Capítulo 24.

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Hay situaciones que se tornan incómodas y estar con Dagan y River en una misma habitación es una de ellas, creando un silencio que se podría tocar con las manos.

Les enseñe la carpeta y decidieron que lo mejor era llamar a Bunker y Foss, ellos nos explicarían cada detalle. Nadie ha dicho nada después de eso, los tres nos encontramos alrededor de la mesa de centro. River está en un dispositivo que nos prestaron los chicos y Dagan ordenando papeles; yo solo observo a ambos.

Dirijo mi mirada a River y este me atrapa haciéndolo, no pretendo apartar la mirada. Ni mucho menos él, parece. Nuestros ojos se mantienen unidos, puedo observar que su mirada es cansada, tal vez él también quiera terminar con todo esto. 

Nos quedamos mirando por un momento, hasta que siento a Dagan tomarme por la mano. Aparto la mirada y la dirijo hacia la unión de estás, River lo nota y se levanta dirigiéndose hacia el piso de arriba.

— ¿Q-qué es lo que ocurre? — pregunto a Dagan.

— Tenemos que aclarar las cosas, ese día... — internamente empiezo a temblar, por lo que lo interrumpo.

— Ya lo hablamos — mentirosa —. Fue un impulso, no pensamos con claridad, simplemente es mejor que lo olvidemos.

— ¿Un impulso? ¿Crees que solo fue eso?

Quiero hablar, pero él pone un dedo sobre mis labios y continúa —: Brenna el cielo sabe que no lo fue, no para mí. Esa noche en el bosque sé que no esperabas que te besara ni yo tampoco. Pero una parte de mí me rogó que lo hiciera y no me arrepiento de haberlo hecho.

Trago fuertemente por mi garganta.

— Tampoco me arrepiento — se amplían sus ojos al oírme decirlo.

No era mentira, su beso me hizo dar vueltas en la cama y sonrojarme por ello. Dagan me quería, y yo a él, pero una parte de mí no estaba segura que lo hiciera como él. 

Pienso en Grisel, en cuando me dijo que me diera la oportunidad, nos la diéramos. Pero incluso en los peores momentos, ¿te puede gustar alguien?

Dagan me gusta, lo admito, pero había otra persona que me impedía que me gustara por completo.

Es hora de librarme de él.

— Entonces nosotros...

No termina de hablar cuando lo interrumpe otra voz.

— ¿Se besaron?

Ambos nos giramos al escuchar la voz de River.

No sé cuánto tiempo llevaba ahí parado, por lo que no sé cuánto lleva escuchándonos. Tengo que acabar con esto, es ahora o nunca. No tengo tiempo para juegos y si esto lo es, quiero terminarlo.

— ¿Hay algún problema con ello? — me escucho decir.

— ¿Entonces es verdad?

Bajo la mirada y de nuevo la regreso a él.

— Sí, lo es. — Miro a Dagan y lo tomo de la mano —. Eso es lo que se hace cuando te gusta alguien.

Veo a River apretar su mandíbula, en sus ojos puedo ver tristeza, molestia y decepción.

— Me alegro por ambos — nos da una sonrisa y después sale de la habitación.

Si pudiera creer que lo tomó con calma, estaría mintiendo, no me alegra en lo absoluto su reacción.

Soy una estúpida.

Por suerte soy salvada de querer golpearme cuando tocan la puerta. Dagan se levanta para abrir.

— ¿Cuéntanos qué encontraste? — cuestiona Bunker entrando por la puerta principal.

Foss entra detrás de él hasta sentarse a mi lado. Le entregó la carpeta y en un santiamén empieza a hojearla junto con Bunker.

— ¿Son los chicos que se han llevado?

Asienten.

— ¿Podrían explicarme? — pido.

— A mí me son dadas estas carpetas, es cuando se me ordena ir a tu escuela con mi escuadrón por cada uno de ellos. Pero no siempre puedo manipularlas, solo puedo salvar a unos pocos. — dice Bunker con sus manos entrelazadas frente a él.

— ¿Pero por qué los tienen divididos en dos grupos?

— Es fácil de deducir, algunos son completamente rain y otros no. Experimentan con ellos queriendo encontrar la respuesta de saber el por qué unos son inmunes por completo a la lluvia y otros solo la soportan por un momento.

— ¿Solo quieren averiguar eso? ¿P-por...

Foss me corta —: Por supuesto que no. A nosotros ni si quiera se nos permite saber la verdadera razón. Si no fuera para algo malo se les diría a sus padres y no recibirían nada para compensar su pérdida. O como mínimo regresarían a casa.

Suelto un suspiro.

— ¿Aparte de jóvenes, también reclutan adultos? — pregunta Dagan quien está parado detrás de mí.

— No tenemos órdenes sobre ellos, supongo que debe ser algo genético.

— Tranquila, ya veras que lo averiguaremos, tenemos al gran Bunker — dice Foss tocándole el hombro.

Este se aparta y le da un empujón —: ¿Dónde demonios está River, pensé que los estaba ayudando?

— Lo hacía, ahora está en la cocina — dice Dagan señalándola.

— ¡Qué bueno por que tengo hambre! — Foss se levanta de un brinco cuando se detiene de repente —. Bunker deja solo a los tórtolos, y ven a ayudarnos en la cocina.

Este rezonga y de mala manera lo sigue. Será un hombre grande y corpulento, más aparte un comandante de alto rango, pero siempre escucha a Foss.

De nuevo Dagan y yo nos quedamos solos.

— ¿Te gusto?

Doy un respingo, olvide que ni siquiera se lo dije primero a él. Solo lo dije sin pensarlo como todo lo que digo y hago.

— Yo solo... — rodea el sillón poniéndose de cuclillas frente a mí. Me sostiene por ambos lados de mi cabeza.

— No me digas que lo dijiste sin pensar, mucho menos que fue un impulso. Déjame curar tu corazón, seamos los tórtolos que tanto dicen que somos.

Me quedo sin aliento.

¿Él puede curarlo?

Tengo que intentarlo, si es la única forma de sanarlo lo aceptaré. Saco mis manos debajo de él y las arrastro a su cuello.

— Lo haces. Tú me gustas.

Dagan me abraza y yo solo me aferro a él, a su corazón y a un sentimiento que surge en mí que estaba vagando hace mucho tiempo.

Seamos tórtolos.

RAIN [Libro 1]Where stories live. Discover now