Cap. 14

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Abrí la boca para decir algo, pero la cerré al instante. Miré al frente, y me fijé que los créditos de la película ya habían terminado y estaba en el menú de inicio. ¿Como me tomaba yo eso? 

- No me refiero en el físico, porque sois realmente distintas. Pero en cuanto a la personalidad, la forma de pensar sobre algunas cosas... Es como si ella todavía siguiese aquí conmigo.

- ¿Está muerta? -pregunté, y después le miré.

- No. Está... Con otro hombre.

- ¿Quieres...?

- Creía que estábamos bien -dijo cortándome-. La conocí gracias a mi trabajo. Nos hicimos inseparables, y al final me enamoré como un tonto de ella. Creía que también me quería, que estaba enamorada de mi, pero un día, entré en el despacho de mi jefe y... -se calló de golpe, y vi como cerraba su puño encima de su pierna.

- ¿Y...? -le animé a continuar.

- Me los encontré follando encima de la mesa -sus labios formaron una fina linea, y su puño seguía cerrado. En cuanto a mi cara, un poema-. Llevaba saliendo con ella un año y medio, y ella llevaba tirándose a mi jefe durante seis meses. Me manipuló, hice lo que ella quiso, hasta me metí en problemas que nunca creería que me metería -entonces la bolsa de su habitación me vino a la memoria. ¿Tal vez era un asesino en serie?-. Y todavía sigo en esos problemas -soltó una débil risa-. Por su culpa, he perdido todo aquello que me ha importado. Y me hizo daño. Mucho daño.

Puse mi mano encima de la suya, y le obligué a mirarme a los ojos.

- Yo nunca te haría eso. Lo sabes, ¿verdad? -el me dedicó una débil sonrisa.

- Hay cosas que no sabes de mi, Kate -dijo acariciándome la mejilla-. Pero por tu bien, es mejor que no lo sepas.

Y le abracé. Sabía que él necesitaba ese abrazo. Y yo también lo necesitaba.

- Quiero que sepas que confío en ti, y que el pasado, pasado es -dije todavía abrazada a él, y me apretó más-. ¿Quieres un consejo? Guíate por tus impulsos: ellos saben realmente lo que quieres.

Me separé de él y le sonreí. Me levanté del sofá y le tendí el bol vacío.

- Ves a hacer más palomitas, yo elijo la siguiente peli.

Dean se levantó del sofá y se llevó también la botella vacía. Mientras él estaba en la cocina, yo miraba qué peli escoger. Después de mirar y remirar, encontré una que me gustó. La puse en el DVD y esperé a Dean para darle al play. A los minutos apareció de nuevo con el bol lleno de palomitas y una botella de vino. Lo dejó encima de la mesa y se sentó, esta vez mas cerca mio, por no decir que estaba pegado a mi.

Le di al play y empezó a sonar la mítica banda sonora de Harry Potter, y Dean giró la cabeza, mirándome con una ceja levantada.

- ¿Harry Potter?

- ¡Me encanta! Simplemente es... Genial. 

- ¿Te has leído los libros?

- Todos y cada uno de ellos -dije orgullosa-. J. K. Rowling tiene una imaginación de oro.

- Creo que se le podía haber dado mas virilla al asunto -dijo mirando la pantalla.

- ¿A que te refieres?

- ¿Sabes la de cosas que hubiese podido hacer Harry si hubiese usado su imaginación y su varita? -dijo mirándome, de nuevo, con una ceja levantada.

- ¡Oh venga ya! Lo tuyo es un problema -dije levantándome y quitando la película.

- Hey, ¿por qué la quitas?

- Porque no me apetece imaginarme a Harry haciendo guarradas con su varita.

- Tengo la versión guarra, si quieres la vemos -dijo estirando su brazo en el reposabrazos del sofá.

- No, gracias -puse música y me senté en el sofá de nuevo, de cara a Dean y con las piernas subidas al sofá-. Hablemos.

- ¿De qué? -dijo pasándome mi copa.

- De cualquier cosa -bebí vino, y luego le miré sonriendo-. Preguntas y respuestas.

- ¿Como?

- Uno hace una pregunta, y el otro la responde. Sí o sí. Y serán... 10 preguntas.

- ¿Cualquier pregunta? -yo asentí-. Vale.

- ¿Quieres empezar tú?

Cita a ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora