26

38 4 10
                                    

Narra Ace

Entre Hyeop y yo terminamos de colocar el último mueble en nuestra casa, que es la cama, en la cual me él se deja caer agotado, ganándose un golpe en el trasero por parte de mia, intentando que se levante.

— Venga que no está recta aún —me mira, soltando un sonoro suspiro levantándose de la cama —solo queda esto.

— ¿Qué más da si está recta si la vamos a mover ahora cuando te desnude y te bese, y te haga tantas veces el amor que la cama acabará en la planta de abajo?

— Siempre puedo dormir después de ti o en el sofá —empujo la cama hasta que queda alineada —¡Hyeop!

Sus manos en mis nalgas, sintiendo su aliento en mi nuca casi me hacen perder el equilibrio, teniendo que agarrarme con fuerza a la cama cuando pellizca la piel de mi cuello con sus dientes.

— Aún no hemos cenado —intento girar entre sus brazos pero me sostiene con tanta fuerza que soy incapaz —para por favor. Hazlo bien o dormirás tu en el sofá.

— Aún es pronto para cenar —acepto sus labios sobre los míos cuando gira mi cuello lo suficiente para besarme —pide lo que quieras para cenar si quieres..

— Ya lo he pedido —le miro a los ojos —cuando estabas en el baño.

— Pues ocupemos el tiempo que tardarán en venir entonces —me aparto cuando va a volver a besarme —Woo.. no me esquives y ven aquí.

Niego, saliendo corriendo de la habitación, bajando sin poder dejar de reír por las escaleras, tropezando por despistado en las últimas, cayendo de bruces contra el suelo.

— ¿Te has hecho daño? —me gira hacia él —¿te estás riendo?

Tapando mi cara con mis manos no puedo dejar de reír por lo absurda que ha sido mi caída en los últimos escalones.

— ¡Me habías asustado y tu aquí riendo como un idiota! —una cachetada cae en mi trasero de nuevo riendo aún más.

Un grito se me escapa cuando me sube sobre su hombro, sin poder parar de reír cuando nos aleja de las escaleras, dejándome caer sobre el sofá. Sus labios sobre los míos detienen mis carcajadas en un beso intenso, con su lengua jugando libremente con la mia, abrazándome a su cuello cuando siento que desabrocha mi pantalón, dejándole hacer, abrazando sus caderas entre mis piernas.

— ¿Vamos a tener que comprar otro sofá? —niega, tirando de mi pantalón hacia abajo.

— Levanta las caderas mi príncipe —lo hago, facilitándole que me desnude de cintura para abajo —me parece que alguien aquí abajo no quiere esperar a después de cenar.

Intento cubrir mi miembro, sin éxito cuando toma mis manos con una suya dejándolas sobre mi cabeza, volviendo a besarme, sintiendo de un momento a otro su desnudez, su erección frotándose sin delicadeza, gimiendo cuando me penetra de una sola estocada, apretando con fuerza mi manos cuando el dolor se hace presente por la invasión sin previo aviso.

— ¿He sido muy brusco? —asiento, acomodando mejor mi cuerpo bajo el suyo —¿sigo o todavía no te has acostumbrado a tenerme dentro de ti? Siempre te tensas cuando lo hacemos cariño.

— Siempre eres cuidadoso y hoy no —me abrazo a su cuello cuando suelta mis manos.

— Al menos así no te da tiempo a tensarte.

— Callate y sigue antes de que te tire del sofá —esta vez soy yo quien le besa.

Fundiéndonos en un beso cálido, hambriento, se mantiene sobre mi cuerpo, entre mis piernas, subiendo una hasta su hombro. El vacio en mi interior se hace notar cuando se desliza hacia fuerza, gimiendo cuando vuelve a entrar, sintiendo alivio donde antes había dolor. Las embestidas son delicadas hasta que aumenta la velocidad de sus caderas, escuchando el chocar de nuestros cuerpos, mis gemidos, los suyos, arqueando mi espalda cuando toca más profundo en mi interior, cubriendo mi boca cuando escucho el timbre sonar.

— E.. es la ce..cena —aprieto su mano cuando la aparta de mi boca.

Incapaz de moverme o decir algo más solo gimo, grito, sintiendo la tensión en mi abdomen manchado, sintiendo las profundas embestidas que me llevan al orgasmo, al igual que a Hyeop, sintiéndome vacio de nuevo cuando se levanta, cubriéndome con la manta que deja caer sobre mi, abrazándome a mis piernas, lo cual es un error cuando el dolor en la parte baja de mi espalda se hace presente.

— Cualquier día de estos me parte en dos —me visto, intentando ignorar la punzada de dolor.

Me visto como puedo, saliendo de la sala arrastrando mis pies, andando a paso tortuga hasta la entrada donde aún está Hyeop, tensándome cuando veo la escena frente a mi de mi prometido agarrando del cuello a Jongwoon, quien se defiende golpeando a mi novio en el estomago haciéndole caer.

— ¿Quien te crees que eres para agredir así a mi novio? —me acerco rápido sin importarme ya el dolor —no vuelvas a tocarle ¿me oyes? ¡largate de aquí!

— Tu novio es el que ha empezado —gruñe demasiado cerca de mi cara —yo solo hago mi trabajo. No se como no te das cuenta de que sales con un ser desquiciado y cruel a quien no le importa dañar a los demás si él puede vivir tranquilo. Que disfrutéis de la cena aunque no os la merezcáis.

Le veo alejarse, agachándome donde está Hyeop, escuchando de nuevo esa voz a mi espalda.

— ¡Yo te habré rechazado aquella vez pero pronto te adras cuenta que vas a casarte con una bestia que esconde más secretos de los que puedas soportar Wooyoung! —Hyeop agarra mi mano para que no me levante.

— No vayas. No merece que te rebajes a su nivel —frunzo el ceño —sabes que yo no te oculto absolutamente nada. Incluso te he enseñado la casa donde por desgracia nací y me crie por un tiempo.

— Te creo pero no voy a permitir que te insulte.

Me levanto, saliendo de casa lo más rápido que mis piernas me permiten andar, ignorando esas punzadas en mi cuerpo, acercándome a la moto donde está por subir Jongwoon, golpeándole en la cara sin dudarlo ni arrepentirme, tirándole al suelo con un segundo golpe que espero le sirva de advertencia.

— ¡Más te vale no volver a acercarte a nosotros ni volver a mencionar a mi novio porque no seré gentil la próxima vez que te vea! —golpeo el casco en el suelo —y largate si no quieres que llame a la policía.

Vuelvo a casa, cerrando con un portazo, dirigiéndome al comedor, deteniéndome cuando veo la mesa perfectamente decorada, llena de velas que hacen un ambiente acogedor. Su mano apretando donde ha recibido el golpe me preocupa pero sus labios sobre los míos moviéndose con delicadeza no me permiten decir nada, abrazándome a su cuerpo, sintiendo la tensión en mi cuerpo, perdiendo mis fuerzas entre sus brazos.

— Lo siento porque te ha golpeado.. —me disculpo, limpiándome las lágrimas —debí haber abierto yo la puerta.

— Quizá hubiese sido peor —se sienta en la silla, sentándome en sus piernas —vamos a cenar anda. Todo lo que has pedido tiene muy buena pinta aunque preferiría devorarte a ti.

— Si vuelves a hacerlo como antes me dejaras en la cama un mes entero —una carcajada se me escapa cuando ríe —va enserio. Me ha encantado pero no seas tan bruto. Quiero al menos llegar entero a los treinta.

— Y a nuestra boda —asiento, aceptando la comida que acerca a mis labios, riendo cuando toma lo sobrante uniendo sus labios a los míos por unos segundos —¿qué? Así sabe mejor la comida. Sabe a Wooyoung, el defensor de Chung Hyeop.

— El defensor de un idiota —me siento pegando más mi cuerpo al suyo —¿quieres hacerme tuyo de nuevo?

— Si me lo propones así.

Sonrío de forma picara, lo cual antes de conocerle seguro que no habría hecho. Me desnudo cuando bajo de sus piernas, tirando toda mi ropa donde sea, sentándome sobre la mesa, aceptando sus labios cuando se acerca. No pasa mucho cuando le siento desnudo, penetrándome de nuevo, sintiéndome vacio y lleno con cada embestida, gimiendo abrazado a su cuerpo, temiendo por un momento romper la mesa, besándole cuando el segundo pero seguro que no último orgasmo me invade, cayendo Hyeop sobre la silla donde estábamos sentados antes, moviendo mis caderas hasta llevarle al orgasmo también, manteniéndole en mi interior en todo momento, incluso cuando nuestras respiraciones se calman.

You are my Nº 1Where stories live. Discover now