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-¿Quién eres? y ¿qué hago aquí?-

-Te dije que lo disfrutaras...-

-Oh ya sé, apuesto a que eres el tipo con el que estaba coqueteando mi amiga, admito que les ha salido bien la broma pero ¿Era tan necesario las cadenas? Me siento como perro- digo ya con más relajación a lo que el chico me mira extraño.

-Esto no es una broma, eres de mi propiedad, me perteneces y ahora te quedarás aquí- lo dice con seriedad, ok, esto no está bien.

-¿Quién coño eres?-

-Cuida ese lenguaje, que a mí no me faltas el respeto, mocosa-

-Me importa una mierda, ¿Qué hago aquí? ¡¿Y EN DÓNDE ESTÁ JAY?! te juro que si le has hecho algo...-no me ha dejado terminar cuando posa su pie en mi mano, aplastandola y haciéndome sentir un dolor de los demonios.

-Escuchame bien, es la primera y última vez que me hablas así, no dejaré que alguien como tú me grite- toma con sus manos mis mejillas aprentandolas con fuerza- ¡¿ENTENDISTE?!-.

-Sue...sueltame, me..haces da-daño- comienzo a tartamudear- yo no te conozco, jamás le hice algo a nadie, no sé porqué me haces esto- comienzo a llorar, ¿Quién era este tipo?.

Siento como su pie abandona mi mano, al igual que su toque en mis mejillas.

-Te recomiendo que te acoples a esto, a partir de hoy vivirás en esta casa-.

-¿Quién eres?-

Se para y da unos pasos hacia la puerta, abriendo esta a la mitad - El mounstro de tus pescadillas- sale del cuarto y me deja ahí, encadenada en una habitación sin saber en dónde estoy o qué a pasado con Jay.

-AYUDA, QUE ALGUIEN ME AYUDE, POR FAVOR- grito lo más que puedo para que alguien me escuche, me paso así cierto tiempo hasta que mi garganta me comienza a doler, me recuesto en la pared, siento como las lágrimas caen por mis mejillas, ¿Qué hice para pasar por esto?.








No sé cuánto tiempo llevo aquí, siento como mis ojos están hinchados, me duele mi mano al igual que mis mejillas, quiero salir de aquí pero no sé cómo....mis ojos comienzan a sentirse pesados, espero que todo esto sea un mal sueño.




-Hey, Gissel, despierta- siento como alguien me sacude haciendo que lentamente abra mis ojos -Dios, me dijo que te trataría bien...-

-Oh Jay, me tenías preocupada, tenemos que salir lo más rápido posible de aquí, ¿Te hizo algo él?, Está loco, me lastimó, tenemos qu..-

-Para, no podemos irnos- me mira con cara de tristeza.

-¿Qué? ¿Estás loca? -

-No entenderías, es difícil de explicar, lo único que puedo decir es que tu lugar es aquí...al lado de él- la miro con extrañeza, no puedo creer lo que me dice.

-Siento que no me has escuchado, ¡ME TIENE ENCADENADA, ME LASTIMÓ! ¿Qué es lo que no captas, Jay?- siento como nuevamente salen lentamente mis lágrimas- solo me quiero ir de aquí, tengo miedo- lo dije con un ligero susurro.

-Lo siento, espero me perdones, es solo que no tenemos opción, él tendrá que decirte todo, no yo-

En eso se escucha como se abre la puerta, las dos volteamos a ver quién era el que había entrado. Era él.

-Has tardado mucho, Jay, solo te pedí que la llevarás al cuarto, ¿Acaso eres tan estúpida como para no hacerlo?- se escucha la furia dentro de él.

-Estaba asustada, tenía que tranquilizarla, además, ¿Qué es esto, Asher? Dijiste que no le harías nada- dice Jay señalando mi mano lástimada.

-No seas ridícula, sabes que en unos días estará más que bien, no es para tanto, aparte no eres nadie para venirme a reclamar-

-Hijo de puta-

-Agh, no tengo tiempo para esas ridiculeces, llévala al cuarto para que se dé una ducha, la espero en el comedor- y sin más, salió de la habitación, por mi parte miro a Jay con cara de miedo.

-¿Qué está pasando?-

-Vamos, tienes que ducharte, no queremos que se enoje de nuevo-

Veo como saca una llave, supongo que es de las cadenas. Cuándo siento que estas son retiradas no puedo evitar llevar una mano a mi mejilla, quiero irme.

Sin embargo no será posible, Jay me toma del brazo delicadamente, nos dirigimos a la puerta, al salir veo un enorme pasillo, pasamos varias puertas hasta llegar a la del fondo, Jay la abre para que pase primero. Cuándo entro me quedo asombrada, es una habitación hermosa, las paredes son color crema, con unas ventanas enormes que dan a un jardín precioso, inspecciono más la habitación, hay un librero grande, una cama matrimonial y dos puertas, creo que una es para el baño y la otra para el vestidor.

-Mm bueno, aquí hay un poco de ropa que traje y la puerta de la derecha es el baño, aquí te espero-

Decido no contestarle, tomo las cosas y me encamino al baño; nada fuera de lo normal, es de color crema al igual que la habitación. Comienzo a quitarme la ropa, veo mi reflejo en el espejo, mis ojos están rojos, tengo una ligera marca en mi mejilla.
Me adentro a la ducha, siento como el agua fría me relaja, tallo mi cuerpo hasta quedar satisfecha. Salgo de la ducha ya vestida con un short blanco y una blusa de tirantes roja.
Al salir me topo con Jay sentada en la orilla de la cama.

-¿Qué pasa? Necesito saberlo, por favor-

-Solo te puedo decir lo más importante, él es Asher, Asher Lloyd, por cuestiones que él te dirá tienes que quedarte a su lado, como dije, es complicado de decir, solo te pido algo, no lo hagas enojar, ¿Sí?-

Después de eso me llevó hasta el comedor, en el transcurso veo algunas fotos, son dos chicos, supongo que uno de ellos es Asher pero el otro...no le tomo demasiada importancia. Cuando por fin llegamos al comedor puedo ver a Asher sentado a un extremo de este.

-Ven, siéntate al lado mío- lo miro con duda pero siento un empujón que me hace caminar hacia él.
Me siento con cierto miedo y con la mirada baja.

-Cuándo te hable quiero que me mires- levanto mi vista- así me gusta-.

-¿Me dirás qué hago aquí?-

-Vaya, la niña si sabe hablar, pensé que eras muda-.

Se escucha como abren la puerta.

-Aquí está la comida, señor-

-Retirate-

Sin preocupación alguna, comienza a comer ignorando totalmente lo que le había dicho.

-¿Y bien? ¿Me lo dirás?-

Me mira con una ceja alzada -No, aún no es el momento-

-¿Y cuándo será? ¿Hoy, mañana, en un mes, en un año?-

-Eso no te importa-

Siento como el enojo se apodera de mi - No sé quién rayos seas y la verdad no me importa mucho, solo quiero irme a casa-

Al parecer lo que le dije no lo inmutó ni un poco - ¿Me has escuchado? Te estoy hablando, maldita sea-.

-¡CÁLLATE! - veo como encaja el cuchillo en la mesa, se para y avienta la silla hacia atrás- DEJA DE ESTAR PREGUNTANDO, ME IMPORTA UNA MIERDA LO QUE DIGAS, TE QUEDARÁS AQUÍ, ESE ES EL MALDITO PUNTO-

Al decir eso salió del comedor dejándome  ahí, me recuesto en el respaldo de la silla, no sé quién está más loco, sí él por secuestrarme, Jay por no querer irse o yo por seguir aquí.

Eternidad CompartidaWhere stories live. Discover now