Capítulo 30.

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Más gente se reúne bailando en el centro. Yo solo observo parada aferrándome al brazo de Dagan.

— Brenna, ¿quieres que bailemos?

— No creo ser tan buena.

Dagan suelta un suspiro. No quiero decepcionarlo, ni muchos por una tontería. Música serena comienza a escucharse. Todos bailando al compás de las luces.

Hazlo, me digo.

— Vamos — dijo jalándolo del brazo.

— ¿En serio?

— Es música lenta, puedo hacerlo.

Dagan me toma de la cintura y yo le rodeó el cuello con mis manos. Ambos fluimos como si en verdad supiera bailar. Recargo mi cabeza en su pecho y puedo sentir su latido.

Tum, tum.

Las lucen brillan a nuestro alrededor, y podría decir que si no hubiera tenido momentos en que mi corazón se agitara a causa de River, estoy segura que este sería el momento más romántico que he tenido.

Hasta qué...

— ¡Auch! — se queja Dagan.

— Perdón, te dije que no era buena bailarina — digo avergonzada, por el pisotón que le doy.

— Estoy casi seguro que terminare sin pies.

— Estoy muy segura de que así será.

— Brenna.

Dice mi nombre tan seriamente que me despego de su pecho para mirarlo. Sus ojos verdes brillan tan simular a todas las luces, como si fueran un par de luciérnagas y eso hace que mi estómago se estremezca.

— Me gustas, Brenna, te lo digo de verdad.

Mi corazón se agita, pero algo en mí me impide hablar. Solo lo abrazo acercándolo hacia a mí, intentado demostrarle con acciones lo que con palabras no puedo decirle.

— Dagan yo...

La música se detiene antes de que pueda terminar. El pitido de un micrófono suena, emitiendo un ruido desagradable. Entonces, Rachel Evans aparece en el escenario, aún está como la recuerdo; larga cabellera rubia y ojos azules, no parece mayor solo más madura.

— Buenas noches, querida gente de Luviana — se pasea por el escenario —. Hoy es un día donde olvidamos las tristezas, los lamentos. Es el día que agradecemos el seguir con vida en nuestra República.

La gente comienza a vitorear, Rachel Evans se detiene a sonreír a juego con su vestido negro de pedrería preciosa.

— Señoras y señores. — Exclama —. Por favor recibamos con un caluroso aplauso al general Carver, y su querida esposa.

La gente hace lo que ella indica, empujándose unos a otros para llegar más cerca de la plataforma, de inmediato mi vista queda obstruida por un hombre regordete. Dagan me lanza una mirada divertida, yo solo le enseño la lengua.

— ¿Necesitas que te cargue? — suelto una palmada en su pecho.

Dirijo mi vista de nuevo al escenario cuando el general comienza hablar.

— Buenas noches, mi preciada  gente de la República, es un honor para mí estar un año más aquí con ustedes. — la gente responde con aplausos —. Hoy es el día donde damos gracias por seguir con vida, es el día en que se obtienen más oportunidades.

¿Oportunidades?

Me paro de puntillas para poder tener mejor vistazo; sin embargo, solo logro ver el gran sombrero de la que supongo es su esposa.

— ¡Feliz aniversario Luviana! ¡Vamos por ese poder!

La gente grita y celebra como si de verdad existiera ese poder en conjunto. Personas comienzan a empujarse unos a otros para llegar más cerca del escenario.

En un instante, ese furor pasa a ser una catástrofe cuando comienza una pelea. El general y su esposa salen del escenario cuando militares se acercan al lugar del conflicto. Como era de esperase los militares llegan con armas y comienzan a golpear al par de hombres.

— Salgamos de aquí, Brenna.

— ¡Necesito encontrar a Grisel! — mi voz suena desesperada.

Más empujones hay a nuestro alrededor.

— Yo iré por ella. Ve cerca del bosque, te veremos ahí.

— Dagan... — y antes de poder decir algo, él ya se encuentra perdido entre las personas.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

Comienzo ir con dirección al bosque, hasta que veo a la mujer del sombrero de espaldas contemplando los árboles. Me quedo viéndola ahí parada, sin duda es extraño que esté aquí. Estoy por acercarme pero un par de militares se acercan a ella y la escoltan a una camioneta.

— ¿Te sorprende ver militares tan cerca?

— ¡No! solo observaba su sombrero — River ríe. — ¿Y Helena?

— En casa.

— ¿Entonces qué haces aquí?

— Me gustan las fiestas.

— ¿En serio? — digo en tono de sarcasmo.

River no ríe, sin embargo, solo se queda ahí viéndome.

— ¿Qué?

— ¿Y Dagan?

— Fue en busca de Grisel.

River se acerca sigilosamente, así vestido de negro solo resalta su piel blanca y ojos azules.

Es hipnotizante.

Ahora se encuentra frente a mí.

— ¿Qué ocurre River?

— Baila conmigo.

— ¿Qué? — abro mucho mis ojos.

— Que bail...

— Escuché perfectamente — tartamudeo — ¿Estás ebrio?

— ¿Necesito estarlo para que aceptes?

— Deja ya de actuar así, es como si lo estuvieras.

River frota su cara con ambas manos como si ya estuviera harto de escucharme. O de esto, o de todo.

— ¡Brenna!

Grisel llega corriendo con Dagan a su lado.

River se gira y los ve, de cierta forma decepcionado. La expresión que menos me agrada.

¿Pero qué puedo hacer?

Si lo único que se me ocurre dejará más caras decepcionadas.

RAIN [Libro 1]Where stories live. Discover now