Capitulo 33

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Alba's POV

Lo que vi ayer en la fiesta me sentó muy mal. Ya se que no estaban haciendo nada más y lo que dice Natalia se que es verdad, pero duele ver que alguien está besándole el cuello a tu novia. Después de pensarlo un rato y hablarlo con Marina, me di cuenta de que exageré un poco. Natalia no tiene la culpa de que a Sergio le haya tocado besarla y además ella se apartó, y vino corriendo detrás de mi coche durante un buen rato.

Decidí que nada más levantarme iría a ver a Natalia para hablar con ella, así que en cuanto acabe el desayuno iré a su casa. Espero que aún no esté durmiendo y que no tenga mucha resaca.

-¿La perdonarás entonces?-me pregunta Marina.

-Sí.-respondo.-Pero quiero hablar con ese chico.

-Hablar.-repite Marina.

-Sí, pelear se le da mejor a Nat.

Termino el desayuno y salgo de casa para coger el coche e ir a casa de Natalia. Justo antes de que me meta dentro del coche, oigo una voz que reconocería en cualquier lado llamándome. Me doy media vuelta y veo a Natalia de pie al lado de la ventana del salón. Tiene la misma ropa que ayer por la noche, el pelo recogido en un moño revuelto y el maquillaje un poco corrido. ¿Ha estado delante de mi casa toda la noche?

-Nat, ¿qué haces aquí?-pregunto mientras se acerca a mi.

-¿Quieres hablar ya?-pregunta con miedo sin contestarme.

-Iba a ir a tu casa ahora para hacerlo.-respondo. Natalia llega a mi lado y puedo ver todo el arrepentimiento en sus hermosos pero apagados ojos.-¿Qué haces aquí?

-Lo siento muchísimo, Alba. Era un juego y con mala suerte me tocó a mi. Te juro que me negué, pero aún así él lo hizo.

-Natalia, te creo. Siento haberme enfadado tanto contigo.

-No tienes porqué disculparte, entiendo que te pusieses así. Yo también me enfadaría si viese a un chico besándote el cuello en una fiesta.-dice Natalia con una pequeña sonrisa.-He estado toda la noche aquí esperando a que salieses y no puedo aguantar más el dolor de cabeza. ¿Podrías llevarme a casa?
Asiento sin pensarlo dos segundos y Natalia se mete en el asiento del copiloto. Conduzco hacia su casa y me fijo en que Natalia tiene una cara horrible por culpa de la resaca.

-¿De verdad has estado toda la noche en frente de mi casa?-pregunto sin creérmelo.

-Sí... No quería molestarte ni a ti ni a tu familia, así que esperé a que se hiciese de día para llamar a la puerta.-contesta.-Quería hablar contigo lo más pronto posible. Y justo cuando saliste es cuando iba a llamar a la puerta.

-Eres idiota.-digo.

-Lo se, pero necesitaba hablar contigo.-de repente se pone a mirar a los lados.-¿Tienes agua por ahí? Tengo la garganta tan seca como el desierto del Sahara.

-No, lo siento. Pero no queda mucho para llegar a tu casa. A lo mejor un poco de música hace que el camino te parezca más corto.

Antes de que pueda pulsar el botón para encender la radio, Natalia me agarra el brazo.

-Ni se te ocurra.-dice.

-Oh es verdad, perdón.

-Prefiero escucharte a ti hablar, eso me relaja de verdad.

Como no se me ocurre nada que le pueda decir, comienzo a contarle chistes. Casi todos son malísimos, pero Natalia se ríe igual. A veces se lleva las manos a la cara cuando cuento uno muy malo. Creo que se ríe más porque a mi me parecen graciosos que por el chiste en sí.

Wanted || AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora