varios artículos de higiene personal.

Kurtzberg se apresuró a recoger las cosas mientras Chat guardaba su bastón, miró la repisa en la cual suponía estaban anteriormente las cosas y se cuestionó cómo pudieron haberse caído. Al no poder contestar su propia pregunta se agachó para ayudar al menor.

—¿Algo estaba mal puesto? —Se atrevió a preguntar el rubio guardando una pasta dental que se había salido de su empaque.

—Eso creo... —respondió Nathaniel distraído. No quería mirar a la cara al chico gato pues se sentía apenado y aún le costaba asimilar lo que hace unos minutos estaban haciendo.

Sin añadir nada más regresaron los artículos a su lugar, hubo un momento en que sus manos se rozaron y aunque el traje negro del mayor impedía que sus pieles se tocaran volvieron a sentir algo especial que resultó en sus mejillas ruborizadas.

—Mm... Gracias por... La ayuda —murmuró Nathaniel sin tener el valor de dirigirle la mirada.

—No fue nada —aseguró Chat Noir con una sonrisa nerviosa.

El nerviosismo de ambos se podía percibir en el ambiente. El rubio quería decir algo respecto a los besos, pero las palabras no atravesaban la barrera de sus labios.

—Debo irme, que pases linda noche —atinó a decir el héroe felino antes de correr apresurado a la habitación y salir por la ventana.

Nathaniel por un momento se preguntó porque no había usado la puerta, luego pensó que sería extraño que el héroe de París sea visto saliendo de su casa.

—Igual de raro que por la ventana, en realidad... —pensó en voz alta.

Regresó a su habitación y abrió los ojos como platos al ver el desastre que había armado.

—¡Maldita sea! Me cago...

—Eh para ya, que sí no vendrá un akuma por ti y eso sería muy malo —puntualizó Trixx apareciendo en su campo de visión.

—Oye... ¿Tú tiraste las cosas en el baño?

—¿Tienes pruebas?

—Carajo Trixx.

—Las cosas se salían de control y te recuerdo que para Chat, Firefox y Nathaniel son dos personas distintas —El pequeño kwami se cruzó de brazos y le dirigió una mirada severa a su portador.

—Mierda... Es cierto.

Kurtzberg dejó escapar un suspiro y se dispuso a recoger los restos de dibujos que estaban desparramados en el suelo. Mientras tanto Trixx le ayudaba llevando una bolsa de plástico donde echaban todo.

—¿Y qué pasó con eso de que no te van los hombres? —preguntó Trixx con algo de burla.

—Agh... No lo sé. Creí que lo de esta tarde fue porque Chat era mujer... Era Kitty, tan diferente de otras chicas —empezó a hablar Nathaniel con la mirada perdida en un punto de la pared—. Era graciosa y bastante audaz, enfrentó a Pinkieve cuerpo a cuerpo sin temor alguno.

—Te das cuenta que seguía siendo Chat Noir ¿no? Solo cambió en apariencia.

—Lo sé...

—Y entonces si te gustó besar a Kitty... También a Chat ¿o me equivoco? —interrogó Trixx con una sonrisa pícara. Nathaniel enrojeció y se limitó a negar con la cabeza—. Oh qué divertido eres, Nath.

—Cállate Trixx —musitó entre dientes el pelirrojo retomando su tarea de limpiar.

Chat ingresó a la mansión Agreste por la ventana de su habitación, volvió a su apariencia de civil y cerró la ventana frustrado.

Ya que su rostro seguía ardiendo decidió acudir al baño para lavarse la cara, quizás el agua fría logre calmarlo.

Apoyando sus manos en el lavabo Adrien tomó aire e hizo el intento de ordenar sus ideas, fracaso total.

—¿Todo bien, chico? —preguntó Plagg volando con un trozo de queso entre sus manitas.

—No, Plagg... Es tan confuso todo.

—¿Hablas de tus aventuras con chicos de cabellera extravagante? —cuestionó para después tragarse el trozo entero.

—Que inteligente eres Plagg... —musitó el rubio saliendo del baño.

—No te burles que soy muy sensible —protestó el pequeño kwami haciendo un puchero. Se encogió de hombros y siguió a su portador hasta que se tumbó en el blanco sillón frente al ventanal.

—Estaba seguro de lo que siento por Nathaniel... Pero lo que pasó hoy con Firefox fue tan... Alucinante —explicó Adrien con la mirada hacia el techo—. ¿Es posible querer a dos personas al mismo tiempo?

La pregunta sorprendió a Plagg, el gatito se dejó caer en la mesa y sin mirar a su portador respondió:

—Sí, es posible. Pero al final llegas a querer más a una, eso no se puede evitar.

—¿Y cómo sabes a quién quieres más?

—Pues... Eso solo lo sabes, no tienes que buscar la respuesta —Plagg se dejó caer de espalda en la mesa, ahora su mente era un caos.

—Entonces, ¿qué puedo hacer?

—Conocerlos más. Y poco a poco te darás cuenta de quién es el indicado —afirmó el kwami cerrando sus ojos mientras se hacía bolita.

Adrien se giró quedando sobre su costado y miró al pequeño ser negro que parecía caer en un sueño profundo.

—Eso haré —murmuró para sí mismo.

Se levantó del sillón y tomó al kwami entre sus manos para llevarlo a la almohada donde descansaba habitualmente.


El sonido agudo de la alarma irrumpió en la habitación haciendo brincar al pobre Plagg que se deslizó en la almohada donde dormía.

—Que molesto... Espera ¿Adrien? —Llamó a su portador al ver que no se hallaba acostado en la cama.

—Buenos días Plagg —saludó amable el modelo tomando su celular para apagar la alarma.

—¿Qué hacías despierto antes de que esa cosa infernal sonara? —inquirió el pequeño gato volando hacia el lugar secreto donde se encontraba su aperitivo favorito.

—Son los nervios... Ya no podía dormir.

—Nervios, ¿por qué?

Adrien vio cómo su kwami engullía una gran porción de camembert, le extrañaba que un ser tan diminuto pudiera consumir tanto alimento. Tomó la toalla que envolvía su cuello e intentó secar su cabello mojado. Dejó la toalla húmeda en una silla y tomó su mochila indicándole a Plagg que era momento de esconderse.

—Invitaré a salir a Nathaniel —informó antes de cerrar a medias su mochila y disponerse a bajar para desayunar.

«Será un buen día», se dijo el modelo para mitigar la inseguridad antes de que dominará su mente por completo.

Acosador #PGP2019Where stories live. Discover now