Capítulo 12.

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La puerta se abre.

—En serio lo siento Brenna, pero Helena no se decidía en... ¿Por qué está tan oscuro aquí?

Me hago a un lado apartándome de River y enseguida entra Helena.

—¿Y la luz? — busca a River en la habitación —¿Dónde estabas?

—Tenia que hacer unas cosas —contesta levantándose del suelo.

—¿Acabas de llegar? — Helena me mira disimuladamente al igual que todo lo de al rededor.

Di que sí por favor, ruego.

Bajo la mirada hacia mis pies; no sé porque lo hago, nunca he sido del tipo miedosa, pero, algo en mi suplica salir de aquí.

—No, llegué hace un rato — inmediatamente dirijo mi mirada a River.

—De haber sabido no hubiéramos tardado tanto — suelta una pequeña sonrisa — ¿Por qué hay tantas velas?

Dagan me mira y después a River.

—Es para ti — digo.

—¿Qué? — sueltan ambos.

—River me pidió que lo ayudara. Ya sabes, consejo de chica.

Dagan me mira sorprendido pero aún más River.

—¿Para mí?

—Mhm... — Duda —. Sí, lo es. Quería sorprenderte.

Helena se lanza a sus brazos, tomándolo por el cuello para besarlo.

—Bueno es hora de dejarlos solos — Dagan toma mi bolso junto con mi mano.

River se aleja de Helena —:Espera...

Pero antes de que termine la frase, Dagan ya me tiene fuera de la cabaña.

—¿Por qué ayudaste al idiota de River?— dice con el ceño fruncido.

—¿Idiota?

—Sí, idiota. — dice —. Merecía soportar los dramas de Helena.

—Yo no quería que interpretará mal.

—No estaban haciendo nada malo.

—Lo sé, pero... me pareció correcto.

—¿Correcto?

—Relájate Dagan no es como si hubiera sido un crimen mentirle —me suelto de su agarre y comienzo a caminar por sí sola.

—Tú no mereces esto.

—¿No merezco qué?

—Eso. — Señala hacia la cabaña.

Mi estómago se retuerce, tal vez no debí haberlo dicho, pero sé que así evite muchos problemas.

Yo no quiero esos problemas. Nunca me han gustado.

—Dagan, estoy bien. — no mentía del todo —. En verdad fue mejor decirle que era su sorpresa a que se enterara que pase la tarde con su chico haciendo sombras de animales.

Dagan levanta una ceja —:¿Sombras de animales?

—Soy mala para ellas — recalco.

—En verdad serás una gran amiga Brenna.

—Tal vez, puede que sí lo sea.

Dagan me pasa su brazo sobre mi hombro pegándome hacia él.

—Anda, te llevaré a casa.

—Pues hacia allá vamos bobo.

—No caminando — se detiene —. En la jeep.

—¿Pero no se enojará Helena?

—Lo más seguro, pero que a River le haga sus dramas no a mí.

Me quedo viendo a la jeep café y después a Dagan, al final acepto porque solo es un aventón y en cierta forma lo merezco.
Me subo del lado del copiloto y Dagan conduce con dirección a casa. La lluvia comienza a caer y eso sólo basta para que me pierda en las gotas que se deslizan a través del cristal.

❃❁❃❁❃❁❃

—¿Segura que no quieres que te lleve hasta la entrada?

—Segura, desde aquí puedo andar —subo la capucha de mi impermeable y pongo mis guantes —. Gracias, Dagan.

—Te lo debía.

—Tú no me debes nada — le aseguro.

—Bueno déjame ver. — rasca su barbilla —. Ayudaste a River quien es un dolor en el trasero a que su novia no hiciera un escándalo por toda la casa, gracias a ti dormiré como el angelito que soy.

Suelto una risa por eso último.

—Si lo dices así me debes doble favor.

—Claro que lo hago.

Abro la puerta y salgo de un brinco hacia afuera, apresuro el paso con dirección a casa, que en realidad ni siquiera está muy lejos. Veo hacia mis botas y ya están repletas de lodo.

Genial.

Levanto la mirada y atrapo a Tom Bosley mirándome desde su ventana, no me molesto en saludarlo, aunque me mire sonriendo con su sonrisa extraña.
Ando más deprisa, subo las escaleras de dos en dos y entro al lugar donde me siento segura.

❃❁❃❁❃❁❃

—Abuelo estoy en casa — grito.

Mi abuelo baja lentamente por las escaleras.

—Sabes que no me gusta que andes fuera cuando está lloviendo.

Me quito el impermeable y lo cuelgo en el perchero que está a un lado de la puerta.

—¿Y Grisel?

—Atrás levantando madera —contesta a secas.

Me dirijo a él y tiene esa mirada de enojo y preocupación; y enseguida lo entiendo perfectamente.

—Estoy bien abuelito — tomo sus manos ayudándolo a llegar al sillón.

Ambos tomamos asiento, aún tomándonos de las manos.

—Se que lo estás, solo que aun tengo miedo por lo que le pasó a Amelie, tu madre.

—No estamos seguros si ella murió por la lluvia — le recuerdo.

—No, pero...

—¿Pero qué? — pregunto dudosa.

—Pero es lo más seguro.

Sujeto sus manos de forma delicada. Sé que tiene miedo, perdió a su hija y es claro que no quiere perdernos a nosotras. No cuando es lo único que tiene y nosotras sólo lo tenemos a él.

—Abuelo. — Me mira —. Es hora de afeitar tu barba, no quiero ver señoras rondando por la casa.

Mi abuelo asiente con una sonrisa y es que su barba a crecido de forma que me recuerda a cuando mamá estaba aquí. Me levanto extendiéndole mi mano para dirigirnos al baño.

No la afeito por completo, solo recorto lo necesario con el fin de pensar en mamá, con el fin de revivir recuerdos.

RAIN [Libro 1]Where stories live. Discover now