Cap. 7

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Y colgó. Miré mi teléfono, todavía confundida. Fui a la cocina y me preparé la cena. Mientras cortaba la lechuga, picaron a la puerta. Dejé el cuchillo y fui a abrir. Al abrir, me encontré a Dean, y en su mano estaba mi trabajo. Me lo tendió, y cuando lo iba a coger, lo apartó.

- ¿Qué se dice?

- Dámelo -me lo volvió a tender y esta vez no apartó la mano-. Gracias.

- De nada -iba a cerrar la puerta cuando Dean puso la mano.

- Déjame explicártelo.

- No necesito una explicación -dije girándome y dirigiéndome a la mesa para dejar el trabajo.

- Primero había recibido una llamada del trabajo, y después, me llamó Megan llorando como una desconsolada -me giré y le miré-. Se le había muerto el perro, y necesitaba cariño.

No pude reprimir una risa.

- Yo me he muerto de aburrimiento durante una hora, Dean.

- ¿También necesitas cariño? Yo tengo para todas -dijo sonriendo de lado.

- No, gracias -miré a Dean, que estaba sonriendo. ¿Es que nunca pierde la sonrisa?-. Estaba preparando la cena. ¿Quieres quedarte a cenar?

- ¿Y después querrás cariño? -dijo haciendo un puchero, y yo sonreí negando con mi cabeza-. Eso es lo que quería.

- ¿Que te rechazara?

- No. Que sonrieras.

Después de que Dean se fuera de casa, me dispuse a adelantar un poco de trabajo. Estaba seleccionando las fotografías que debía imprimir al día siguiente, cuando me llegó un whatsapp.

>>Dean, 00:32: Por décima vez, lo siento. De verdad, el viernes que viene prometo no plantarte por muchos perros que se mueran de mis 'compañías', como las llamas tú. Gracias por la cena, estaba realmente buena.

    Kate, 00:33: "¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y que el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son". Pedro Calderón de la Barca, un poema que se me olvidó recitarte. Buenas noches, Dean.<<

Sábado por la mañana. Aproveché para terminar de seleccionar las fotografías que imprimiría. Una vez seleccionadas, fui a la tienda a imprimirlas. Después, aproveché y las deje en la tienda para que el lunes no se me olvidaran.

Por la noche decidí quedarme en casa viendo una película. Christie me insistió en salir con ella y James. Hasta mencionó invitar a Dean, pero me negué. Esa noche quería estar tranquila en casa. Puse la película en el DVD, y antes de sentarme en el sofá, picaron a la puerta. Cuando abrí, me encontré a Christie y a James con un par de bolsas cada uno.

- Si Kate no va a la fiesta, ¡la fiesta va a Kate! -dijo entrando y metiéndose en la cocina.

- Lo siento -miré a James, que se encogió de hombros-. He intentado disuadirla por todos los métodos.

- Te adelanto una cosa: es imposible..

James entró y cerré la puerta. No llegué al comedor, cuando volvieron a picar. Me temí lo peor. Abrí la puerta, y mis temores se hicieron realidad.

- ¿Es aquí la fiesta? -preguntó Dean levantando una botella de vino blanco.

Cita a ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora