21

30 4 2
                                    

Narra Baron

Mis pies casi salen de la cama estirándome a lo largo, gruñendo cada uno de mis músculos por la acción. Aunque la cama es pequeña y Wooyoung ha dormido toda la noche entre mis brazos, con su cuerpo pegado al mio, he dormido bien, despertándome mejor aún.

Un olor dulce llega de pronto a mi, sonriendo al reconocerlo como chocolate recién hecho. El aroma es tan claro y cercano que incluso lo siento en mis labios. Separo mis parpados al notarlo demasiado real, girando un poco mi cuello cuando una cuchara bañada en chocolate aparece en mi campo de visión, enfocando mejor, frotándome los ojos hasta deshacerme de los restos del sueño, sonriendo al ver a mi precioso prometido frente a mi, sentado entre mis piernas con un tazón en la mano.

— ¿Te gusta? —acerca de nuevo la cucharilla a mis labios, aceptándola con gusto —lo he preparado yo. Nunca lo había hecho antes asique si sabe mal lo siento.

— No sabe tan bien como tu pero está bueno —golpea mi pecho haciéndome reír —¿qué hora es?

— Son casi las nueve —deja el tazón, sentándose bien sobre mi —¿te apetece conocer el lugar donde me he criado antes de marcharnos?

— Me encantaría —muevo mis manos por sus piernas —¿a tus padres no les importa? Querrán pasar un rato con su hijo ahora que estás aquí.

— Ellos son los que me lo han sugerido y a mi me gusta la idea de que mi futuro esposo conozca donde me crie —vuelve a tomar el tazón, dando un trago.

No puedo evitar que se me escape una carcajada cuando veo su labio y su mejilla manchada de chocolate, incorporándome hasta quedar a su altura, limpiando con mis labios los restos, saboreando no solo el dulce sabor del chocolate sino también el de Wooyoung que me gusta aún más.

— Así sabe mejor —aparta la cara cuando voy a besarle de nuevo —ahora no te pongas tímido. Mira donde estás sentado.

Sus ojos se pasean por mi cuerpo, percatándose de donde está sentado. Le quito la taza, dejándola a un lado en la mesita de noche y le acerco más a mi cuerpo, atrapando sus deliciosos labios con sabor a chocolate, cerrando los ojos, dejándonos llevar por el primer beso del día, por ese suave contacto de nuestros labios cada vez uniéndose más, disfrutándolo hasta que la falta de aire nos obliga a separarnos.

— La que me espera cuando sea tu marido —sus mejillas están tan teñidas en un tono rojizo que no puedo evitar sonreír —no me darás tregua.

— Ni tu a mi —acaricio suavemente su mejilla —tu madre te llamará ángel pero en la cama eres de todo menos eso. Mi espalda siempre suplica clemencia cuando tenemos relaciones

— La próxima vez estaré yo encima.

— Cuando quieras —reparto besos por todo su rostro —pero ahora no aunque me muera de ganas. Quiero conocer cada rincón que mi pequeño Woo frecuentó de niño.

— No me llames pequeño —rio cuando golpea sin fuerza mi pecho —no lo soy tanto.

— Eres grandioso —pellizco sus mejillas —y adorable, bonito, angelical, prec..

— ¡Callate! —cubre mis labios con su mano —y vístete. Tenemos que irnos ya.

Se levanta de encima de mis piernas, de un poquito más arriba mejor dicho, saliendo de la habitación olvidándose de la taza sin acabar. Salgo de la cama, tomando ropa de mi maleta, cambiándome, reuniéndome con Wooyoung en la entrada, saludando a su madre aún sintiéndome algo nervioso ante la presencia de mis futuros suegros, despidiéndonos los dos antes de salir por la puerta.

You are my Nº 1Where stories live. Discover now