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-¡PUJA GISELLE, TÚ PUEDES- escucho muchas veces que me gritan de todos lugares. Todos me dicen lo mismo: "puja, puja", como si no lo estuviera internado ya, cabrones de mierda.

-Respira Giselle, respira- creo que la que me habla es Alba o ¿River?.

-¡VAMOS, YA CASI SALE EL BEBÉ-

-YA ESTÁ SALIENDO LA CABEZA, UN POCO MÁS-

-YA CASI, PUJAAAAA-

-AHHHHHH- siento como si alguien me estuviera desgarrando por dentro, el dolor es insoportable, mis ojos ven borroso. Mi vista está perdida y me siento mareada, ya no tengo fuerzas para nada, antes de caer en la oscuridad escucho un llanto, el llanto de mi bebé.

«»

Intento abrir mis ojos lentamente, aún tengo el mareo presente pero creo que lo puedo controlar. Miro a mi al rededor y me encuentro con una Alba dormida en el sillón de al lado. Al parecer sigo en la casa de Alba, me alarmo un poco al no ver a mi hijo, intento levantarme y un fuerte dolor hace que me acueste de nuevo, mis quejidos logran despertar a Alba quien mira a todas direcciones hasta que me ve y se tranquiliza.

-Eh tranquila, acabas de dar a luz y ¿ya te quieres mover?-

-¿No se supone que los vampiros se curan rápido?-

-Y así lo es, pero acabas de darle vida a alguien más, así tranquila. Le hablaré a River para que venga- veo como se levanta y sale del cuarto. Unos minutos después entra y detrás de ella viene River con mi bebé en brazos, al verlo siento una felicidad enorme, me acomodo lo más que puedo para sostener a mi bebé en brazos.
River me lo deja con cuidado, levanto un poco la cobija que lo tapa y me encuentro con una carita hermosa, tiene su mano hecha puño, pongo mi dedo sobre su puño y lentamente veo como lo aprieta. Unas lágrimas de felicidad ruedan por mi cara, trato de controlarme para no despertarlo.

-¿Sabes cómo lo llamarás?- sé cuál es su nombre, desde que supe de su existencia lo he estado pensando así que sin despegar la vista de él sonrío.

-Se llama Andrew...- mirar su rostro me comienzan a invadir los recuerdos de él, me recuerda a Asher, los recuerdos de nuestros momentos llegan a mi mente, la vez que me hizo daño, que me humilló, pero también cuando dormimos juntos, cuando nos casamos y fuimos de luna de miel a México, cuando lo hicimos. Cada vez que mire a mi hijo lo voy a recordar, voy a recordar cada maldito momento que pasamos juntos y joder, esto es enfermizo, ¿Cómo pude soportar estar con él cuando me hizo sentir mierda? ¿Cómo pude permitirme amarlo cuando me hizo daño? No sé si algún día pueda lleguar a perdonar el haberme alejado y al haber tenido a nuestro hijo sin estar él presente, ni siquiera sé si perdonó a Jay por haberle ocultado que estaba embarazada pero es que me siento tan sucia, me siento dañada. Jay...su nombre me suena muy lejano, algo que forma de mi pasado y es así como quedará Asher, será mi pasado, si quiero seguir adelante con mi hijo, sin tener miedo de nada debo alejarme de todos, solo seremos mi bebé y yo.
Cuando comenzamos la secundaria, siempre le decía a Jay que cuando me casara y tuviera hijos no quería que pasaran por lo que yo pasé, que quería que mi hijo siempre tuviera a sus padres para darle amor, apoyarlo, regañarlo cuando hiciera berrinches, abrazarlo cada vez que tuviera miedo, contarle un cuento para dormir. Siempre quise darle a mi futuro hijo una familia que yo nunca tuve, y verlo ahora en mis brazos, pensar en que su padre es un posesivo, que Jay me mintió, que un puto psicópata me quiere matar, que no era humana al final de cuentas... ésta no es la vida que tenía planeada para él, quería que no pasara por ningún sufrimiento y ahora por mi culpa él crecerá sin su padre, no sabré que decirle cuando me pregunte sobre él. Tengo miedo de decirle lo que verdaderamente es Asher.
Todo esto hace que llore más y más, las lágrimas salen sin querer, no puedo controlarlo, escucho como Alba me intenta calmar y como River se acerca para tomar a mi bebé. No dejo que se acerque, lo tomo contra mi pecho y agacho mi cabeza, no quiero alejarme de él ahora que lo tengo, no permitiré que nadie me lo arrebate. La vista se me comienza a nublar, escucho más y más voces y a lo lejos veo como una silueta borrosa entra. Por fin logran quitarme a mi hijo, grito, pataleo y maldigo, maldito sea el que me alejó de él, maldito sea el que esté aquí, maldito sea yo.
Alguien me aprieta los brazos y siento un pequeño piquete, poco a poco siento como los párpados me pesan, como si alguien se hubiera puesto sobre mi y me obligara a dormir, siento como otra vez me mudo al reino de la oscuridad en donde estoy sola, estoy sola sin que nadie me abrace y me diga que todo está bien. Antes de cerrar los ojos lo veo a él.

Eternidad CompartidaWhere stories live. Discover now