11

40 6 13
                                    

Narra Ace

Trabajar, estar en casa, dormir, ejercitarme, evitar todas las veces que en el día de hoy me he encontrado con Jongwoon, volviendo a trabajar al día siguiente, acabando por enfadarme cuando vino a mi trabajo reclamándome algo que jamás tendrá porque no me interesa ninguna relación más ni sufrir de nuevo.

Ahora mismo estoy en casa, día libre semanal, comiendo mi tercera tanda de helado de chocolate, levantándome para coger una cuarta dosis de azúcar cuando Ry, quien no se ha movido de mi lado a pesar de gritarle que se fuese, me lo impide, quitándome el cuenco de las manos, sentándome de vuelta a su lado en el sofá.

— Vas a acabar enfermando como comas más dulces —aprieta la mano en mi muslo impidiendo que me levante —¿hasta cuando vas a seguir sin hablarle?

— No es asunto tuyo —aparto su mano, arrastrando mis pies y mi cuerpo hasta el cuarto de baño —¿por qué no te vas con tu novia y me dejas en paz?

— Porque ahora mismo es mas urgente soportarte a ti —frunzo el ceño, cepillándome los dientes —si ahora mismo Chung Hyeop te viese se desenamoraría de ti. Parece que te has perdido por un año en el bosque y estás volviendo a la civilización ahora. Esa ropa te queda enorme.

— Porque no es mia —aclaro los restos de pasta de dientes —es suya.. soy tan idiota que me visto la ropa que se dejó en mi casa porque huele a él. Soy un idiota al mil por ciento.. no soy capaz de verle pero si llevo su ropa.

— Eso es un avance —niego con la cabeza —estás dolido por lo que ha pasado y es normal. Solo han pasado dos días desde que se fue a su casa, le extrañas, llevas su ropa, lloras, te hinchas a comer helado como si no hubiese un mañana, sales a correr más horas de lo habitual, trabajas, duermes.. esa es tu rutina. Además has adelgazado por no comer en condiciones y por ejercitar más tu cuerpo de lo normla. Me preocupas.

— No estoy adelgazando —me levanto la camiseta, viendo mi cuerpo como siempre —estoy flácido y horrible. Por eso no me funciona nada. Necesito beber algo.

Salgo del cuarto de baño, esquivando sus manos cuando voy a ir hacia la cocina, sacando una lata de cerveza a la que le doy un trago largo, sintiendo la pequeña quemazón traspasar mi garganta, dando otro trago hasta vaciarla.

— Primero helado y ahora alcohol —ignoro la negación con su cabeza —no bebas más.

Tiro de la segunda lata cuando va a arrebatármela, bebiéndomela trago a trago, acabándola cuando mi cuerpo ya empieza a sentirse pesado, tirando ambas latas a la basura, riendo cuando tropiezo cayendo al suelo, siendo empujado hacia arriba por Ry, arrastrado en todo momento por mi amigo entre carcajadas hasta caer en mi cama.

— Duérmete anda —niego, incorporándome con dificultad —no vas a beber más. Así no funcionan las cosas Jang Wooyoung.

— Eres peor que una madre —salgo de la habitación —bebe conmigo y así no me acabo todas las cervezas yo solo. Tengo que olvidar todo esta noche.

Ry cierra con fuerza la puerta de la nevera cuando la abro, casi pillándome los dedos.

Grito cuando me sube sobre su hombro, rozando su brazo con mi entrepierna, golpeando su espalda siendo ignorado cuando va hacia el cuarto de baño, volviendo a chillar cuando el agua helada cae sobre mi cabeza, empapándome por completo, ropa incluida, mirándole con el ceño fruncido.

— Estúpido —salgo de la ducha —¿cómo se te ocurre?

— No más alcohol, no más estoy flácido, se acabo el soy feo, y lo de no merezco nada, ni ningún tipo de pensamiento negativo más —gruñe, secándome con una toalla —se acabo el lamentarse. Vamos ha hacer tu y yo juntos que recapacites y volverás a donde tu novio siendo un Wooyoung menos pesimista.

— No soy pesimista —me quito la ropa empapada, cubriéndome con la toalla mejor —solo intento protegerme del dolor de una ruptura.

— ¿Habéis roto acaso? Me da que no.

— Quizá no hemos roto del todo pero estamos dándonos un tiempo que es como si rompiésemos ¿no? —Ry niega —no vale que vayas con ventaja. No se puede hablar con alguien que tiene una novia con facilidad.

— No es lo mismo darse un tiempo que romper una relación. Si rompes ya es difícil volver, si os dais un tiempo podéis volver a intentarlo sin que os persiga la ruptura.

¿Será cierto..?

— Tengo que salir un momento —salgo a mi habitación rápidamente.

Me visto lo más rápido posible, saliendo de casa cuando me pongo mis zapatillas, las que suelo usar para correr, haciendo justamente eso en dirección hacia mi trabajo, deteniéndome aunque no sea mi hora de trabajar porque hoy es mi día libre, adentrándome en las cocinas bajo la atenta mirada del cocinero y mi jefe.

— ¿Se puede saber que haces Wooyoung?

— Cocinar —saco las cosas necesarias —no hace falta que me pagues por estar aquí ahora porque quiero hacer una reserva especial. Lo pagaré yo mismo por supuesto.

Me acerco a un fuego aparte de donde están trabajando, cocinando lo que se me viene a la mente, envolviéndolo de forma especial hora y media más tarde cuando acabo, acercándome al repartidor que me mira tan confuso como el resto de empleados.

— Llevalo antes de que se enfríe por favor —se lo entrego —no le digas quien te lo ha dado. Solo que está pagado, que lo disfrute y te vas.

El repartidor asiente, largándose y yo me marcho también volviendo a casa, donde aún continua Ry.

— ¿Has ido a verle? —niego con la cabeza —¿qué has hecho?

— ¿No dicen que se puede conquistar a alguien con la comida? Pues he preparado mi comida favorita y se la he enviado —me encojo de hombros —ya se que es una estupidez y un loc..

Ry me abraza con tanta fuerza que las palabras se me quedan perdidas, devolviéndole el abrazo segundos o tal vez minutos después.

— ¿Por qué me abrazas?

— Porque eres un idiota pero al fin dejas de ser un cobarde y hacer las cosas como es debido —niego, con una pequeña sonrisa —si comprende que eres tú el que se lo envió vendrá y espero que lo arregléis.

— Ry.

— Dime amigo —su sonrisa no se pierde en ningún momento.

— Vete de mi casa —esta vez empieza a reír —no seas mal pensado. Me apetece estar solo.

Ry está aún riendo cuando se acerca a la puerta, mirando en esa dirección cuando el timbre suena al menos tres veces, mirándonos, mirando de nuevo hacia allí, acercándome despacio, abriendo Ry a puerta, apartándome rápidamente cuando un pequeño torbellino correteando entra en mi casa, deteniéndose abrazándose a mi cintura.


Maratón 2/3

You are my Nº 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora