13-. Guerra

15.6K 1.6K 433
                                    

______ Haakosson

El día había llegado, salí de mi hogar junto a Moody al comedor, todos estaban reunidos allí, nadie hablaba, fui a la mesa donde estaba Hiccup con sus amigos, me senté junto a ellos. 

  —Después de esto me iré— les digo, ellos me miraron, salvo Hiccup. 

  —Oye, ahora te creemos, no hace falta que te vayas...— Brutacio me miro apenado. 

  —Mi hermano mocoso tiene razón, y sabes que nunca coincido en algo con él— Brutilda lo indico. 

  —Eres de las pocas personas cuerdas que quedan aquí— me dijo esta vez Patapez. 

  Hiccup dejo su desayuno y se fue afuera, sin mirarme. 

  —Veo que otras personas se tomaron peor la noticia..— Patán observo como se iba Hiccup. 

  —Después de esto podrían hacer una fiesta, celebrar la victoria y el cumpleaños de Hiccup— les dije tratando de animarlos. 

  —En ese caso, deberías quedarte hasta la fiesta— Astrid me sonrió. 

Yo asentí y comencé a comer. 

[...]

Luego del desayuno, fui a buscar a Hiccup, no lo encontré en ningún lugar y me rendí. 

Cuando la hora de atacar llego, vi a Hiccup que se aproximaba a mi encuentro.  

    —¿Preparada?— Hiccup me miro sonriendo. 

     —Siempre— le sonreí del mismo modo.

  Había llegado el momento de atacar, cada uno de los jinetes nos dirigíamos a nuestras respectivas zonas de ataque.   

 Hiccup y yo guiamos a nuestros dragones hacia los barcos, atacamos a algunos, puesto que los dragones solo tienen un tiro limitado. 

 Vimos como gente caía de los barcos para nadar a otros, también vimos como otros se ahogaban. 

 Atacamos por última vez y volvimos al centro de Berk, sabíamos que tocaba atacar por tierra. 

Al aterrizar acaricie a Moody, le dije que todo estaría bien y tome mi hacha. 

  —Espero que los demás hayan tenido más suerte— me susurró Hiccup asustado

  —Tus amigos son buenos luchando, claro que estarán bien— traté de animarlo. 

Estoico le indicaba a los demás que debían hacer, había un gran alboroto, muchos se preocupaban por sus familias. 

 Al rato, llegaron los gemelos, también Patán, Patapez y Astrid. 

   —En total derribamos como diez barcos, no pudimos hacer más— dijo Astrid. 

  —Tendremos más suerte en tierra— les aseguré. 

  —Claro, con tu entrenamiento— Patán me guiño un ojo. 

Cada uno se preparaba para lo peor, no sería fácil, aún quedaban cerca de veinte barcos. 

  —¡Ataquen!— Gritó Estoico al ver como se aproximaban los enemigos. 

Todos comenzaron a pelear, y yo no me quede atrás. 

Un sujeto se me acerco con una espada, yo lo ataque con mi hacha, comenzamos a pelear hasta que en un momento logro quitarme el hacha y me tiro al suelo, pero fui rápida, gire, me puse de pie al mismo tiempo que agarraba mi hacha y se la tiraba en el estomago. 

El sujeto cayó al suelo, le quité el hacha con un gesto de asco y volví al campo de batalla. 

[...]

La batalla se había prolongado por horas, no sabía quienes de mis amigos estaban vivos aún, pero quedaban menos, habían cadáveres por todos lados, era imposible caminar y no encontrarse con alguno. 

  —¡FALTA MENOS!— Gritó Estoico, y se oyeron muchos gritos de ánimos luego de eso.

Estuve atacando a quien quisiera hacerme daño hasta que escuche el llanto de una niña.

   —¿Mami?— sollozó la pequeña, y vi a lo lejos un hombre que le apuntaba con un arco y una flecha a la pequeña.

Corrí hacia ella y la cubrí con mi cuerpo.

No siento nada, ¿todo esta bien?

  —¿Estás bien?— la niña asintió y luego miro un costado de mi estomago. Puso cara de horror. 

Observe y estaba la flecha, incrustada hasta la mitad, salia mucha sangre. Se me acelero la respiración, caí de rodillas. 

  —Escúchame— mire a la niña y luego a mi alrededor— ahí hay un escudo, quiero que lo tomes y corras hacia el comedor, allí hay más niños y hay gente que los cuida, ve hacía allá— La niña asintió y vi como corría. 

Lleve mis manos a mi herida, no podía sacar la flecha, saldría más sangre, tampoco no tengo nada para detener la sangre. 

 Es mi fin, este es mi fin. 

Me recosté a en el frío suelo, me sentía mareada, seguramente a estas alturas habré perdido demasiada sangre. 

  —¡______!— escuche que alguien gritaba mi nombre, al poco tiempo sentí como esa persona me acomodaba en sus rodillas. —¿Qué sucedi....?— sentí como tocaba la herida y solté un grito de dolor. 

 Al poco rato sentí una fuerte presión, mire la herida, esa persona estaba presionando la herida con una prenda de alguna ropa, dirigí mi mirada hacia esa persona, era Hiccup. 

  —E-estarás bien, estarás bien, estarás bien— repetía él una y otra vez, vi como sus ojos se cristalizaban. 

  —F-feliz cumpleaños— trate de sonreír, él me sonrió y vi como una lágrima caía por su cara. 

  —Estarás bien...

  —No, puede que no este bien...— Hiccup me miro negando, como si quisiera que yo me retractara de mis palabras—¿Recuerdas cuando...estaba atada en esa silla?— traté de sonreír, él asintió sin decir nada —¿Recuerdas que dijiste si era parte de mi plan que tú te enamoraras de mi?— el asintió sonriendo apenado—No fuiste el único que se termino enamorando— le sonreí. 

   Otra lágrima atravesó sus mejillas, seguidas por un par más.

  —Estarás bien, saldrás de esto— Hiccup se volvió a repetir lo mismo, aún sujetando mi herida con ese trozo de prenda. 

  Me saqué un collar que tenía puesto, apenas lo logre se lo puse en su mano, en la mano que sujetaba mi herida. Él me miró sin comprender. 

  —Tómalo como un regalo— sentía más frío y comencé a cerrar mis ojos. 

  —No, no, no, quédate conmigo, ¿sí?, quédate conmigo, no cierres tus ojos.— trate abrir los ojos y asentí. 

 Hiccup me miro y acerco su rostro al mio, unió nuestros labios en un cálido y dulce beso, al poco rato nos separamos. 

  —No es así como imagine nuestro primer beso, pero dadas las circunstancias— le sonreí y el soltó una pequeña risa, aún con lágrimas en los ojos. 

Poco a poco fui cerrando los ojos, sus palabras que decían: "Quédate conmigo" poco poco se oían más lejanas.     

  

   

Desde que te conocí [Hiccup y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora