EP 19: EN BUSCA DE LA FELICIDAD.

8.7K 440 56
                                    

POV Natalia.

Caminé tranquila por las calles de Madrid, me perdía entre sus callejuelas con la finalidad de encontrarme a mí. Muchos sentimientos se agolpaban en mi pecho, mientras que los miedos acampaban mi mente. Nunca había tenido tanto que perder, tampoco había tenido tanto que ganar.

Repasaba mi historial, y jamás me habían querido tan bien como lo hacía Alba. Nunca había sentido tanto apoyo, comprensión, entendimiento y esa conexión tan increíble. Como si en algún momento de la vida, antes de nosotras existir, mi alma se hubiese separado en dos y una parte había acabado en mi cuerpo y la otra mitad en el de Alba. Lo sentí desde el primer momento, por eso no pensé en lo descabellado que era meter a una desconocida en casa, a vivir contigo, y cuidarla como si siempre hubiese formado parte de tu vida. Por eso tampoco me rendí cuando viví todo el infierno provocado por "Eva". Sabía, muy en el fondo, que nuestra historia no se iba a quedar ahí, que no podía acabar de aquella forma, y aunque solo hubiese sido para vernos, gritarnos y mandarlo todo a la mierda, habría merecido la pena.

Tenía la necesidad de estar con ella a todas horas, y eso era algo que no me podía negar. Mi ánimo, mi visión del mundo y de la vida, cambiaban drásticamente cuando la tenía a mi lado.

Cuando quise darme cuenta, ya era de noche. Mis pies por inercia, me habían llevado de vuelta a casa. Sonreí al descubrir su cuerpo apoyado contra la pared, al lado de mi portal.

- ¿Qué haces aquí? – pregunté sin poder quitar la sonrisa de mi cara.

- Quería decirte algo – se separó de la pared y se acercó más a mí – me has dado una puta mierda de argumento – puso los brazos en jarra. Yo levanté las cejas sorprendida – a la mierda.

Se abalanzó sobre mis brazos, y atrapó mis labios con ganas. Aquello me pilló desprevenida y retrocedí unos pasos hacia atrás, chocándome con la pared. Alba, se juntó más aún a mi cuerpo, quedándome totalmente prisionera de sus intenciones. Apoyé una mano en su cadera y la otra en su nuca, atrayéndola más a mí. Profundizamos más en el beso, haciendo que nuestras lenguas volviesen a encontrarse. Nos separábamos ligeramente para coger aire, para después volver a encontrarnos con más ganas. El mundo dejó de existir y el tiempo se paró en aquel momento, sólo existíamos ella y yo. Con fuerza y sin soltarnos, la elevé del suelo, y ella rodeó mi cadera con sus piernas. Giré sobre mis talones y la apoyé contra la pared, pegándome a ella todo lo que nuestros cuerpos me permitían. Ella abandonó mis labios para centrarse en mi cuello, eché la cabeza para atrás, facilitándole el movimiento, mientras que enredaba mis dedos en su pelo, haciendo presión, indicándole que no quería que dejase de hacer todo aquello que estaba haciendo. Sentí su lengua recorrer el camino hasta el lóbulo de mi oreja y no pude contener un gemido. Noté cómo sonreía contra mi piel, victoriosa. La separé un poco para poder mirarla de nuevo a los ojos, y las dos supimos que ya no había vuelta atrás, que habíamos saltado de un avión en marcha, y estábamos cayendo de forma precipitada.

Volví a besarla, esta vez con calma, deleitándome con el sabor de sus labios. Ella soltó un suspiro ahogado. Acabamos el beso con muchísimos besos cortos, como si no quisiésemos separarnos nunca. Nuestra sonrisa no podía ser más amplia. Estábamos muertas de miedo, pero felices.

- ¿Quieres subir? – le susurré, apretando aún más el abrazo.

- No puedo – me puso un puchero – mañana madrugo muchísimo, tengo un evento fuera de Madrid, y tengo que preparar el equipo y demás.

- Está bien – suspiré - ¿nos vemos a la vuelta?

- Claro – sonrió – ya me muero por volver a verte.

Al primer vuelo - ALBALIAWhere stories live. Discover now