4

67 6 52
                                    

Narra Ace

He estado tan nervioso después de irse Ry que he optado por ponerme música mientras me duchaba y hasta hace relativamente un minuto no la he quitado, cuando he escuchado el timbre sonar.

En ese momento apagué la música, tropecé con mi propia cama cayendo de costado y fui hacia la puerta lo más rápido que el dolor de la caída me permitió, abriendo, encontrándome con Chung Hyeop mirándome boquiabierto, viendome como si fuese algo demasiado hermoso para admirar.

— Seguro que me miras así porque estoy horrible —empujo un poco la puerta —iré a cambiarme.

— ¡Quieto! —su mano agarra mi muñeca, deteniéndome —no vas a cambiarte porque estás perfecto. Seguro que hasta desnudo lo estás.

Eso último lo susurra, cerca de mi oreja, poniéndome nervioso, sintiendo mis mejillas y toda mi cara arder.

— ¿Po..podemos irnos?

— Claro —me giro, encontrándome con su sonrisa frente a mi —¿te encuentras bien?

Asiento, apartando despacio su mano de mi frente, saliendo de casa después de coger mis llaves, cerrando cuando Chung Hyeop sale de mi casa.

— ¿Dónde vamos a cenar? —miro por todas partes, buscando su coche —¿has venido andando?

— No tengo coche pero no vamos a ir lejos. Tengo reserva aquí cerca —le sigo cuando empieza a alejarse —así si da el caso que vayas a huir tú, tu casa queda cerca.

— Siempre pienso que el que huye no soy yo —camino a su lado —como siempre pasa.

— Yo no se quienes son esos quince idiotas que han decidido dejarte pero te aseguro que yo no haría eso —cruzamos la carretera —no tengo costumbre de pedir una cita, de enamorarme y después irme perdiendo la oportunidad de que estés en mi vida. Llevo un mes esperando por esto y habría esperado lo que hiciese falta.

No digo nada porque no se que decir. Sus palabras son tan.. suenan tan sinceras que el miedo vuelve a penetrar en mi corazón, aumentando con cada paso que damos hasta entrar en un restaurante, siguiéndole hasta un pequeño reservado, mirando todo cuanto nos rodea cuando quedamos solos.

— ¿Con todas tus citas eres así? —miro las velas a los lados de la mesa y los platos y copas perfectamente colocados.

— Eres mi primera cita —me ofrece una de las cartas —¿qué te apetece cenar?

Le miro a través de la carta, bajando mis ojos hasta la misma, leyendo las diferentes opciones, tragando con fuerza al ver el coste de cada plato, dejándola cuando veo lo único que me apetece.

— No te creo —digo cuando suelta su carta, entregándole las dos al camarero —yo quiero el número cuatro.

— Lo mismo —responde Chung Hyeop, quedando solos de nuevo —¿por qué no me crees? Ni que fuese el rey del Olimpo.

— El Olimpo tiene dioses no reyes —cojo mi vaso con agua, bebiendo un poco —y tú superas a todos. Yo solo soy el adorno.

— Si fueses un adorno como dices estaría encantado de ser quien lo llevase todo el tiempo —mis mejillas vuelven a arder —y no mentía con lo de que eres mi primera cita. Los pocos chicos con los que he podido estar en mi vida solo han durado un suspiro. Contigo quiero más.

— ¿Más allá de la cama o solo en la cama?

— Más allá de todo —su mano roza la mia sobre la mesa —¿y tu? ¿Qué buscas?

No se porque pero esa pregunta reaviva mis nervios, recordando todas esas ocasiones fallidas, que tengo veintisiete años y sigo virgen.

— No quiero algo de una noche —respondo finalmente.

You are my Nº 1Where stories live. Discover now