Capitulo 11

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Alba's POV

Por alguna extraña razón, cuando Natalia salió del hospital dejó de hablarme. Volvimos a la relación del principio. Yo soy amable con ella e intento que nos llevemos bien, pero ella me ignora. Y cuando no lo hace, bueno, ya lo sabéis, me habla mal. Y me duele, me duele más que cualquier herida.

He intentado encontrarle una explicación a su cambio tan repentino, y la única que encuentro es que solo lo hizo por el trabajo de Química. Si se llevaba bien conmigo trabajábamos mejor. Y ahora que ya hemos presentado el proyecto, no necesita ser amable conmigo. Por cierto, sacamos un 10 en el proyecto. Y cuando fui a abrazar a Natalia, ella se apartó. Parecía que iba a hacerlo, porque sonreía de oreja a oreja e incluso se acerco un poco a donde estaba yo, pero poco a poco su sonrisa desapareció y se dio media vuelta.

A parte del 10 en el trabajo, hay otra cosa buena. Estamos de vacaciones de Navidad. Me encanta la Navidad, es mi época favorita del año. Todo el mundo parece feliz y los niños siempre parecen estar emocionados. Hay luces por las calles y todas las casas están decoradas. Molaría más si nevase, pero es lo que tiene vivir en Madrid.

-¿Estás lista?-me pregunta Marina abriendo la puerta de la habitación.

-Sí.-contesto agarrando mi beanie.

Marina, Maria y yo vamos a ir a patinar sobre hielo. Todos los años lo hago, ya sea con mis amigos o con mi familia. No se me da mal, pero tampoco se me da genial. No me caigo, que es lo importante.

Conduzco hasta la casa de La mari quien nos estaba esperando en el porche. Y una vez todas dentro del coche, vamos a la pista de hielo. Suele haber mucha gente allí, y hoy no iba a ser menos. Hay familias, grupos de amigos, parejas... Y todos parecen pasárselo bien.

Dejamos nuestras cosas en el guardarropa y vamos a los bancos a poner los patines. Cuando estaba atando los cordones del derecho, Marina empieza a darme pequeños golpes en el hombro. La miro con el ceño fruncido, al igual que mari. Ella esta mirando a un punto entre toda la gente que esta cogiendo los patines. Y después de unos segundos, descubro qué está mirando. Mejor dicho, a quién. Es el hermano de Natalia, Santi.

Al verlo también me emociono, porque eso puede significar que Natalia también este aquí. Desde que acabaron las clases no la he visto. Y necesito verla. La echo de menos.

-¿Qué hace aquí?-pregunta Marina.

-¿En una pista de hielo?¿Con patines en la mano?No tengo ni idea.-bromea María.

-¿Creéis que Natalia ha venido con él?-pregunto sin que se me note lo desesperada que estoy por verla.

-Espero que no, la tensión entre vosotras es demasiado para mi.-dice mari.

-Se lo preguntaré a Santi.-dice Marina levantándose del banco.

Ya tiene los dos patines puestos, y parece idiota cuando camina con ellos, lo que hace que la mari y yo nos riamos. No hay cosa que disfrute más que ver a Marina haciendo el ridículo delante del chico que le gusta.

Cuando Marina llega a Santi, que se estaba poniendo los patines, él levanta la cabeza. Al verla sonríe, y Marina no para de sonreír tampoco. Hablan durante unos cuantos segundos, y luego Marina vuelve caminando de esa forma tan ridícula hacia nosotras.

-¿Y bien?-pregunta Mari una vez que llega.

-Es muy majo.-responde Marina sin quitar la sonrisa de la cara.-Y tan guapo...

-Lo sabemos,¿pero vino con Natalia?-insiste Mari.

-No, dijo que había venido con unos amigos.-responde Marina.

-Ya no tienes por qué preocuparte.-me dice Maria dándome una palmada en la espalda.

Si supiesen que en realidad quiero verla no sé que pasaría. Si supiesen que me gusta no tengo ni idea de lo que pasaría. La verdad es que ni yo me creo que me guste. Hasta ahora me habían gustado los chicos. De hecho no paraba de hablar de ellos. Y ahora mi mente está ocupada siempre por la misma chica.

Entramos en la pista y comenzamos a patinar mientras Marina nos cuenta lo que hablaron Santi y ella. No fue mucha cosa, pero Marina está muy emocionada.

-Espera, ¿son esos sus amigos?-pregunta Maria señalando a un grupo de chicos que entran a la pista,entre los que está Santi.

Son 4, incluido Santi. Y todos son increíblemente guapos.

-Parece que sí.-respondo.

-Son guapísimos.-comenta Mari.

Y a partir de ese momento, la conversación es solo de chicos. Y yo no hablo, ni siquiera escucho lo que dicen. Solo puedo pensar en Natalia. En su pelo, sus ojos,su increíble cuerpo... Y lo mucho que me odia. Si supiese lo que siento por ella... A lo mejor sería diferente. Aunque me dijo que nunca le había gustado nadie, y yo le gustaré menos.

-Alba...¿Estás bien?-la voz de Marina me devuelve a la realidad.

Noto los ojos nublados por las lágrimas y cómo una de ellas se escapa y cae por mi mejilla. Natalia, ¿qué narices me estás haciendo?

-Sí, tranquilas.-contesto.

-¿En qué pensabas?

De repente, me choco con alguien que estaba enfrente mío y caigo al suelo. El golpe que me doy duele, pero doy gracias a esta persona por salvarme de esa pregunta. Una persona que cae justo debajo de mi, amortiguando mi golpe. Cuando abro los ojos, me encuentro con esos ojos tan familiares. Inmediatamente el corazón se acelera y las mariposas de mi estómago despiertan después de tanto tiempo sin hacer nada.

-Lo...Lo siento...-me disculpo.

¿Por qué estoy tan nerviosa? Oh claro, porque estoy encima de la chica que me gusta que es asquerosamente perfecta y a la que no veo desde hace varios días. Me levanto con ayuda de Marina y una vez de pie, estiro el brazo hacia ella para ayudar a que se levante. Pero ella simplemente mira mi mano, luego mi cara y se levanta sola. Y después de eso, se va junto a tres chicas que no conozco de nada.

-Vaya...-dice Marina con las cejas levantadas.-No te ha dicho nada de nada.

-Pues es así todos los días.-digo.
Y duele, duele mucho.

Wanted || AlbaliaWhere stories live. Discover now