Capítulo 64

6K 589 19
                                    

_______ Haakosson

Nos detuvimos y bajamos de Moody. Acaricié a mi dragón, su único ojo miraba en una dirección, al observar adónde iba su mirada, me percaté de algo.

Él no era el único de su especie.

Moody me observó queriendo mi permiso para volar hacia los otros. Yo asentí con lágrimas en mis ojos.

Éste era su lugar.

Moody voló hacia los demás dragones, de su especie.

Observé a Hiccup, él observaba en otra dirección.

Chimuelo volaba junto a la furia luminosa, luego se posaron sobre una gran piedra. Claro, Chimuelo era el alfa.

Hiccup tenía lágrimas en los ojos.

Tome su mano en un intento de consolación. Ambos nos habíamos dado cuenta de que este es solo el hogar de los dragones, nosotros no pertenecemos aquí, y nadie más debería de saber acerca de este maravilloso lugar.

—Debemos irnos...—dijo Hiccup apenado.

Yo asentí y nos dimos vuelta, rápidamente comenzamos a retroceder. Allí había un gran dragón, que pretendía atacarnos.

—¡Corre! —exclamé asustada, mientras comenzaba a correr e Hiccup iba a mi lado, a nuestras espaldas escuchamos el rugido del dragón mientras nos seguía.

Comenzamos a correr y luego a resbalar sobre una pequeña colina.

—¡Moody! —grité en un intento de que mi dragón viniera a ayudarnos.

Pero Chimuelo fue más rápido, él nos había ayudado.

Chimuelo al poco rato me puso sobre Moody, mientras él seguía sujetando a Hiccup.

—Oh amigo, Lo siento, de verdad —se disculpaba Hiccup entre los brazos de Chimuelo.

Acaricié a Moody, mientras nos íbamos del mundo oculto, quizás para nunca más volver.

.

.

.

Hiccup Haddock

Volvimos al nuevo Berk, en el camino comencé a recordar momentos vividos junto a mi padre. Cada segundo que pasaba me daba cuenta de que los dragones y los vikingos no podían vivir juntos.

—Amigo, creo que ambos sabemos que éste ya no es tu lugar...

Chimuelo comenzó a observar un lugar, entre el largo césped, allí estaba la furia luminosa. Chimuelo corrió hacia ella.

—¡La furia luminosa nos siguió! —exclamé sorprendido y alegre— quizás después de todo, no debamos separarnos.

Luego de unos minutos, escuchamos una voz a nuestras espaldas, me giré al igual que _______.

Ahí estaba Brutilda.

—¿Brutilda? —pregunté

—¿Cómo llegaste hasta acá? —preguntó _____ asombrada.

—Puedo llegar a ser mucho más odiosa que Brutacio, por cierto _____, tu padre es un aburrido, pero no es tan malo. Me dejo irme en uno de los dragones bebés, aunque no me dejó ir al baño —dijo Brutilda rápidamente.

—Espera espera —traté de hacer que Brutilda no hablara tan rápido.

—¿¡Mi padre te dejo ir!? —cuestionó ______ alterada.

—¿Te siguió? —pregunté igual de alterado que mi prometida.

—Hiccup, nunca miró hacia atrás —respondió Brutilda, esta vez lentamente.

Eso significaba que Grimmel la había seguido, Grimmel podría estar aquí.

—¡Chimuelo! —grité llamando a mi amigo asustado.

No iba a perderlo, no a él.

—¡Chimuelo! ¡Vuelve! —grité mientras corría. La furia luminosa había caído y eso me asustaba más.

Cuando llegue casi al límite de la montaña, me di cuenta de que era tarde.

Grimmel había amarrado a Chimuelo y a la Furia Luminosa, y se elevaba por los aires gracias a su artefacto y a los dragones controlados.

—¡No eres nada sin tu dragón! —me grito Grimmel.

A los pocos segundos sentí una brisa, ______ había pasado rápidamente sobre mi e iba montada sobre Moody, para detener a su padre.

—¡Alfa! ¡Dile que se detenga! ¡Ella no tiene por qué morir —Grimmel apunto a la furia luminosa con su ballesta.

Chimuelo, a pesar de tener el bozal, comenzó a rugir, provocando que Moody y los demás dragones que tenían la intención de ayudarlo, se detuvieran.

Grimmel comenzó a alejarse, con los dragones. Con mi amigo.

—¡Chimuelo! —hice mi último intento por correr y lograr alcanzarlo— no, no, no, no. —Repetí reiterada veces.

_______ se acercó a mí con sus manos en su cintura.

—Dioses, esto es mi culpa. Si no hubiera ido, la furia luminosa no nos hubiera seguido, Chimuelo no estaría aquí —me expresé rápidamente.

—Sí —respondió ______ asintiendo.

—¡Me siento tan inservible como era antes de conocer a Chimuelo! —me quejé.

—Sí, creo que todos aquí podemos verlo —_____ volvió a asentir.

—¿Te vas a quedar ahí a decir que sí a todo lo que digo? —pregunté aún molesto, ______ no me estaba ayudando.

—Sí, es cierto, pero aún así eres el más valiente, el más obstinado, el más determinando cabeza dura que conozco. Chimuelo no te hizo así.... él solo...—interrumpí las palabras motivadoras de mi prometida.

—Él solo hizo que fluyera —terminé su frase, ______ asintió.

Tome su mano y besé su frente.

—Por cierto, nunca te lo había dicho, pero gracias a ti, he aprendido a confiar y amar —terminó ______ casi en un susurro.

—Gracias —fue lo único que pude decirle, no tenía más palabras que vinieran a mi cabeza. Sólo sabía que debíamos detener a Grimmel y acabar con todo de una vez por todas, y ser felices.— iremos a detener a Grimmel.

—¿Cómo iremos sin los dragones? —preguntó Patapez.

—Confíen en mi —les sonreí a mis amigos.

.

.

.

______ Haakosson

Estábamos en la orilla, apunto de saltar al vacío con nuestros trajes hechos por Hiccup.

—Recuerden, el peor enemigo de un guerrero son sus emociones, no dejen cegar su juicio por ellas —les advertí a mis amigos— cualquier cosa que suceda, sigan en lo suyo.

—Estaremos bien —comentó Astrid— somos buenos.

Miré a Hiccup, que no se notaba convencido ante mis palabras.

—Hiccup...—traté de hablarle.

—Ya lo sé, te oí —besó rápidamente mis labios— te amo, lo sabes ¿No?

Yo asentí sonriendo y temiendo lo peor.

Todos saltamos y comenzamos a volar con nuestros trajes en dirección al barco donde estaba Grimmel.

Todo esto tendría su fin.

Mi padre tendría su fin.

Desde que te conocí [Hiccup y tú] Where stories live. Discover now