EP 17: VALOR.

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Esas tres semanas siguientes habían estado más unidas que nunca. Quedaban todos los días al salir del trabajo para ir al cine, al teatro, a cenar fuera o a cualquier plan que se le ocurriese a alguna de las dos.

Su relación se había estrechado más de lo normal. Habían dormido juntas varias veces, después de borracheras que se alargaban más de lo deseado, o cenas en las que proponían tomar una copa después en alguna de las dos casas.

La tensión sexual estaba bastante presente, pero ninguna de las dos decidía dar el paso definitivo. Por ello, sus abrazos duraban más de lo socialmente establecido, rompían las leyes del espacio vital continuamente, se acariciaban en zonas de sus cuerpos escondidas, siempre frenando antes de que se les fuese de las manos.

Habían vuelto a trabajar juntas los últimos fines de semana, y habían adoptado como rutina el dormir juntas después de aquellas jornadas cargadas de emociones y cansancio a partes iguales.

Así estaban, juntas, semidesnudas y con sus cuerpos entrelazados, cuando un sonido estridente puso fin a sus horas de descanso. Ambas se quejaron y removieron en la cama incómodas.

- Es tu móvil - logró pronunciar la morena, sin abrir los ojos.

- Joder - se quejó Alba, mientras se movía lenta por las sábanas, despegándose en contra de su voluntad, del cuerpo de Natalia.

- Cógelo ya - le regañó.

- Es que no lo encuentro - alargó el brazo, tanteando con la mano la mesilla de noche y llevándose algún que otro objeto por delante. Tanteó el aparato, que seguía sonando y tenía la pantalla intermitente. Descolgó sin prestar atención a quien llamaba - ¿Si? - preguntó somnolienta.

- Hola, Alba - dijeron al otro lado, Alba al escuchar aquella voz se tensó.

- Mario - pronunció su nombre en susurro, procurando inconscientemente, que Natalia no escuchase. Natalia abrió los ojos de repente.

- Quiero que nos veamos - dijo el chico.

- Pero... - no entendía nada, desvío la mirada hacia el reloj que descansaba en su mesilla. Marcaba las 6 de la mañana - son las 6 de la mañana, Mario. - comentó contrariada.

- He bebido un poco - confesó - quiero verte. - Alba se removió nerviosa en la cama, mirando de reojo a Natalia, que le daba la espalda, en silencio.

- ¿Podemos hablar más tarde? - susurró - es mejor que ahora descanses.

- Dime que nos veremos, Alba - insistió.

- Está bien - aceptó suspirando - pero ahora descansa.

- Gracias cariño - dijo notablemente afectado por el alcohol - te quiero.

Alba no contestó a aquello, colgó la llamada y se quedó pensativa mirando la pantalla de su móvil. Natalia se giró sobre su cuerpo para mirarla.

- ¿Estás bien? - preguntó preocupada al ver su gesto de desconcierto.

- Sí - meneó la cabeza - vamos a volver a dormir, anda.

Se volvió a acomodar en la cama, y juntó su cuerpo al de Natalia, que la recibió encantada. Abrazó a Alba de forma delicada, y le dejó un suave beso en el pelo. Alba suspiró embriagada por la paz que le proporcionaba su contacto.

Ninguna de las dos volvió a dormir. Alba no paraba de darle vueltas a la llamada y a las últimas palabras de su ex novio, y Natalia no paraba de darle vueltas a lo que podría estar pensando Alba. Estaban inquietas, aunque sus cuerpos decían todo lo contrario. Ninguna se movía, ni emitía ningún sonido más que sus respiraciones acompasadas. Natalia acariciaba el brazo desnudo de Alba, y ésta se hundía más en su cuello, mientras le dejaba pequeñas caricias en su cadera descubierta.

Al primer vuelo - ALBALIAWhere stories live. Discover now