Cap. 23

824 55 0
                                    

Estaba en la barra observando el local, y la verdad, me recordaba un poco a uno de los cincuenta, por la estructura. Eso sí, como dice Christie, es muy cool. La barra era semicircular, y agrupaba a todos los invitados solterones que iban en busca de una presa fácil esa noche. En frente mio, unas cuantas mesas, y unas pequeñas escaleras que daban a mas mesas, una pequeña pista para bailar y el escenario. Sí, todo muy cool. Me giré y le pedí al camarero otro martini blanco, hasta que Christie se colocó a mi lado.

- Pongame lo mismo que a esta señorita, por favor -el camarero asintió, y Christie me miró-. Esto es genial -dijo eufórica.

- Sí, es genial -dije alzando mi martini y bebiendomelo de un trago.

- ¿Qué ocurre?

- Nada. ¿Por qué me tiene que pasar algo? Quiero decir, estoy con mis amigos en uno de los locales mas glamurosos de la ciudad. 

- ¿Es porque Dean no está contigo? Si quieres vengo aquí con James y te hacemos compañía.

- No. Tú querías estar aquí, disfrútalo. Yo ya me haré amiga de alguno de estos depredadores que hay aquí -dije señalando con la cabeza.

- Vale, pero quiero que sepas que ninguno es apetecible.

- Tengo que estar muy borracha para acabar con uno de ellos -dije riendo.

- Bueno vuelvo con James, que hay mucha perra suelta aquí. Si necesitas algo, secuestrame -dijo retrocediendo de espaldas y señalándome-. ¡Te quiero!

Se dio la vuelta y volvió con James. Como la envidio. Ella con James y yo con un martini.

- Veo que disfrutas de la noche -dijo Dean a mi lado.

- Sí, los martinis son muy buenos amigos -dije levantando el vaso vacío.

- Camarero por favor, dos mas -pidió Dean, y luego me miró-. Siento abandonarte un poco, es que hay unos cuantos socios aquí y...

- Tranquilo, estoy bien, aparte...

- ¿Dean? -escuché a mis espaldas. Dean miró por encima mio, y frunció el ceño-. No esperaba verte aquí.

Me giré y vi que Dean saludaba a otro hombre. 

- No te veía desde el viernes -dijo poniéndose las manos en los bolsillos.

- Si verás, he estado un poco ocupado.

- ¿Tú eres el de la pelea? -el hombre se giró y me miró con los ojos entrecerrados, mientras que Dean lo hacia con los ojos muy abiertos. Yo me encogí de hombros, y volví a mirar a aquel hombre.

- ¿Qué pelea?

- La del viernes, Dean fue a ayudarte.

El hombre miró a Dean, y después rió.

- Ese soy yo. Si no fuera por él, no hubiera ganado -rió, y después me tendió la mano-. Por cierto, soy Ed.

- Y yo Kate, encantada -dije estrechandosela.

- Dean no me había dicho que tenía una amiga tan guapa -dijo apoyando el codo en la barra, quedando a mi lado.

- Tengo que ir a saludar a alguien -dijo Dean, y después señalo a Ed-. Tú, cuidamela -después se acercó a mi y me habló al oido-. Ves con cuidado.

Le vi alejarse hasta un grupo de señores, y Ed carraspeo.

- Así que amigos, ¿no?

- Exacto.

- Deja que te invite a algo.

- No, ya tengo -dije mirando al camarero-. Gracias.

- Y dime, ¿que es de ti? -le miré, frunciendo el ceño.

- Pues nada del otro mundo, ¿y de ti?

- Chica de pocas palabras, eh.

- No, chica de poca información -dije sonriendo.

- Lo pillo -rió-. ¿Sabes? Nunca había visto a Dean preocuparse por alguien desde...

- Brenda -terminé yo, y me terminé el martini.

- Así que la conoces.

- Algo por el estilo.

Estuve hablando con Ed gran parte de la noche, hasta que me preguntó una cosa que me desconcertó.

- Y dime, ¿lo sabes todo acerca de Dean?

- ¿Todo? ¿Qué he de saber?

En esos momentos Ed sonrió, y se mordió el labio. Este rubio con ojos oscuros me llevaba haciendo preguntas raras durante toda la noche.

- Te invito a cenar mañana. ¿Qué me dices?

- Pues..

- No me pongas ninguna excusa, por favor. Me gustaría seguir conociéndote.

- Deberías dejar terminar las frases a la gente -dije riendo-. Iba a decirte que sí.

- Vale, dime hora y te paso a recoger.

- Mejor quedamos en el restaurante.

- En el Apfic a las diez -dijo sonriendo-. Es el que está a dos calles de este local.

- Perfecto.

- ¿Os dejo solos y ya hacéis planes para cenar? -dijo Dean riendo. Me giré y le miré, por mucha sonrisa profident que tuviera en su rostro, no estaba feliz por dentro.

- Tranquilo hombretón, no me la comeré -dijo guiñándome un ojo, y yo rodé los ojos-. Bueno, me tengo que ir ya. Me ha encantado verte Dean -dijo estrechándole la mano. Después me miró, se acercó y me dio un beso en la mejilla-. Encantado. Nos vemos mañana.

Se dio media vuelta y desapareció del local.

- Deberías ir con cuidado.

- ¿De que estas hablando? -dije mirándole.

- Tú solo ves con cuidado. Le conozco muy bien, y no me fio de él.

- Gracias por el consejo.

Cita a ciegasWhere stories live. Discover now