Prólogo

11.5K 329 25
                                    

Las luces de las farolas es lo único que me permite ver por donde voy. No me puedo creer que se me haya pasado la hora. Son las 12 y cuarto de la noche y mis padres iban a venir a buscarme a las 9, pero se me fue la hora. Pasé la tarde con mis amigos dando un paseo por ahí, no se cómo no me pude dar cuenta de lo tarde que era y no pude avisar a mis padres de que no estábamos cerca del lugar donde me iban a recoger. Así que ahora me toca ir andando a casa. Alba, eres idiota.

La verdad es que me da bastante miedo ir sola por la calle a estas horas, sobre todo por aquí, que no hay mucha gente. Me puede pasar cualquier cosa... Saco los auriculares del bolsillo del pantalón y los enchufo al móvil. Quizás escuchando música me distraigo y el miedo se va un poco. Pongo la lista de reproducción de mis canciones favoritas y me calmo urn poco al escuchar la música. Camino cantando la letra de las canciones en bajo, y cuando me doy cuenta, solo estoy a unos pocos minutos de mi casa. Cruzo una esquina, y de nuevo, una calle vacía. De repente noto como alguien me agarra del hombro y me empuja contra la pared. Mi corazón se para durante unos segundos y luego vuelve a latir, pero a una velocidad que no normal. Cierro los ojos con fuerza, como si eso fuese a hacer que todo esto desaparezca. Dejo de sentir mi auricular izquierdo en la oreja y justo seguido el derecho.No quiero escuchar lo que dice, no quiero. Solo quiero huir, gritar, pedir ayuda, pero no puedo. Noto como una lágrima baja por mi mejilla, y no puedo evitar frenar las otras.

-El dinero.

La voz que pronunció esas palabras no era lo que me imaginaba. Pensaba que sería un hombre adulto, con voz grave y apurada, pero es la voz de una chica, una chica joven. Eso explica su olor. Huele genial, pero es un olor que me parecía de chica. Por alguna razón abro los ojos y lo primero que veo son otros ojos mirándome. Son marrones, son comunes pero hermosos, que expresan muchas cosas diferentes: cansancio, tristeza, dureza... Pero también miedo. Me esperaba unos ojos fríos sin expresión alguna, pero estos ojos son los más bonitos que he visto en mi vida y ahora no puedo dejar de mirarlos. Me llevo la mano a la chaqueta, buscando mi cartera, pero no la encuentro en ninguno de los dos bolsillos, así que me pongo más nerviosa todavía porque no le voy a poder dar lo que quiere y eso puede provocar cosas muy malas. De repente, la mano de la chica se mete dentro del bolsillo de mis pantalones y eso hace que me tense. Saca algo de ahí, que no es mi móvil, es la cartera. Miro hacia arriba de nuevo y me fijo mejor en su rostro. Es preciosa. Las luces no alumbran mucho, pero parece que tiene ojeras y está bastante pálida. La mano que tenía en mi hombro la aparta y abre mi cartera. Debería huir ahora que puedo, pero mi cuerpo no reacciona, sigo ahí de pie, observando a la chica sacar el dinero de mi cartera Mientras lo hace, sus ojos vuelven a mirarme un segundo, como para comprobar cómo estoy, y luego sigue con mi cartera. Su boca forma una pequeña sonrisa, lo que me confunde un poco.

-No voy a hacerte daño.-dice bastante calmada.

Esas palabras me ayudan a tranquilizarme, pero aún siento mi corazón latir a una velocidad increible y mi cuerpo temblar como si fuese un flan. De repente la chica deja de mirar mi cartera y sacar dinero de ella, y lleva una de sus manos hacia la mía. La agarra y su tacto me calma, pero a la vez me pone nerviosa. Su mano está fría, pero no me aparto. Dejo que juegue con mis dedos. Levanta la cabeza, y ahí están sus ojos, que vuelven a atraparme.

Siento hacer esto.-dice.

Me suelta la mano, y me doy cuenta de que ya no tiemblo. lo hizo para que dejase de temblar. En pocos segundos, la chica acaba de vaciar mi cartera y la mete de nuevo en mi bolsillo. Me mira una última vez y luego se va corriendo en la dirección por la que yo venia dejandome me ahi, sin poder pensar en otra cosa que no sea sus intensos ojos.

Wanted || AlbaliaWhere stories live. Discover now