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Durante trece años Olivia Rogers jamás se había desvelado tantas horas, Steve no se lo había permitido. Se sintió una tonta cuando notó que sus parpados comenzaban a pesarle a pesar de que intentaba con todas sus fuerzas permanecer despierta atenta a los planes, sin embargo, el peso del sueño le ganó la batalla haciéndola caer en un no muy profundo sueño.
Quizá había logrado dormitar unas dos o tres horas, sin embargo una fuerte explosión proveniente de algún lado que desconocía del helicarrier que hizo perder el control de la nave moviéndose violentamente, la obligó a abrir los ojos de golpe. Notó que su ritmo cardíaco estaba agitado y que gran parte de la nave se estremecía descontroladamente.
Con el alma en el pecho y un poco perdida, realmente no recordaba como había llegado hasta aquella ala de la nave, recorrió los agitados pasillos en busca de su padre, o en su defecto, alguna cara conocida. Fue así que se sorprendió cuando se topó cara a cara con la agente Romanoff, quien estaba atrapada debajo de unos caños que habían atrapado sus piernas como una prensa.
-¡Agente Romanoff! -exclamó asustada corriendo en su dirección.
La esbelta mujer de cabellera pelirroja pareció aliviarse de verla, pues rápidamente le ordenó que la ayudara a liberarse del agarre. -Prueba con tus plantas, me está lastimando.
Olivia pestañó perpleja, sin embargo obedeció la orden concentrándose en liberar su poder. Observó sus manos confundida al notar que nada salía de ellas, jamás le había pasado algo semejante. -No logro hacerlo, no sé que sucede.
Desesperada recorrió la sala con la mirada en busca de algo que pudiera ayudarla pero su vista se vio petrificada en un rincón oscuro y alejado. El labio le titubeó presa del terror al notar al pobre doctor Banner sufrir el proceso de transformación en el otro sujeto. -Natasha -susurró sin poder quitarle la vista de encima.
La colorada dirigió su vista hacia el hombre que estaba convirtiéndose, sin demasiado excandalo siguió forzando sus piernas en un intento fallido de escape. -Lo vi, tranquila -murmuró Intentando calmarla aunque su voz delatara sus propios miedos. -. Bruce, ¿Está todo bien? Tienes que resistir, te juro por mi vida que no te dejaré solo.
-¿¡Tú vida!? -Exclamó Hulk, estremeciéndose y cayendo al piso de abajo. Natasha forcejeo con más fuerza, exponiéndose a poder fracturarse aunque aquello no sucedió, con los tubos hasta lograr deshacerse de ellos con ayuda de la menor.
Con rapidez toma el brazo de la rubia, quien seguía bajo el estado de sorpresa y se coloca adelante de ella con instintiva protección -Olivia, atrás mío, no te separes. -La rubia obedeció las órdenes. Asustadas, ambas corren escaleras arriba perseguidas por el gran hombre verde.
