RAIN [Libro 1]

Capítulo 34.

Mi mente razonó toda la noche. En el fondo sabía que el tiempo se acaba, y no podía detenerlo.

Así como debía apresurarme para ir a los laboratorios, también debía enfrentar a Dagan. Aunque muy en el fondo sabía que lo nuestro había terminado.

La culpa me estaba comiendo por dentro.

¿Qué le diría? ¿Cómo empezaría?

Mi pecho dolía, dolía mucho.

Si podía alejarme de ambos, todo volvería hacer como antes. Volvería a ser la Brenna de antes.

Intentaría serlo y de nuevo mi vida sería simple.

Grisel y mi abuelo aún duerme, y es cuando decido qué es la mejor oportunidad para revisar el folder que los chicos nos dieron. Adentro de el hay dos mapas, uno es el camino de cómo llegar y otro es de las instalaciones del laboratorio por dentro.

Tengo que darme prisa, pero algo en mi interior me dice que no podré sola.

Hazlo.

Me visto, sujeto mi cabello en una coleta. Por último, aunque ya no lo necesitara me pongo el impermeable para no llamar la atención. Me dirijo a la mesa, tomando un papel y lápiz, donde escribo una nota para mi abuelito y Grisel:

Eso último hace que mi corazón se oprima, tengo que hacerlo si quiero saber la verdad.

Tengo que arriesgarme un poco.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

Camino con dirección al bosque, no sé cuando comencé a llorar, mi cara se encuentra húmeda y rápidamente limpio mis mejillas.

¿Desde cuando me volví tan sentimental?

Me paro de repente, no sé si estoy imaginando o simplemente es real lo que mis ojos están viendo.

Lo es.

Dagan y River se encuentran parados, ambos con mochilas en sus espaldas. Estoy atónita.

— Gotita, has tardado demasiado.

— ¿Q-qué es lo que están haciendo aquí?

— Te acompañaremos, ambos lo haremos — Dagan me da una pequeña sonrisa.

Cuando dije que no era persona valiente lo decía en serio, ahora parezco un bebé berreando. En seguida unos brazos me sujetan.

— Todo está bien, en verdad te quiero ayudar.

Cuando noto que es Dagan todo en mi recuerda lo que ocurrió en la casita del árbol.

— Lo siento, lo siento mucho. — balbuceo.

Me disculpo, no sólo por lo ocurrido con River, sino porque está aquí arriesgándose a él y a su familia.

Él simplemente me abraza más fuerte —: River me lo contó todo, créeme que todo.

Levanto mi vista y trae un golpe en el pómulo, en cambio cuando busco y veo a River, su labio se encuentra partido.

Estoy por volver a disculparme, ello habían peleado por una cosa que fue mi culpa pero...

¿Por qué estaban aquí juntos?

— Anda ya, debemos irnos antes de que gotita empiece con las preguntas.

River nos da la espalda y comienza a caminar. Junto todo mi coraje, si quiero que las cosas entre nosotros estén bien, lo mejor por ahora es terminar con esto. Dagan está por seguirlo pero lo tomo de la mano.

— Dagan... yo — farfullo.

— Lo sé, créeme que ya he estado mentalizándome para esto. Te diré que una parte de mí quiere golpear todo, pero sé que tú no estás lista ahora. Si antes no fue nuestro momento tampoco lo es ahora.

— Dagan, eres mi mejor amigo — digo una verdad.

— El único. — termina.

Lo tengo aún sujetado de la mano, y él la aprieta. Ambos con las manos sujetadas hacemos nuestro camino.

Un nuevo camino.

No sólo para mí, sino para este par de chicos que demostraron que una cosa pequeña no romperá su amistad, es así como prometo que siempre permaneceré a su lado pase lo que pase.

                    ❃❁❃❁❃❁❃

Caminamos aproximadamente toda la tarde, solo llego una pequeña brizna de lluvia pero eso no nos hizo detenernos. Sin embargo, cuando comenzó a anochecer decidimos recolectar madera y encender una hoguera.

Los tres la rodeamos y permanecemos quietos sumergidos en la tranquilidad que se emana.Poco después, Dagan se acomoda en la hierba y no tarda mucho en quedarse dormido, se veía agotado.

Al apartar mi mirada de él, puedo ver que River me esta mirando. Tenía que hablarle y agradecerle lo que había hecho, me guste o no, me quito una gran carga de encima.

— Gracias.

— No empieces gotita.

— Tenia que decírtelo — continuo.

River niega con la cabeza, levantándose de su lugar dejándome sola.

¿Acaso no quería hablarme?

¿Ya no sería mi amigo?

Estoy por ir tras él pero mis pies no me responden y una vocecita en mi cabeza me dice que lo deje.

Y lo hago.

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Estamos por llegar a los laboratorios y lo deducimos por qué los árboles ya no son tan abundantes.

Caminamos y caminamos, y mis piernas ya comienzan a doler.

Nadie ha dicho ni una palabra, era ese tipo de silencios cómodos, de esos que no era necesario decir nada. Era más que suficientes con los sonidos a nuestro alrededor.

La lluvia cae, y los tres apresuramos el paso. River va al frente, aunque voy detrás de ambos; desde aquí puedo ver su espalda encorvada y como la capucha de su impermeable se resbala dejando ver su cabello oscuro revuelto por la lluvia.

No mires.

Dejo de hacerlo y decido ver hacia los árboles altos y viejos, telarañas recién lavadas por la lluvia y el lodo pegándose en mis botas.

Al levantar la mirada veo que los chicos se han detenido.

Enfrente de nosotros se encuentra un alambrado y detrás de él se encuentra el lugar donde se supone no deberíamos estar; el lugar lleno de mentiras y muerte. Sin en cambio, es donde puede existir una esperanza llamada vida.