24

33 4 4
                                    

Narra Baron

Estamos viendo la segunda casa en compañía de mi sobrina porque la primera era incluso más pequeña que la de Wooyoung y podría asegurar también que la ratonera donde tuve la desgracia de crecer hasta que pudimos escapar de aquello.

— Tío Bari —miro a la pequeña, cogiéndola en brazos —esta casa no tiene jardín como me prometiste. ¿Vemos otra que si tenga?

— Pero es grande y podrás jugar donde quieras cuando vengas a vernos —niega con la cabeza —está bien. Vamos a buscar al tío Woo y nos vamos a ver otra casa.

Busco por la casa a Wooyoung, escuchándole no tan lejos de donde estamos, deteniéndome cuando le veo con el hombre que nos está mostrando opciones demasiado cerca de mi prometido.

— Peque ve un momento fuera y ahora voy yo pero no te muevas de ahí ¿de acuerdo?

Obediente asiente y va corriendo a la salida, viéndola como se sienta de espaldas a mi en la misma entrada.

Frunciendo el ceño me acerco a mi novio, pasando el brazo por su cintura, poniéndole frente a mi cuerpo, besando con ganas sus labios antes de fijar mi atención en el hombre que nos mira con cierto nerviosismo en sus gestos.

— ¿Les gusta la casa? —niego con la cabeza —podemos ir a ver otras opciones. Aquí cerca hay una con dos plantas, tres habitaciones y tiene jardín.

— ¿Está disponible o al alcance de cualquiera aunque no le corresponda?

— ¿Cómo dice? —aprieto mi mano en la cintura de Wooyoung.

— No vuelva a acercarse a mi prometido de esa forma o le hago una corbata con sus pelotas —llevo a Wooyoung conmigo saliendo de la casa —haga bien su trabajo o le pondré una denuncia.

— ¿A que venia eso? —miro a mi novio, cogiendo en brazos a mi sobrina —no estaba más que hablándome de las condiciones de la casa.

— Y en las que se metería entre tus piernas —frunzo el ceño al ver al hombre adelantarnos —como te toque un solo pelo lo dejo manco.

— Calmate porque eso no pasará nunca y estás asustando a tu sobrina.

Miro a la pequeña que ya no está en mis brazos sino en los de Woo, acercándome despacio a ella.

— Perdoname pequeña —acaricio despacio su espalda —el tío Bari no quería asustar a su princesita.

— ¿Por qué el tío Bari dice esas cosas feas?

— El tío Bari dice esas cosas porque no quiere que nadie le quite a su príncipe —la pequeña nos mira a los dos, sonriendo cuando aplasta las mejillas de Wooyoung.

— El tito Woo nunca se ira con otro que no sea el tito Bari —Woo intenta asentir pero no se lo permite —¿lo prometes?

— Lo prometo —aparta las manitas con cuidado de su cara —quiero demasiado a tu tío como para pensar en irme con otros. ¿Seguimos buscando casa o estáis cansados?

— Vamos a ver esa que ha dicho antes y si no nos gusta buscamos en otro lugar.

Seguimos finalmente al hombre que no está muy lejos de donde nos encontramos, alcanzándole cuando cruzamos a la otra calle, caminando un poco más. Durante el trayecto a la tercera casa mantengo mi mano en la cintura de Wooyoung mientras que él lleva a mi sobrina, quien se entretiene riendo y jugando con su pelo que ahora tiene dos coletitas en la parte superior que le hacen ver incluso más adorable.

— Aquí es —miro la casa frente a nosotros —dos plantas, tres habitaciones, un aseo privado en la habitación principal completo, dos cuartos de baño individuales situados en la primera planta uno y en la segunda el otro, jardín, cocina y salón. ¿Quieren entrar a verlo?

Los dos asentimos siguiéndole una vez más al interior.

— No toques nada —advierto a mi sobrina cuando sale corriendo.

— Síganme por favor —seguimos al hombre —esta es la cocina. Como ven está completamente amueblada y cuenta con electrodomésticos de primera a diferencia de las anteriores. Recién instalados. Tiene además acceso al jardín lo cual es una ventaja para que puedan controlar a su hija mientras cocinan o lo que hagan.

Miro a Wooyoung, quien contiene las carcajadas que quiere soltar tapándose la boca con el dorso de su mano.

— ¿No le vas a decir que no es nuestra hija? —hablo en un tono bajo —¿o te gusta ponerle como un papi sexy?

— A mi solo me gusta volverte loco a ti —aprieto un poco la mano que aún tengo en su cintura —relajate o me dejaras marca al final.

Aflojo la mano, siguiendo al hombre que ahora nos guía por el salón, intentando en todo momento prestar atención a todo el tour que nos hace por ambas plantas.


— Les dejaré pensarlo a solas —sale del salón donde nos hemos quedado.

— ¿Qué te parece esta casa? —le pregunto, sentándome a su lado —¿te imaginas viviendo aquí, recibiendo todo mi amor aquí, gritando mi nombre entre cada una de estas paredes, hac...

— Para que te veo venir —sonrío aún cuando cubre mis labios con su mano —me gusta lo espaciosa que es si. Tiene incluso más espacio que las nuestras y además tiene un jardín que la enana parece adorar. Y el precio tampoco está mal. Mi casa fue incluso más cara de lo que es esta. ¿A ti te gusta?

— Me gusta la idea de vernos viviendo aquí —le siento en mis piernas —a tus padres les gustará cuando vengan a cenar en eventos especiales.

— ¡Tío Bari! —la pequeña para frente a nosotros —me gusta lo bonita que es esta casa. ¿Podré venir a dormir?

— Claro que si —sonrío, besándola en la mejilla —siempre que tu quieras. ¿Quieres decirle tu a ese señor que nos la quedamos?

Igual que ha llegado corriendo la vemos salir del mismo modo, siguiéndola hasta donde se encuentra el hombre, del cual sigo sin fiarme por como mira a mi novio con un disimulo pésimo.

— Mis titos se quedan con la casa —le indica la pequeña, tomándola en mis brazos —pero sea bueno con ellos porque se quieren mucho.

— Seré bueno con tus tíos si realmente quieren la casa —nos da el contrato —fírmenlo cuando quieran y me lo envían a mi oficina con el cheque ¿o lo harán ahora?

— Ahora así nos lo quitamos ya de encima —responde mi novio mirándole, a lo que yo asiento.

El papeleo se hace, en mi opinión, más largo que pasar casi todo el día viendo casas pero al fin tenemos una, a la tercera creyendo que ese dicho de a la tercera va la vencida es más que real. Cuando el hombre se va y la pequeña vuelve a desaparecer yendo al jardín no dudo en atraer a mi prometido entre mis brazos, besando, como llevo horas deseando hacer, sus labios, aferrándole a mi cuerpo al que se abraza cuando le alzo separándole del suelo, apoyándole en la mesa donde hemos firmado el contrato de nuestra casa conjunta.

— ¿Estás demasiado feliz? —asiento, haciendo un recorrido con mis labios por su cuello —deberíamos celebrarlo.

— Cuando mi hermana se lleve a mi sobrina ni lo dudes —muerdo despacio, sonriendo cuando gime sin poder aguantarlo —elige la parte de la casa y lo celebraremos toda la noche si hace falta.

— Me refería de otra forma —me empuja despacio apartándome de su cuerpo —cenamos, lo celebramos y después estrenamos la casa como debe ser.

— Eso me gusta más. Vamos a por la pequeña y la dejamos ya con mi hermana para irnos a celebrarlo.

Salimos de casa cuando conseguimos sacar a mi sobrina del jardín con el cual está más que encantada. Subimos a mi coche conduciendo a mi antiguo hogar que ahora será ocupado por mi hermana y la pequeña, aunque tendré que empaquetar todas las cosas que me voy a llevar, y nos vamos, buscando una opción para cenar, recordando que aún tengo algo que me gustaría darle a Wooyoung cuanto antes, antes incluso de convertirnos en oficialmente marido y marido.

You are my Nº 1Where stories live. Discover now