EP 22: NADIE TE VA A ENTENDER.

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 París, Francia, 2026.

Hotel Shargri-la.

Acababan de tener una sesión de sexo en la ducha, después de haberla tenido también durante toda la noche, intentando aprovechar cada segundo que aquella corta escapada les permitía, para tenerse y sentirse más cerca de lo que en realidad estaban.

La mayoría de sus escapadas siempre habían sido en ese hotel, de esa ciudad tan bonita y, desde hacía unos meses, dolorosa. Ya que era la espectadora de todas sus despedidas, de sus llantos, y de sus frustraciones. Y allí, con las mismas vistas de siempre, acompañadas del sentimiento de no poder más de siempre, Alba rompió el silencio ensordecedor, siempre predecesor de las despedidas.

- No podemos seguir así – comentó mientras se anudaba el albornoz a la cintura.

- Siempre decimos lo mismo, y al final volvemos – contestó restándole importancia, mientras cogía su ropa del suelo.

- Esta vez es diferente – miró por la ventana, suspirando, intentando recordar aquellas vistas para siempre, deseando congelar el tiempo y que aquello no tuviese que suceder – no podemos seguir así – repitió.

- ¿Ya no me quieres? – la miró triste, con miedo. En su pecho se agolpaban muchos sentimientos, excepto la sorpresa. Sabía que aquello acabaría pasando tarde o temprano.

- Te quiero como nunca, Natalia – se le aguaron los ojos, sin dejar de apartar la vista de aquel ventanal enorme.

- ¿Entonces? – miró ahora ella también por la ventana, seria.

- Me duele que nuestra relación se haya resumido a echar polvos en hoteles de diferentes partes del mundo. – soltó con pena, realmente estaba abatida.

- Eso no es tan así, Alba – la volvió a mirar, no queriendo confirmar sus palabras, aunque en el fondo sabía que tenía razón – estás siendo muy injusta.

- Ah, ¿no? – rió sarcástica - ¿cuándo pensabas decirme que tu single ya estaba listo e iba a empezar a sonar en las radios? – Natalia agachó la mirada, culpable.

- ¿Y tú cuándo pensabas decirme que te habían nominado para el Pulitzer? – preguntó también dolida, contraatacando. Ella no había sido la única que no había compartido sus éxitos.

- ¿Lo ves? – una lágrima cargada de dolor y culpa rodó por su mejilla – no hablamos, no compartimos nuestra vida - con cuidado, acercó su mano hasta su mejilla, y le acarició - movemos cielo y tierra para vernos, echar un polvo y cada una volver a su rutina – la voz se le quebró, y comenzó a llorar – no puedo más.

- Estoy en el punto más importante de mi carrera... - susurró, también con la voz quebrada.

- Yo también estoy en el punto más importante de la mía – la miró, con todo el dolor que unos ojos pueden albergar.

Se miraron derrotadas, ambas lloraban de rabia. ¿Cómo podía ser que algo que les hacía tan felices, también estaba resquebrajándolo todo? Intentaban, desesperadas, buscar alguna solución posible. Pero sabían que no había, que ya lo habían intentado todo. Sus tiempos no coincidían, sus vidas iban totalmente en dirección opuesta, y ninguna de las dos podía renunciar al sueño de su vida, no sería justo para ninguna y tampoco les haría felices. Se querían demasiado para ser tan egoístas.

Acortaron la distancia que les separaba, y se fundieron en el abrazo más largo y doloroso que jamás habían dado y recibido. Aquello era una despedida, pero no una más, era la despedida definitiva, la que jamás quisieron que llegase y por la que más habían luchado por evitar. Se querían, estaban totalmente enamoradas, pero simplemente no podía ser, de repente aquella relación no encontraba su momento en la vida.

Al primer vuelo - ALBALIAWhere stories live. Discover now