Capitulo 35

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Natalia's POV

Alb ya ha vuelto de su viaje a Elche y tengo muchas ganas de verla. Dijo que me vendría a recoger a casa para ir a dar una vuelta así que estoy esperando a que me llame. Para mi sorpresa, no tarda mucho en hacerlo. Me levanto del sofá para abrir la puerta, y cuando lo hago, Alba me abraza antes de que pueda decir nada.

-¡Felicidades!-exclama apretándome más fuerte.

Mi cumpleaños fue ayer, pero hasta hoy no nos pudimos ver así que acepto su felicitación. Yo tampoco pude felicitarla en persona así que lo hago ahora.

-Felicidades a ti también. Felicidades bastante atrasadas.-me río.

Tengo un regalo para ella que llevo en la mochila. Siempre llevo mochila cuando vamos a dar paseos con bikini y toalla por si nos da por ir a la playa,así que no sospechará nada. Vamos hasta su coche y comienza a conducir. Como siempre pone la radio, pero vamos hablando entre nosotras sobre lo que hice con mi familia ayer. Simplemente estuvimos el día entero en la playa, pero me encantó.
Dejo, por un segundo, de mirar a Alba y desvío la mirada hacia la carretera.
¿Cómo no pude darme cuenta de que estamos fuera de la ciudad?

-¿Dónde estás yendo?-pregunto confundida.

-Es una sorpresa.-responde Alba con una gran sonrisa. Con su mano derecha agarra algo que tenía en el bolsillo y me la acerca. Es un pañuelo de color rojo. Lo agarro con bastante desconfianza, pero me lo pongo igualmente.

-¿Cuántos dedos estoy poniendo?-pregunta Alba, supongo que colocando la mano con algunos dedos levantados delante de mi.

-No lo se...¿Cuatro?-pregunto diciendo un número al azar.

-Ni siquiera levanté la mano del volante.-dice Alba con una pequeña carcajada.

Alba sigue conduciendo durante bastantes minutos. Intento que me diga  cuál es la sorpresa, pero no hay manera. En vez de responderme se pone a cantar. He oído a Alba cantar muchas veces, pero siempre lo hace mal a propósito. En cambio, cuando suena Be The One de Dua Lipa, me deja con la boca abierta. No puedo evitar quitarme la venda para poder mirarla, porque no me creo que sea ella la que está cantando. Pero ahí está, con la mirada fija en la carretera mientras canta una de mis canciones favoritas.

-¿Por qué no me dijiste que sabías cantar?-pregunto.

-No lo se.-responde.-Normalmente lo hago sola en la habitación. Tampoco soy...

-Eres buena.-la interrumpo.

Alba me mira y abre los ojos como platos al ver que no tengo el pañuelo puesto.

-¡Póntelo!-exclama.-Estamos a punto de llegar.

Resoplo a la vez que ruedo los ojos y me vuelvo a poner el pañuelo. Al menos Alba sigue cantando lo que queda de viaje. Me ayuda a bajar del coche y me pone las manos sobre los hombros para caminar. Me guía por algún lugar y por el tacto del suelo, no es asfalto ni baldosas.  Es irregular y no tan duro como puede ser la carretera.

-Cuidado, escalones.-me avisa agarrándome la mano.

Me ayuda a subir los escalones que chirrían al pisarlos. Son de madera seguro. Comienzo a sospechar que Alba me está llevando a una casa rural. Oigo una puerta abrirse y entramos en el lugar.

-Ya puedes quitarte la venda.-anuncia Alba.

-Como esto sea algo tipo 50 Sombras de Grey no me vuelves a ver en la vida.-digo mientras me quito la venda.

-¡SORPRESA!

Esto sí que no me lo esperaba. 10 personas están en la casa y lanzan confeti a la vez que gritan. Están María, Miki, Joan, Marina, Carlos, Africa, Marta, Noelia, Sabela y Famous. La casa, que como me imaginaba es rural, está decorada con globos y una enorme pancarta que pone "Feliz cumpleaños".

Me acerco a cada uno de mis amigos y los abrazo con mucha fuerza, Joan, Marta y Sabela se van turnando para tirarme de las orejas 18 veces. Y por último, abrazo a Carlos, que se que va a hacer algo más que abrazarme. En todos mis cumpleaños lo hace, desde que teníamos 12 años. En vez de tirarme de las orejas como otros, me da 18 besos en diferentes lugares de la cara:la frente, las mejillas, la nariz... Y como siempre, acaba con un largo beso en los labios.

-¡Hey!-girta Alba, que nos aparta rápidamente.-¿Qué hacéis?

-Tradición.-responde Marta.-Todos los años en el cumpleaños de Nat, Carlos hace eso.

-Tranquila, Alba.-digo al ver su expresión.-Lleva 6 años haciéndolo. No significa nada.

-¿Nada?-pregunta Carlos haciéndose el ofendido.-Eso duele.

Me río por eso, pero luego miro a Alba preocupada. Espero que no le moleste mucho esto. Realmente no siento nada por Carlos más que una amistad, lo conozco desde los 7 años. Alba ya no parece tan asustada, ahora en cambio tiene una pequeña sonrisa en la boca.

-Está bien.-dice mirándonos, luego me mira solo a mi.-Me lo tienes que recompensar.

Alguien sube el volumen de la música y comenzamos a bailar. Bailo con todos y cada uno de los que están ahí sin excepción. Hay una mesa llena de comida basura mayoritariamente. Creo que lo único sano que hay ahí son aceitunas y agua. De repente, las luces se apagan y la casa solo queda alumbrada por una velas. Las velas de la tarta que tiene Africa en brazos. Todos comienzan a cantar "Cumpleaños feliz" y yo no sé qué hacer, así que me limito a sonreír.

Cuando acaban de cantar y Africa me deja la tarta delante, pido un deseo en mi mente y soplo las velas.

-¿Qué has pedido?-pregunta Famous.

-Si lo digo no se cumple.-respondo.-Y quiero que se cumpla.

-Ahora los regalos.-dice Marina.

Ella se va con Africa a otra habitación mientras que Alba me pone un regalo delante. Es rectangular, más pequeño que un libro. Lo abro lentamente, sin preocuparme de si rompo el papel de regalo. Una vez que lo termino de desenvolver, tengo que pestañear varias veces porque no parece real que tenga esto entre mis manos. La blanca e inmaculada caja con la manzana característica de Apple parece increíblemente frágil.

-No puede ser.-digo mientras abro la caja. Y ahí está, un iPhone totalmente nuevo envuelto en un plástico, acompañado de unos auriculares, el cargador y las instrucciones.-¿¡Un móvil?! Perdón, ¿¡un iPhone?!

-Lo compramos entre todos.-dice Sabela.

-Al menos que te llamemos a casa estás totalmente incomunicada. Y es un poco cansino.-añade Noelia.

-Os pasasteis.-digo sacudiendo la cabeza.

-Eso no es todo.-dice Miki señalando algo detrás de mi.

Me doy media vuelta y veo a Marina y Africa de pie al lado de una tabla de surf. Abro los ojos como platos y cuando me fijo en el dibujo de la tabla, me llevo las manos a la boca. Me acerco a ella corriendo y le doy la vuelta para mirar la parte de detrás. Y ahí está la pequeña E de color negro que hizo mi hermana Elena con un rotulador permanente hace años. Mi tabla. La que vendí para conseguir dinero.

-¿Cómo la habéis conseguido?-pregunto sintiendo lágrimas en los ojos. Esto es demasiado.

-Investigando.-responde Alba.

-Resulta que el que te la compró era hijo de un amigo de mi padre.-dice Sabela.-Quería comprarse una que se ajustase mejor a su tamaño y cuando me enteré de que la vendía, se lo dije a Alba y...

-La compramos.-finaliza Marina.

Dejo la tabla en el suelo para poder abrazar a los increíbles amigos que tengo. En cuanto mis brazos tocan a Africa y Marina, que son las personas que más cerca tengo, se me saltan un par de lágrimas. Comienzo a sentir brazos a mi alrededor, y después de unos segundos, el abrazo grupal se rompe.

-Yo tenía algo para Alba.-digo.-Pero comprándolo con todo esto, es una mierda.

-Seguro que no.-dice Marina.-¿Y bien?

-Prefiero dárselo en privado.-contesto en tono misterioso.

-En ese caso...¡que continúe la fiesta!-exclama Carlos poniéndose a bailar.

Wanted || AlbaliaWhere stories live. Discover now