Cap. 42

564 40 0
                                    

Estaba comiendo con Christie, y nos poníamos al día de nuestras mini-vacaciones. Cuando le dije que estuve la mayoría de días con Steve, ya empezó a pensar mal.

- ¿Hicisteis algo?

- Tengo novio.

- Nunca pensé que te oiría decir eso. Repitelo.

- Lo tuyo es tocar las narices, ¿no?

- Sí, y mucho -dijo sonriendo.

Seguimos comiendo y hablando, hasta que mi móvil sonó. Lo busqué en mi bolso, y cuando vi el nombre en la pantalla, descolgué.

- Hola desaparecido -dije sonriendo.

- ¿Donde estás? -preguntó Dean.

- Comiendo con Christie, ¿por qué?

- No, por saber. Estoy muy liado con el trabajo, te veo en unos días, ¿vale?

- Esta bien -dije suspirando-. ¿Va todo bien?

- Sí, solo que tengo mucho trabajo. Te quiero.

- Yo también...-y colgó, dejándome a medias con la frase-...te quiero.

Christie me miró con el ceño fruncido, y yo simplemente, negué con la cabeza.

- ¿Qué pasa? -me preguntó suspirando.

- ¿Por qué tiene que pasar algo? -sonreí.

- ¿Enserio? A veces se te da fatal mentir -dijo señalándome con el tenedor, y yo suspiré, agachando la cabeza.

- No sé, es Dean.

- ¿Y qué pasa con él? ¿Tantos días sin sexo es malo? -dijo riendo, y yo negué con la cabeza.

- Nada, solo son paranoias mías -dije bebiendo de mi copa.

- Tus paranoias no son buenas Kate -inquirió Christie.

Me mordí el labio, pensando.

- ¿Seguro que no sabes nada de Dean?

- Ya te dije anoche que no. Tal vez James -dijo encogiéndose de hombros.

- Hipotéticamente hablando...

- Ya empezamos -me cortó Christie.

- Déjame terminar de hablar -Christie asintió y yo sonreí-. Hipotéticamente hablando, si James supiera algo de Dean, ¿me lo diría?

Christie se calló, pensando en la respuesta supongo, y se encogió de hombros.

- Supongo. A no ser que Dean le haya hecho jurar que se callaría. En ese caso, solo tienes que insistir. Pero si no sabe nada, entonces pierdes el tiempo insistiendo.

Terminé de comer con Christie, y mientras ella se iba a hacer unas compras, yo fui a buscar a James. Estaba esperándole en su portal cuando apareció todo sudado. Me miró con el ceño fruncido y se sacó los auriculares.

- Hola Kate -dijo sonriendo-. ¿Qué tal?

- Bien, ¿y tú?

- Bien, haciendo un poco de ejercicio para no perder la forma. ¿Qué haces aquí? ¿No tendrías que estar con Christie?

- Tenía que hacer unas compras -James asintió y yo suspiré-. Tengo que hablar contigo.

- Dime.

- Dean. ¿Qué sabes de él?

- Nada que no sepas tú ya, ¿por qué?

- ¿Seguro que está liado con trabajo?

- Sí.

Me quedé en silencio, mirándole a los ojos para saber si mentía o no. Pero era imposible saberlo.

- Kate, ¿va todo bien?

- Perfectamente -dije sonriendo-. Me tengo que ir ya, nos vemos.

Pasé por su lado y me agarró del brazo. Me giré, mirándole, y tenía la mandíbula tensa. 

- Ahora soy yo la que pregunta. ¿Va todo bien?

- ¿Tú sabes algo de Dean? -dijo soltándome.

- No, por eso te preguntaba a ti.

James empezó a jugar con los auriculares, pensando. Me miró y sonrió.

- Seguro que estará liado con trabajo -dijo forzando la sonrisa.

- Sí, seguro -dije sonriendo también, intentando sonar convencida.

- Estará bien, ya verás.

- Eso espero. Me voy ya, nos vemos.

Por el camino decidí no darle más vueltas al tema, y hacer caso a Dean. Solo tengo que esperar unos días.

Y pasaron unos días. Era jueves, y hacia cinco días que Dean me llamó. Me estaba volviendo completamente loca. Ese día no abrí el local, ya que tenían que hacer unas reformas. Debía de invertir en algún lado el dinero que gané aquella vez. Estaba hablando con el diseñador sobre las reformas, y cuando terminamos, salimos del local. Quedamos en que la semana que viene vendría y empezarían las reformas, y que solo tendría que estar cerrado un par de días. Cerré el local y empecé a caminar hacia el coche, cuando mi móvil empezó a sonar en mi bolsillo del pantalón. Lo saqué, y vi el nombre de Dean en la pantalla. Ya era hora, pensé.

- Hombre, al fin me llamas -dije buscando en el bolso las llaves del coche.

- ¿Esperabas que te llamara yo? -me quedé helada al oírle-. ¿Ahora eres muda?

- ¿Qué haces con el móvil de Dean, Larry?

- Oh, estamos pasando mas tiempo juntos. Y todo gracias a ti.

Entonces todo cuadró.

- ¿Le has secuestrado?

- Se podría llamar así. Es muy aburrido y grosero, ¿como le aguantas?

- Creo que Dean se puede estar haciendo la misma pregunta acerca de ti.

- Esto nos ha servido para ver que nos parecemos más de lo que creíamos.

- Hijo de puta...

- Las señoritas no hablan así -dijo.

- Ahora mismo puedo ser de todo menos una señorita, capullo -escupí.

- Respétame un poco, o el que lo pagará todo será tu querido Dean -me callé, y se empezó a reír-. Veo que nos vamos entendiendo. ¿Sabes? Esto es por tu culpa. Y te lo avisé.

- ¿Mi culpa? He echo todo lo que me has pedido.

- ¿Te pedí yo que hablaras con la policía? Sé perfectamente que has estado avisándoles de todos nuestros movimientos. Que eres tú la que abría la boca. Y ahora, sufrirás.

- Larry, no... -y me colgó-. ¡Joder!

Di una patada en el neumático, y me pasé las manos por el pelo, pensando en qué hacer. Abrí el coche y me subí en él. Tenia que buscar una solución, y rápido.

Cita a ciegasOnde histórias criam vida. Descubra agora