Cap. 34

731 43 5
                                    

Estaba en casa de Dean, en su habitación, delante de su espejo, probándome por encima un vestido que me llegó después de llegar de comer con Dean. 

- ¿Y ese vestido? -dijo Dean entrando en la habitación.

- Cortesía de Larry Owens -dije suspirando.

Me giré y vi a Dean con una sola toalla en la cintura, mientras se secaba el pelo con otra, y me mordí el labio. Miré la hora, y tanto él como yo estábamos duchados y cenados. Tocaba arreglarse, pero no quería. No quería ir esta noche a jugarme el pellejo por un tío que no me caía bien, ni que mi novio estuviese en peligro por mi culpa.

- ¿Estás bien? -dijo Dean poniéndome su dedo indice en mi barbilla, y levantándome la cabeza.

- Sí -sonreí, y luego negué con mi cabeza-. En realidad, no. No quiero ir -suspiré.

- Pero es lo que nos toca.

- Sí, lo sé, y en parte por mi culpa. Pero es que...

- ¿Qué? -dijo Dean mirándome.

- Tengo un mal presentimiento.

- ¿Eres supersticiosa?

- Da igual si lo soy o no, es solo que tengo como un nudo en mi estomago... Y eso no es buena señal.

- Escúchame -dijo agarrándome la cara con sus dos manos y obligándome a mirarle a sus preciosos ojos azules-, todo va a ir bien, ¿de acuerdo? Recuerda: te protegeré con mi vida si hace falta.

Asentí, y me besó. Puse mis manos en su cintura, y el sonrió en mis labios.

- No querrás llegar tarde, ¿verdad?

- ¿Y que mas da? -respondí coqueta.

- Ya habrá tiempo luego -dijo separándose de mi y besándome en la frente.

Resoplé y empecé a vestirme. Cuando me puse el vestido y me calcé, me miré en el espejo. La verdad, odiaba reconocerlo, pero Owens tenía buen gusto. Llevaba un vestido blanco ajustado hasta la cintura con la espalda descubierta, y la falda se anchaba hasta las rodillas. Era de media manga, y lo conjunté con unos zapatos de color crema, igual que el bolso. Me maquillé, y mientras me estaba pintando los labios, Dean apareció colocándose la corbata de color gris. Al verle, le recorrí con la mirada varias veces.

- Me vas a desgastar -dijo terminando de hacerse el nudo.

- Vas muy guapo -dije terminando de pintarme los labios.

- Gracias -dijo poniéndose la chaqueta gris. Caminó hasta a mi, y me tendió su brazo-. ¿Nos vamos?

Asentí, y salimos de su casa. Antes de entrar al coche, paró. Se giró y me miró de arriba abajo.

- Tu también estas muy guapa -dijo dándome un beso en la mejilla.

Sonreí y nos metimos dentro del coche, y Dean puso rumbo a donde quisiera que nos tocara estar.

Al llegar, vi que era en el mismo lugar donde me enteré de todo. Si ya tenia un nudo en el estomago por el mal presentimiento, se me hizo un segundo nudo, pero esta vez en la garganta, al recordar todo de esa noche. Dean aparcó, y apretó mi mano.

- Todo saldrá bien.

Asentí y bajamos del coche. Nos saltamos la cola y el gorila nos dejó entrar. Pasamos la segunda puerta, y el ambiente no cambió. Veía al resto de personas, sonriendo, felices, y yo con una cara de amargada que no me la aguantaba ni yo. Desentonaba en todos los aspectos.

- ¡Al fin os encuentro!

Esa voz... No podía ser. Me giré y me encontré a Christie con un vestido rojo largo y muy escotado y James con un smokin negro.

Cita a ciegasМесто, где живут истории. Откройте их для себя