Cap. 9

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Un ruido extraño me despertó. Abrí los ojos, pero los volví a cerrar. La luz que entraba por la ventana me molestaba mucho, y encima tenía un dolor de cabeza insoportable. Entreabrí los ojos, y vi que se me había caído de la mano la botella de tequila vacía. Me puse boca arriba y me di un pequeño masaje en la frente. Entonces, algo a mi izquierda se movió. Gire mi cabeza y vi a Dean de espaldas, durmiendo. Me levanté de la cama, recogí la botella de tequila y de whisky, y las lleve a la cocina. Una vez en la cocina, cogí una bolsa de basura, metí esas dos botellas, y me fui al comedor. Al entrar, aquello era un desastre. Christie y James durmiendo, tapados con la sabana. No quiero destaparlos y llevarme una sorpresa, pensé. Recogí todo aquello con mucho cuidado, y cuando lo tenía medianamente bien, me lo llevé a la cocina. Dejé la bolsa de la basura a un lado, y empecé a fregar los platos. Cerré la puerta para que así no se despertaran los demás. Una vez tenía todo limpio, me puse a hacer la comida. La casa estaba en silencio, y yo estaba cortando la lechuga, cuando de repente la puerta de la cocina de abrió de golpe. Yo, del susto, levanté el cuchillo apuntando hacia la puerta, y Dean levantó las manos.

- Tranquila, que soy yo -dijo Dean cerrando la puerta. Me miró y sonrió-. Puedes bajar el cuchillo.

Lo bajé y seguí cortando la lechuga, con el corazón todavía a mil.

- Me habías asustado -dije guardando la lechuga cortada en la nevera. Después, le prepare un café a Dean. Se lo di y nos sentamos en la mesa.

- Tengo una resaca impresionante -dijo poniéndose las dos manos en la cabeza. Después, bebió de su café-. ¿Qué pasó anoche?

- ¿No te acuerdas? -él negó con la cabeza-. ¿De nada? -volvió a negar.

- ¿Me tendría que acordar de algo?

- Depende... -dije mirándome las uñas.

- ¿Pasó algo malo? ¿Dije algo que no debía haber dicho? -esta vez fui yo la que negó, y el suspiró, aliviado-. Mejor.

- Bueno... -empecé a decir, y Dean me miró atento-. Me dijiste una cosa que me inquietó bastante.

Dean frunció el ceño, y yo sonreí.

- Me dijiste que no tenias novia, que solo tenias compañeras. Que una vez tuviste una novia, y que ahora eres como eres gracias a ella. También me dijiste que... -me callé, recordando las palabras que me dijo. Aparté la mirada y cerré los ojos.

- ¿Qué...? -le volví a mirar.

- Me dijiste que no me enamorara de ti, porque por culpa de tu trabajo pierdes todo aquello que te importa. Y que no querías que me enamorara de ti, porque no me quieres perder.

Clavé mis ojos en los suyos, y sonrió de lado.

- Es verdad, no te quiero perder -dijo sin más-. ¿Pasó algo más?

- Lo mas interesante es que Christie y James tuvieron una noche loca -dije, y enseguida miré a Dean, sonriendo.

- ¿Que has pensado?

- Ah, bueno, no sé... Tal vez podríamos tirarnos encima suyo -insinué sonriendo.

En la cara de Dean se dibujó una sonrisa maliciosa, así que los dos nos levantamos de las sillas, y salimos al comedor en silencio. Nos colocamos uno a cada lado, y cuando contamos hasta tres, nos tiramos encima de ellos.

- ¡Buenos días pareja! -dije gritando.

- ¡Oh, dios, Kate! Te mato -dijo Christie tapándose con la sabana.

- Arriba, tortolitos. ¡Que tenemos hambre!

- Joder, Dean, ¡que estamos desnudos! -Dean y yo nos miramos, y nos empezamos a reír.

- No tenéis nada que no hayamos visto ya -dijo cogiendo la sabana.

- ¡Basta! -dijeron Christie y James.

- En cinco minutos comemos. Daros prisa.

Dean y yo nos levantamos del sofá cama y fuimos a la cocina, y al llegar, chocamos los cinco.

- Y dime, ¿qué hay para comer? Espero que no sea yo -dijo Dean sonriendo.

Cita a ciegasWhere stories live. Discover now