Capitulo 41

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— ¿Cómo puede ser que tu tío piense que voy a entregarlos? Es decir estoy con ustedes, estoy contigo y no soy una soplona — digo luego de que El Tuerto abandonara la habitación.

—Entiéndelo, en este mundo tenemos que ser muy precavidos, en pocos depositamos nuestra confianza, por eso te conté toda la historia. Con que yo confíe en ti es suficiente. —me informa.

Vuelve a dejar el bote de antisépticos y las gasas en la gaveta. Coge su chaqueta y se dirige a mí.

—Vamos, tenemos que hablar con él sobre Velasco.

—De acuerdo vamos—coincido.

Nos dirigimos hacia su oficina. Es un sitio donde nunca he entrado, es más nunca había pensado que tendría que hacerlo. James da un par de toques para avisar que estamos ahí. Siempre dicen que uno siempre tiene que tocar antes de entrar no sea que se lleve una desagradable sorpresa. Recuerdo cuando estaba en la escuela de música, iba hacia el salón de clases de canto a buscar a la profesora, entre como siempre y me encuentro con la profesora sentada en el escritorio con el profesor Caleb entre sus piernas. Así que ya me quedó de experiencia.

—Pase—anuncia desde adentro.

Ingresa James y yo me quedo en la puerta como estatua pues no sé si deba seguir, no es un secreto que el Jefe no confía mucho en mí. El sitio no es muy grande pero sobrio con muebles rústicos, un gran escritorio, muebles con libros y otro con varios tipos de wiski y el humo que desprende su cigarro se filtra en las fosas nasales lo que me hace desear uno en este preciso momento.

—Entra chica yo no muerdo—comenta el jefe.

—Este... Yo quería decirle que no tiene por qué preocuparse, no voy a entregarlos a la policía ni nada por el estilo. Yo estoy trabajando con ustedes y así no lo estuviera no vendería nadie de verdad—cojo la mano de James y entrelazo nuestros dedos, mostrándole de alguna manera mi apoyo.

—Lo sé—da una calada a su cigarrillo para luego dejarlo en el cenicero y acomodarse nuevamente en sus silla— Y si James confía en ti está bien, él no confía casi en nadie y que lo haya hecho contigo es porque está en lo cierto. —sonrío y me relajo— Ahora sí, par de tortolitos siéntense—dice señalando con su mano las sillas que se encuentran frente a su escritorio. Hacemos justo lo que nos dice.

—Bueno me imagino que están aquí porque algo muy importante que decirme. ¿No es así?—me mira a mí y luego a James. No sé si hablar yo primero o James, finalmente este último habla.

— Ayúdanos a vengarnos de Velazco—suelta.

— ¿Ayudarlos?—frunce el ceño— ¿Acaso tú tienes algo que ver con ese malnacido?—clava su mirada en mí.

¿Cómo terminé metida en esto?

—Quisiera decirle que no, pero lamentablemente sí. Cometí el peor error de mi vida, confié en quien no debía y envié unas fotos que llegaron a manos de Velazco, me puso a trabajar en unos de sus bares pero ya no soporté eso y me fui, James me ayudó—le regalo una mirada a él y continúo—tuvimos un enfrentamiento y

—Yo le dispare—comenta James. El jefe solo asiente con una expresión fuerte y se cruza de brazos.

—Creímos que había muerto—continúo—pero hace un par de días que descubrimos que no, bueno más bien nos demostró que estaba vivo y que esto no había acabado y para mi desgracia, de la peor forma.

Le comento tal y como pasó todo sin omitir ningún detalle; cuando nos secuestraron, el enfrentamiento entre nosotros y Velazco, lo que hizo con mi mamá, incluso la solución de que lo mejor es sacarlos del país.

Una Nueva Oportunidad Para Amar...Where stories live. Discover now