Capítulo 43.

428 74 29
                                    

Al adentrarnos en la cabaña nos sumergimos en un ambiente triste, la habitación es fría. El único sonido es el de la madera consumiéndose por el fuego y la respiración pesada de West, quien se encuentra dormido en el sillón y ni se inmuta por nuestra presencia. River deja nuestras mochilas en el piso y se aleja quitándose su chaqueta mojada.

— Será mejor que vaya a ver un momento a Helena, tú querrás ver a Dagan.

Asiento.

— Ve, ella te necesita — en verdad lo entendía, después de todo Gaia era su amiga y necesitaba a River.

River me da un beso en la mejilla y sube las escaleras con dirección a su cuarto. Quito mi chamarra mojada tendiéndola cerca de la chimenea. Voy camino a la cocina y de la repisa saco el frasco de la manzanilla, pongo un pocillo con agua y lo dejo ahí hasta que esté lista.

Al final lleno una taza, y voy con dirección a la habitación de Dagan. Golpeo la puerta una vez, después otra y hasta la tercera vez, Dagan aparece en el marco.

— Te traje un poco de té. — se lo ofrezco.

Dagan sonríe pero eso no evita que vea su mirada triste y círculos oscuros que rodean sus ojos.

Al ver que no dice ni una palabra lo hago a un lado y me colo en su habitación. Todas sus velas se encuentran apagadas, no hay rastro de luz. Solo una luz ligera que entra por la ventana del cielo llorando. Camino hasta su cama y pongo la taza sobre su buró.

— Dagan...

No termino de hablar cuando siento sus brazos a mi alrededor, y lo escucho sollozar contra mi cuello. Todo en mi se hunde, nunca he sido del tipo consolar y ver a una persona que es muy importante para mí destrozada, me dan ganas de ser una esponja para absorber todo su dolor.

Me giro para quedar de frente, acaricio sus mejillas borrando todo rastro de lagrimas, pero estas siguen apareciendo.

— Ella me quería y yo no pude corresponderle — solloza —. No pude quererla como ella deseaba.

Mis ojos comienzan a inundarse de lagrimas, así que lo abrazo tan fuerte como me es posible.

— La bese, le respondí su beso — dice contra mi cabello —. Pero dije tu nombre Brenna, estaba pensando en ti.

Mi corazón se destroza al escuchar eso último, Gaia no me lo dijo, solo me sonrió pero en ningún momento me lo hecho en cara.

Lo merecía.

Cojo a Dagan por ambos lados de su cara.

— Ella te quería, pero no fue tu culpa el no corresponderle. Gaia lo sabía, sabía acerca de tus sentimientos hacia ella.

Dagan llora más fuerte como nunca lo había visto, vuelvo a abrazarlo como si fuera lo único que supiera hacer. Lo arrastro a la cama, y Dagan sitúa su cabeza en mi regazo, lo único que hago es acariciar su cabello hasta que se queda dormido.

— No fue tu culpa — susurro —. Sólo le hiciste caso a tu corazón al igual que lo hizo Gaia, eso es parte del saber querer.

Acaricio su rostro hasta que Dagan por fin se relaja, susurro una última cosa que sé que le quitara una gran carga de encima.

— Todo estará bien mi niño, estoy aquí contigo.

❃❁❃❁❃❁❃

Poco después la puerta de la habitación se abre.

— ¿Cómo se encuentra?

Limpió los rastros de lagrimas que hay en mis mejillas.

— Está mejor, al menos ahora se quedo dormido.

River camina hacia la cama y se sienta en la parte inferior.

— ¿Cómo se encuentra Helena?

— Lo mejor era dejarla descansar.

Ambos soltamos un suspiro de alivio, no queríamos que sucediera nada de esto, se supone que con este viaje ganaríamos, pero lamentablemente solo acabamos perdiendo. River estira su mano y yo la tomo para entrelazarla con la mía.

— Gotita — me pierdo en su cielo —. Todo estará bien, te lo prometo.

No digo nada, solo aprieto su mano prometiéndole lo mismo.

❃❁❃❁❃❁❃

Pedí a River que se quedará con los chicos, él insistió en acompañarme a casa pero en momentos como este hay personas que lo necesitaban.

— Saluda a tu abuelo de mi parte.

Asiento y sigo mi camino.

No quise preocuparlo, pero antes de salir de la cabaña sentí un presentimiento de esos que no son muy comunes.

El viento sopla al grado de bajarme la capucha, hojas revolotean en el aire como si avisaran algo. Apresuro el paso, mi respiración se empieza agitar y todo mi cuerpo a doler.

¿Qué me ocurre?

Todo en mi se hace agua, pero eso no me detiene cuando corro por lo que mis ojos están viendo.

Están aquí, los militares están aquí.

Subo las escaleras, mi corazón late con fuerza que siento que va a perforarme el pecho.

Inhala, exhala.

Estoy por abrir la puerta, cuando esta se abre.

— ¡Brenna! — grita, Grisel —. Estas aquí, por fin estás aquí — me abraza con lágrimas en los ojos.

Le respondo el abrazo —: ¿Qué ocurre? ¿Le sucedió algo a mi abuelito?

Mi pulso comienza a acelerarse al ver que no responde, la tomo por los hombros agitándola.

— ¡Por el amor del cielo, habla Grisel!

Solo me mira y puedo asegurar que este es uno de los momentos más desesperantes de mi vida.

— Esta aquí — dice con un brillo en sus ojos por las lágrimas a punto de caer.

— ¿Quién? — siento mi voz temblar.

Grisel se hace a un lado y sin pensarlo dos veces entro por la puerta. Mi corazón jamás se había acelerado tanto, mi respiración esta a punto de fallarme y mis piernas son como delgados hilos a punto de romperse y todo eso a causa de la persona que tengo en frente.

— Mamá.

Y mi corazón logró perforarme el pecho.

RAIN [Libro 1]Where stories live. Discover now