Capítulo 39

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Hiccup Haddock

Al cabo de un par de meses, Berk se encontraba reconstruido, no había rastros de alguna pelea o del hielo.
Sin embargo, había un recordatorio habitual de nuestro enfrentamiento con Drago: una estatua de mi padre.

Sin embargo para mí existían dos recordatorios: la estatua y el recuerdo frecuente de ________.

Cada día pensaba en ella, involuntariamente. Extrañaba su risa, sus bromas, nuestros juegos, extrañaba despertar al lado de ella.

Pensar en ella y mi padre me hacía mal, me ponía tan nostálgico que no quería hablar con nadie, de modo que me enojaba con quién quisiera intentarlo.

He intentado ir a buscarla, sin embargo alguien siempre me encuentra a punto de hacerlo y me detienen, incluso Moody no ha querido que vaya.

Suspiré y decidí salir de mi cama, busque mi libreta, la abrí y tache otro día. Otro día en el que ______ no estaba mi lado. Deje la libreta sobre una mesa, al lado se encontraba el collar que me había dado y el anillo de nuestro compromiso frustrado.

Al verlo sentí nostalgia y un deseo inmenso de que las cosas hubiesen sido distintas.

Decidí sentarme en mi cama, no quería desayunar, no quería volar con Chimuelo.

—Hijo, creo que es momento de que desayunes —mi madre entró a mi habitación preocupada— ya han pasado dos meses.

Asentí afirmativamente, pero iría porque soy el jefe. No porque yo quisiera desayunar.

Mi madre salió de mi habitación y yo comencé a vestirme y ponerme mi armadura. Salí de mi hogar, mi madre ya estaba en el gran comedor.

Chimuelo se acercó a mí, apoyo su cabeza en mis piernas para llamar mi atención.

—Amigo...aún no tengo ánimos de volar— le dije a mi dragón, él dirigió su vista hacia otro lado, voltee y Moody, el dragón de ______ se encontraba desanimado.

Ver a su dragón así me partió el corazón.

Me apresuré en llegar al gran comedor, me senté en la mesa del jefe junto a mis amigos y mi madre, sin embargo, no comí nada.

—Hiccup, debes comer algo —ordenó mi madre.

Yo negué con la cabeza.

Vi hacia la entrada del comedor, allí venía entrando Astrid junto a Eret tomados de la mano, caminaron y se sentaron junto a nosotros.

—Sí, una vez Drago se enfureció tanto con nosotros que nos marcó, como un hombre marca a su ganado —le contaba Eret a Astrid a la vez que le mostraba una cicatriz en su pecho, la rubia estaba fascinada con sus relatos.

La mención de Drago Manodura hizo que recordara todo lo que me él me arrebató. Quería irme del lugar pero implicaba hacer alguna escena y no quería eso. No siendo el nuevo jefe.

—¿Hiccup? —preguntó Patapez— ¿Estás escuchando?

—No —respondí cortante.

—Bien...hablábamos de como ha cambiado Berk y... —trató de explicar Patán

—Ustedes solo deben rescatar dragones —ordené molesto— me voy —dije poniéndome de pie.

—¿Te vas y ya? ¿Todo el tiempo nos tratarás así? —cuestionó Astrid molesta.

—Amigo, estos meses has estado insoportable. Te dimos tu espacio pero ya es tiempo de que dejes de tratarnos como basura —espetó Brutacio —Todos aquí la extrañamos y...

—No —negué rápidamente sin alzar la voz— ustedes no la extrañan como yo lo hago. Y me iré para no seguir tratándolos como "basura" —dije molesto y me fui del lugar.

¿Cómo superar la perdida de mi padre y ______ en tan poco tiempo?

Lo que más me dolía era ______, porque sabía que estaba viva y no podía hacer nada para rescatarla.

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________ Haakosson

Con ambas espadas acabe con los dos hombres en un par de segundos.

—Preferiría matarlos a ustedes en lugar de los dragones —les dije a los hombres a la vez que guardaba las espadas en mis espaldas, en las fundas que estaban allí.

—Tienes potencial y lo desperdicias —se acercó mi padre—, Niña tonta.

—Que halagador, padre— dije molesta y comencé a caminar hasta el lugar donde dormía, porque a ese lugar nunca podría llamarlo hogar.

Cada día que pasaba aquí, perdía las esperanzas. La imagen de Hiccup parecía un recuerdo lejano.

[...]

Al anochecer salí por la ventana, eran las únicas horas en las que no me vigilaban.

Corrí por el bosque hasta llegar a un lugar habitual, allí estaba Moody, esperándome.

—¡Amigo!— lo abracé con los ojos húmedos y él comenzó a lamerme las manos.

Lo observé enternecida, aún llevaba su silla de montar.

Nunca más podría volar junto a él, estaba segura. Me acerqué a mi dragón para sacarle su montura, él se percató y se alejó.

—Amigo...no creo que yo pueda...— una lágrima atravesó mi mejilla— creo que es tiempo...debes ser libre.

Involuntariamente comencé a llorar, Moody me recordaba todos los momentos buenos en mi vida: como volar junto a él, Berk, mis amigos, Hiccup.

Liberarlo simbolizaba dejar ir todo eso y saber que nunca podría vivir felizmente otra vez.

—Seguro que volar te será más fácil sin la montura amigo...no seas cabeza dura —el decir eso recordé a Hiccup.

Él sí era un cabeza dura.

—¡Dioses, Moody!— grité entre sollozos —hazme esto fácil.

Moody se seguía negando entristecido. A ambos nos dolía la situación.

Abracé a mi dragón.

—¿Cómo están las cosas en Berk?— le pregunté entristecida, Moody volvió a negar con la cabeza.

¿Las cosas estaban mal en Berk?

Moody comenzó a mirar su lomo, invitando a montarlo una vez más.

—Amigo, no puedo. Volver a Berk traerá una guerra que quizás no puedan ganar— le expliqué a mi dragón entristecida.

Pero mañana mi padre de iba de viaje, iría a cazar más dragones con sus hombres.

—Tal vez pueda volver a Berk una vez más —me seque las lágrimas y monte a Moody— amigo, debes saber que será un viaje corto.

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¡Hola!
Con sus comentarios en el capítulo anterior decidí continuar y darle un final feliz a ésto.

Descuiden, habrán un montón de capítulos.

Prometo que el siguiente capítulo será más feliz (? ✨

Desde que te conocí [Hiccup y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora