Cap. 35

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Estábamos en mitad de una partida, cuando escuché gritos. Me giré, y escuché claramente que la policía estaba aquí. Mierda, una redada. Me levanté de la silla y miré a Christie.

- Corre -le dije.

- ¿Y tú?

- Estaré bien, tengo que ir a buscar a Dean. Tú corre -dije empujándola hacia la salida donde iban todos.

Yo empecé a correr en busca de Dean, chocandome con gente de frente, pero cuando escuché que la policía también estaba por ese lado, me di media vuelta. Vi una puerta, y la abrí. Al entrar, habían unas escaleras, y luego nada, al menos a simple vista. Cerré la puerta y bajé las escaleras, y al llegar, había un pasillo infinito y oscuro. Escuché la puerta abrirse, y la luz se encendió, así que empecé a caminar rápidamente hacia la nada.

- Policía, no se mueva -oí de fondo, pero no paré.

Pisé algo que hizo que mi pie resbalase un poco.

- Mierda -solté.

- ¡Policía! -gritaron a mi espalda, seguramente apuntándome con un arma-. Levanté las manos, y dese la vuelta lentamente.

Joder, pensé. Levanté las manos, y al girarme vi algo que no esperaba encontrarme: un policía guapo. Seguía apuntándome con la pistola, mientras que yo le observaba detenidamente. Tenía el pelo corto, y los ojos claros, con rastro de barba. Me sonaba mucho su cara pero, ¿de que conocía yo a este guaperas? Suspiró, y guardó el arma.

- ¿Estás bien?

- ¿Preguntas si estoy bien físicamente, o si estoy bien después de apuntarme con un arma? -dije bajando lentamente las manos, y el policía sonrió.

- ¿Steve? -oí gritar. Con que Steve...

- Ahora subo -gritó-. Dime, ¿por qué huias?

- Porque unos policías han entrado apuntando con armas y gritando 'Policía'. Una se asusta -dije encogiéndome de hombros.

- Ven, subamos.

Me acerqué hasta él y me agarró del brazo. Subimos las escaleras y en la puerta por la que entré me encontré al que suponía que era su compañero. Al verle, resoplé. No podía ser, otro policía que era guapo. Este era mas bajito que Steve, y era rubio, con barba, y los pantalones que llevaba le hacían un culo perfecto. Que por cierto, había visto ese culo antes. Ya deliraba imaginándome que conocía a los policías. Kate controla, que tienes pareja, me soltó mi subconsciente. Dean, pensé, y automáticamente empecé a mirar a mi alrededor, pero solo habían policías terminando de sacar a gente e inspeccionando ese lugar. El policía me miró a mi, a Steve, y después detrás de nosotros.

- ¿Ya está? -preguntó-. ¿Tanto hacerse el héroe para que traigas a una?

- Oye, al menos traigo a alguien. ¿Y tú qué?

- Estaba demasiado ocupado cubriéndote, campeón -dijo señalandole con el dedo.

- Tranquilo Danny, mañana serás tú el héroe.

- ¿El héroe? No quiero ser el héroe, quiero que mi compañero no intente matarse todas las noches, y por consecuente arrastrarme a mi por cubrirte.

Resoplé, y los dos me miraron. 

- Perdón, no quería interrumpir esta discusión de pareja -dije mirando hacia otro lado.

- ¿Qué?

- No somos pareja -dijo Danny.

- Soy demasiado hombre para él -bromeó Steve, y yo reí-. Vamos Danno, no te pongas así -Danny, le fulminó con la mirada, y luego me miró a mi de arriba abajo.

- ¿Danno? -dije mirándoles-. ¿Has dicho Danno?

- Sí -dijo Steve, no muy seguro-. ¿Por qué?

En esos momentos di una palmada y señalé a Danny.

- Yo a ti te conozco.

- ¿Ah si? -dijo señalándose.

- Sí, te hice una sesión de fotos el año pasado con tu hija -Danny entrecerró los ojos, recordando-. Te obligo a ponerte en varias fotos.

- ¡Eres tú! -dijo sonriendo-. ¿Como ha acabado una fotógrafa en una partida clandestina?

- No lo sé, la verdad -dije encogiéndome de hombros.

-  Bueno, después de este bonito reencuentro, ¿qué hacemos? -preguntó Danny, mientras que Steve no dejaba de mirarme. Me intimidaba, y mucho.

- La llevaremos a comisaria -mis ojos se abrieron como platos.

- ¿A comisaria? ¿Por qué?

- Estabas en una partida clandestina, y huyendo -yo suspiré-. Solo serán un par de preguntas -me calmó Steve, y yo asentí.

- Por favor, necesito que me contestes a esta pregunta: ¿quien lo organizó?

Era la tercera o cuarta vez que me preguntaba eso. Llevaba aquí dentro como una hora, y por muchos ojitos que me pusiera Steve, no abriría la boca.

- No lo sé. Yo estaba allí por estar.

- Nadie está en un lugar como ese por estar -dijo sentándose, y yo suspiré-. ¿Lo organizabas tú?

Solté una carcajada, y después bebí del café.

- Por favor, créeme que si yo lo organizase, lo haría mejor -dije encogiéndome de hombros-. No sé nada, y si supiera algo, te lo diría.

- Bien -dijo levantándose.

- ¿Puedo irme ya? -Steve asintió, y yo sonreí-. Gracias.

Íbamos a salir, pero se puso delante mio.

- Toma -dijo tendiéndome una tarjeta. La miré, la cogí, y después le miré a él-. Por si se te ocurre algo.

- Gracias -miré la tarjeta y empecé a caminar, pero frené de golpe, haciendo que Steve se chocase conmigo. Leí lo que ponía, 'Capitán Steve McGarret'-. ¿McGarret? -pregunté girándome lentamente.

- Así es.

- ¿Tú eres Steve McGarret? -volví a preguntar.

- Como te he dicho, sí. ¿Pasa algo?

- No me lo puedo creer... -dije sonriendo-. ¿No te acuerdas de mi? -él negó con la cabeza-. Bueno, a mi me ha costado reconocerte también... Estudiamos juntos. 

Steve me miraba con los ojos entrecerrados, y yo suspiré.

- Pegabas a aquellos que se metían contigo, aunque eras un niño bueno. Soñabas con ser policía como tu padre, y adorabas comer arena cuando eras pequeño.

- ¿Kate Hale? -dijo después de unos minutos de silencio, y yo asentí.

- ¿Has tenido mi expediente toda la noche en la mano y no te has dado cuenta? -dije sonriendo.

- Dios mio, ¡eres Kate Hale! -dijo abrazándome, y yo reí. Se separó de mi y me miró mas fijamente-. Has cambiado mucho, menos tu sonrisa. Sigue siendo la misma.

Yo reí, y me lo quedé mirando fijamente.

- Así que eres poli -y él asintió-. Me alegra tener un amigo poli.

- No te acostumbres -yo reí, y me iba a despedir cuando habló-. Por favor, avísame si sabes algo más. Tenemos a alguien metido pero no informa desde hace semanas.

- Tranquilo, que si me entero de algo te lo diré -dije sonriendo-. Ya nos veremos.

Le di un abrazo y salí de la comisaría. Miré a mi alrededor, pensando qué hacer. Saqué mi móvil y marqué el numero de Dean. 

- ¿Kate? ¿Donde estas? ¿Estas bien?

- Estoy en la comisaria. ¿Puedes venir a recogerme?

- Ahora voy.

Y colgó. Antes de guardar el móvil, miré la hora: las seis de la mañana. Y yo esta tarde tenía que hacer una sesión de fotos. Guardé mi móvil en el bolso, y esperé a que apareciera.

Cita a ciegasWhere stories live. Discover now