Cap. 8

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- ¿Por qué llevas el pijama puesto? -dije, todavía en la puerta, mirándole de arriba abajo.

- Christie me dijo que es una fiesta de pijamas, y que como tal, teníamos que venir en pijama.

Yo negué con mi cabeza, y le dejé pasar. Cuando cerré la puerta, cogí aire y grité.

- ¡CHRISTIE, A LA COCINA! ¡YA! -me dirigí a la cocina y a los segundos entró ella-. ¿Si Kate no va a la fiesta, la fiesta va a Kate? ¿Una fiesta de pijamas? ¿Hay alguna sorpresa mas para la noche? ¿Un stripper? ¿Algo?

- No te pongas así, mujer. Era una sorpresa. Y si te lo decía, me ibas a decir que no.

- Pues si -empecé a sacar las cosas de las bolsas-. Patatas, palomitas, chuches... -después saqué dos botellas-. ¿Vodka? ¿Tequila? ¿Esto que es una fiesta de pijamas o Proyecto X?

- Una fiesta de pijamas, pero en versión adulta -dijo Christie quitándome las botellas y guardándolas en la nevera.

- Christie, ya sabes que cuando llevo unas copas de más, suelo hacer tonterías de las que al día siguiente me arrepiento.

- Haces tonterías todos los días -levanté una ceja-. Ya se a lo que te refieres. Pero creo que con lo que hay fuera, ¡una no se puede arrepentir!

Siguió guardando más botellas en la nevera. Yo abrí un armario y cogí unos cuantos boles. Abrí una bolsa de patatas, y las puse en el bol. E hice lo mismo con las chuches y las palomitas.

- Dean tiene novia -Christie iba a poner otro paquete de palomitas en el microondas, cuando se giró y me miró-. O la tenía, no sé...

- Dean, ¿el que está en tu comedor?

- Ese mismo.

- ¿Como lo has sabido?

- Se lo escuché decir a Mario. Y después, en la sala, se lo pregunté a él. Pero cuando le llamé, estaba con una tal Megan. Así que no se que es de Diane -dije encogiéndome de hombros.

- ¿Puedo coger sabanas? -dijo James asomando la cabeza por la puerta de la cocina.

- Claro. En mi habitación, en el ultimo armario de la derecha.

Asintió y se fue. Lo siguiente que escuché fue un:

- Dean, ¡ya tenemos sabanas!

Christie y yo cogimos dos boles cada una, y salimos al comedor. Al salir, nos encontramos el sofá -que es sofá cama, por cierto-, abierto, con sus sabanas puestas. Después, la tele con una peli preparada. Dejamos los boles al lado del sofá cama, y yo volví a la cocina a por la botella de vino y cuatro copas. Por si acaso, cogí una botella de agua. Repartí una copa a cada uno, y serví vino.

A las horas, la película fue sustituida por música, y el vino por vodka, tequila o whisky. Christie y yo bailábamos mientras James y Dean estaban en el sofá cama mirándonos y aplaudiendo. Cuando terminó la canción Christie se tiró al sofá, encima de James, y le besó. Dean y yo mirábamos la escena, y reímos. Le miré y le señalé con la cabeza la cocina. Asintió, se levantó y me siguió. Al entrar, cogí de un armario dos vasos de chupito, y los puse en la encimera. Los llené de tequila, y le pasé uno a Dean.

- ¿Y el limón y la sal?

Cogí el chupito y me lo bebí de un trago.

- ¿Para que perder el tiempo? -sonreí y me rellené el vaso, y lo mismo hice con el de Dean.

Después de un par de rondas más de chupitos, salimos a asomarnos al comedor. Vimos a James y Christie dándose el lote, y en pocos minutos llegaba la acción. Miré a Dean, y el también me miró.

- Creo que aquí sobramos -dije en un susurro.

- Yo también lo creo.

Cogí la botella de tequila y Dean la de whisky y fuimos a mi habitación. Al entrar, me senté en la cama en plan indio, y Dean se sentó en el suelo, justo a los pies de la cama. Apoyó su espalda en la pared y le pegó un trago a la botella.

- ¿Por qué no me lo dijiste? -Dean clavó su mirada en mi-. Que tenias novia.

- No la tengo -dijo ladeando la cabeza-. Tengo compañeras, como las llamas tú. Diane es la que nunca me falla. Es como mi novia, pero de sexo.

Resoplé.

- ¿Así que no tienes novia? -él negó con su cabeza-. ¿Nunca has tenido?

Bebió de nuevo de la botella de whisky, y se quedó mirando la nada, pensando. Después, me miró a mi.

- La tuve. Hace muchos años. Y ahora soy como soy gracias a ella.

Esta vez fui yo la que bebió un buen trago de tequila. Ardía la garganta, pero lo ignoré.

- Esto del amor es una montaña rusa que no hace más que subir y bajar -dije en un susurro.

- ¿Ya te has enamorado de mi? -dijo sonriendo.

- Más te gustaría a ti -bebí más tequila.

- Mejor que no te enamores de mi. ¿Quieres saber la razón por la cual no tengo novia? -asentí-. Mi trabajo. Mi trabajo hace que pierda todo aquello que me importa. Así que mejor que no te enamores de mi, porque no te quiero perder.

Cita a ciegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora