Capitulo 1

6.6K 269 20
                                    

A veces siento como si todo fuese culpa mía. Creo que en realidad fue culpa mía. Obviamente robar es mi culpa, pero lo hago por mi familia. Estamos mal, bueno, fatal. Somos tres hermanos y el único dinero que llega a casa es el sueldo de camarera de mi madre. Y el mio cuando robo y cuido niños. Antes todo era perfecto, eramos felices y no nos faltaba nada, pero ahora es un milagro si tenemos para comer todos durante una semana entera. Además tuvimos que cambiarnos de colegio, porque al que íbamos era demasiado caro para pagarlo. Ahora mi hermana pequeña irá a un colegio de primaria normal y corriente y mi hermano mas mayor después de mi y yo iremos a un instituto público. Se me hará difícil no ver a mis amigos todos los días. Los amigos que tenía en mi otro instituto llevaban siendo mis amigos desde pequeños y lo sabían todo sobre mi.

Tengo miedo de que alguien de este instituto sepa lo que pasa con mi familia, tengo miedo de que se enteren de que soy una ladrona, pero a lo que tengo mas miedo es a que haya atracado a alguien del instituto. Cuando mis padres nos dijeron que cambiaríamos de instituto me negaba por esa razón, pero era ridículo, no había otra elección y no podía decirle a mis padres que robo.

Exacto, mis padres no saben que robo. Nadie lo sabe, solo mi mejor amiga Marta. Piensan que ese dinero lo traigo después de cuidar niños como hago otras veces. Si alguna vez se llegan a enterar... No se lo que seria de mi . Se que me castigarían, pero no es eso lo que mas me importa, sino haber decepcionado a mis padres y mis hermanos.

Pero mis robos no son como otros. Atraco a gente de mi edad, gente que se que van a tener tanto miedo que no harán nada por detenerme o pedir ayuda. No llevo armas, no quiero hacer daño a nadie. Solo quiero el dinero para poder comer, ¿qué necesidad tengo de hacerles daño? En cuanto cojo el dinero, me voy. No tengo ni idea de cuantas veces lo he hecho o de cuanto dinero he robado. He perdido la cuenta de ambas cosas.

Tampoco miro a esas personas a los ojos. O eso es lo que solía hacer. La ultima vez que atraqué a alguien, no pude evitar mirarla. Y cuando la vi temblar, la tranquilicé. No se que me pasó, pero esa chica hizo que una parte de mi que no veía desde hace mucho volviese a salir. No me quito su rostro con expresión asustada de la cabeza. Todos los días desde que la atraqué, es decir, un mes, ella está en mi mente.

-¡Natalia, vamos!¡llegaremos tarde al primer día de clase!-Me apura mi hermano Santi desde el piso de abajo.

Compruebo que no me falta nada antes de salir de mi habitación: llaves, cartera con el poco dinero que tengo, mi destrozado móvil, los libros... creo que está todo. Me llevo la mochila al hombro y bajo las escaleras corriendo. Me despido de mis padres y mi hermana pequeña que está en la cocina desayunando y salgo con mi hermano Santi de la casa. Nos toca ir andando, ya que mi madre llevará a Elena al colegio en coche una hora mas tarde de la que va a trabajar. Mi padre, como siempre, se quedará en casa haciendo Dios sabe qué. Supongo que lo que hace es estar tirado en el sofá mientras ve la tele o lee el periódico.

-¿Estás nerviosa por el primer día?.-me pregunta Santi

-No.-respondo, obviamente mintiendo pero parece que el no lo nota.-¿Tú?

-Un poco.-contesta encogiendo los hombros.- ser el nuevo no va a ser fácil.

-Tu lo tienes fácil, eres guapo y simpático.-digo.

-¡Y tu! Eres muy guapa...-dice dejando la frase a medias.

-Pero...-empiezo para que continúe la frase. se lo que va a decir.

-Pero eres tímida.-completa.

-No soy tímida, soy introvertida.-le corrijo.- No me cuesta hablar con la gente, pero no me gusta que me conozcan de verdad.

-Antes no eras así.-dice

-Lo sé.

Como dije antes, todo cambió cuando lo de mi familia pasó. Incluso yo. Me da miedo que la gente me conozca. En realidad no se si es miedo o simplemente que no quiero. Puede que una mezcla de ambas cosas.

Antes de que me pueda dar cuenta, un par de chicos con mochilas al hombro pasan corriendo delante nuestro, haciendo que Santi y yo frenemos para no chocarnos con ellos. Levanto la cabeza y veo un edificio de tres pisos y alargado delante nuestro: nuestro nuevo instituto. Un camino del mismo material que está hecha la acera llega desde donde estamos hasta la puerta principal. A ambos lados del camino hay un césped con varios arboles a los que la gente se acerca para protegerse del sol. Es bastante bonito, quizás no esté tan mal.

El problema es la gente, parece que todos tienen su grupito de amigos. Santi y yo caminamos en dirección a la entrada, bajo las miradas de muchos estudiantes curiosos. Algunos nos miran con asco, otros sonriendo amablemente. Hay miradas de todo tipo.

Una sirena suena y hace que todas las personas que están fuera vayan en dirección a la entrada, al igual que mi hermano y yo. Tenemos que esperar un rato a que podamos entrar, las puertas son grandes, pero la gente es lenta. Cuando por fin conseguimos entrar, vamos hacia recepción, donde hay cinco adolescentes más de todas las edades. Supongo que serán alumnos nuevos como nosotros. Después de más de diez minutos esperando, justo después de mi hermano, llega mi turno. Me acerco a la mesa donde detrás se sienta una chica bastante joven, de pelo castaño y ojos color miel. Me mira con una simpática sonrisa y pone encima de la mesa un folio de tamaño normal con una tabla impresa y encima de este, un pequeño trozo de papel con dos números diferentes.

-Natalia Lacunza, ¿verdad?

-Si, soy yo.-Afirmo asintiendo con la cabeza.

-Mira, este es tu horario.-dice señalando el folio grande.-Al lado de cada asignatura aparece el numero del aula donde se da.

-Vale, ¿y eso?.-pregunto señalando el papel pequeño.

-El numero de tu taquilla y su combinación.-explica.-Bienvenida.

-Gracias.-digo sonriendo.

Cojo los dos papeles y miro el numero de mi taquilla: la 210. Levanto la vista de nuevo y respiro hondo, sin miedo a que nadie me vea, ya que los pasillos están vacíos. Aquí empieza un nuevo curso.

Wanted || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora