27

33 4 2
                                    

Narra Ace

La simple labor de abrazarme a la almohada se me hace dolorosa. Mover cada parte de mi anatomía, una sola, es un trabajo forzoso cuando quiero estirar mi cuerpo, alejarme de los rayos de sol que se cuelan por entre las cortinas para seguir durmiendo.

La ligera presión, y húmeda, que siento sobre mi espalda desnuda también hace reaccionar a mi cuerpo, girándome con demasiada brusquedad, gruñendo cuando el dolor en la parte baja de mi cuerpo se despierta, escuchando al culpable reír a mi espalda.

— ¿Estás bien? —frunzo el ceño incorporándome despacio —tampoco es para tanto amor.

— ¿Qué no es para tanto? —miro mi cuerpo y a Hyeop —creo que no hay una sola parte de mi cuerpo que no sienta dolor ante el mínimo roce y tu vas y me dices que no es para tanto. No voy a poder moverme en todo el día sin parecer un idiota.

— Quedate en la cama —se frota el brazo cuando golpeo ahí —venga si no tienes nada mejor que hacer. Siempre podemos continuar con lo de ayer.

— Tocame y no te casas —salgo despacio de la cama —me voy a dar un baño haber si se me pasa un poco.

Tanto mi cuerpo como yo mismo protestamos cuando avanzo, sintiendo el dolor que deja el recuerdo de lo que hicimos anoche, en la sala, la cocina, el baño y la habitación, llegando con dificultad al cuarto de baño, incluso al meterme en la bañera cuando está lo suficientemente llena, sintiendo primero la molestia y luego el alivio, cerrando los ojos.

Relajándome poco a poco dejo caer mi cabeza hacia atrás, estirando mis piernas a lo largo en la bañera, disfrutando de la agradable sensación que deja el agua en mi piel. Un olor dulce inunda de pronto mis fosas nasales, rozando algo solido, grasiento mis labios, separándolo cuando lo que sea es empujando hacia mi boca mordiendo, degustando el pedazo de tortita que sabe a gloria, soltando un pequeño suspiro cuando el tacto de los labios de Hyeop se hacen presentes sobre los míos, correspondiéndole al beso con sabor a chocolate que inicia, sintiendo sus manos en mi cuerpo, el suyo entre mis piernas cuando las doblo, abrazándome bien a su cuerpo sin llegar a nada más que los besos que compartimos sin separarnos un solo segundo, al menos hasta que tenemos la necesidad de respirar, atacando esta vez mi cuello.

— ¿Estás menos dolorido ahora? —asiento —genial porque nos vamos a ir a ver a un cura que está dispuesto a casarnos. Además la iglesia me ha dicho mi hermana que es íntima, pequeña, acogedora. Lo suficiente para nuestra boda ¿no te parece?

— Primero tengo que verla para poder responderte —me abrazo mejor a su cuerpo —¿por qué estás en pijama dentro de la bañera?

— Porque si me meto desnudo sabes lo que pasará y bastante guerra le di anoche a tu cuerpo. No quiero que colapses por mi culpa —no puedo evitar sonreir por lo tierno que se ve y escucha —quiero casarme con mi príncipe Woo, no con un robot.

— ¿Aguantarías hasta la noche de bodas sin relaciones? —sus ojos se abren lo máximo que pueden —¿qué? Lo estoy preguntando enserio.

— Por ti podría aguantar si me lo pides —se levanta, llevándome con él —pero vístete o no cumpliré.

Cojo la toalla cuando me deja fuera de la ducha en el suelo, saliendo, quedándome solo mientras me seco y me visto, saliendo ya sin peligro de ser acechado, sintiendo alivio en mi cuerpo pudiendo andar como una persona normal, saliendo de casa con Hyeop, con su mano unida a la mia hasta que subimos a su coche, mirándole todo el tiempo, sonriendo cuando se queja de que le miro excesivamente, riendo cuando me pide que no le mire más, continuando el trayecto hasta esa iglesia que ha mencionado mirando por la ventanilla.

— Aquí es —detiene el coche, aparcando.

Sigo la mirada hasta donde señala.

— No es muy grande pero seguro que es lo que buscamos ¿no crees? —le miro, saliendo del coche —mejor la vemos y luego juzgamos.

Asiento cerrando la puerta, uniendo mi mano a la suya dirigiéndonos a la iglesia, entrando detras de él.

Parado en la misma entrada una vez estamos dentro no puedo evitar observar todo, dándome cuenta que realmente si podría considerarlo como sencillo y acogedor, perfecto para una boda íntima que seria lo indicado para nosotros. Con su hermana, su sobrina, mis padres, mi mejor amigo y a quien Hyeop decida invitar el lugar es más que suficiente.

— ¿Qué te parece a ti? —le pregunto cuando llego a donde esta —¿no te parece muy pequeña?

— Un poco pero tampoco es que vayamos a tirar la casa por la ventana ¿no? —asiento porque supongo que tiene razón —vendrán tus padres, mi hermana y sobrina y no se tu pero a mi esto me parece hasta perfecto si lo decoramos a nuestro gusto. Solo imaginatelo porque yo ya te veo recorriendo este pasillo hasta al altar, esperándote, sonriendo como un idiota cuando te vea llegar a mi para ser mi esposo. Voy a buscar al cura.

Antes de poder pararle o decir nada ya se ha alejado, siguiendo sus pasos hasta cruzar la puerta por la que le veo pasar, deteniéndole.

— Deberíamos ver más lugares antes de decidir nada ¿no crees?

— ¿Tu sabes lo difícil que es que un cura acepte casar a dos hombres? —bajo mi mirada a mis manos —para uno que lo ha decidido hacer opino que da igual el lugar si podemos casarnos pero si no quieres buscaremos otra solución.

Esta vez si le paro cuando le veo a punto de irse, abrazándole por la cintura para que no se me escape.

— Me da igual el lugar, el cura.. como si nos casa tu sobrina de seis años Hyeop. Solo te he preguntado si no te parecía pequeño pero también me parece perfecto asique no te pongas así. Que no te estoy diciendo nada malo con esa pregunta. Si te llevo la contraria rechazando esta iglesia y mi madre se entera tendré problemas contigo y con ella. Perdería a mi madre porque te la ganas rápido.

— Eso es porque soy adorablemente perfecto —sonrío ante su plena confianza en si mismo —¿me dejas futuro esposo mio ir ha hablar con el cura?

— No —me mira confuso, soltando una sonora carcajada cuando pongo morritos.

— Tu eres más niño que mi sobrina y eres mayor que yo —me acerca más a él si es posible, uniendo nuestro labios.

Cierro los ojos, dejándome llevar por la unión de nuestros labios, separándonos unicamente cuando escuchamos pasos y un suave carraspeo acompañado de palabras que no me imaginaria nunca salir de la boca de un cura, escondiéndome en el pecho de mi novio, avergonzado por el doble sentido de las mismas.

You are my Nº 1Where stories live. Discover now