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EL DESASTRE, LA conmoción y el aturdimiento son la mezcla errónea para una tragedia. Ocasionaba que los involucrados se vieran vistos bajo una capa de terror que no les permitía reaccionar. Ahogamiento, frustración y el sentimiento de miedo de perder la vida. La sensación de sentir que tus párpados no aguantan las ganas de querer cerrarse y la imagen oscura que se hace presente, pérdida de conocimiento.
La explosión había sido llevada a cabo hacía varios minutos, pero los auxiliares aún seguían socorriendo y evacuando personas. La muerte del rey de Wakanda, T'chaka ya era viral y por supuesto noticia global. Natasha Romanoff y T'challa Udaku habían sido evacuados entre el primer grupo de personas, sin embargo, no había rastro de ninguna cabellera rubia.
Aún dentro del edificio que era consumido por algunas llamas, Olivia luchaba por salvar su vida y la de cuantas personas le sea posible. Aún con las pocas fuerzas que tenía había quitado escombros de algunas personas que salieron corriendo sin siquiera agradecer, pero a ella no le importaba el mérito en ese momento. Había visto a los auxiliares pasar pero se negaba a salir hasta que la última persona con vida estuviera a salvo.
Lo había logrado, no obstante, ella no era conocedora de aquella información, por lo que siguió buscando y así, el humo ingreso a sus pulmones, y sufrió una pérdida de conocimiento, justo en cuanto un auxiliar la encontró. Despertó en cuanto el aire comenzó a fluir nuevamente por su sistema respiratorio, encontrando en primera plana, la cabellera rojiza de Natasha.
Con dificultad, se quitó el respirador del rostro y tosió débilmente. Podía oír murmullos y un gran movimiento a la lejanía, aún no habían salido del incidente, seguían en Vienna. -Nat.
La agente rápidamente posó su atención en la chica, ayudándole a incorporarse en la camilla improvisada que los paramédicos habían hecho para ella. -Niña, no sabes el susto que me has dado, ¿qué demonios pensabas al quedarte allí?
-Causarle buena impresión al idiota de Ross. -Bromeó riéndose de su propio chiste. De repente, el bolsillo izquierdo de su chaqueta comenzó a vibrar, alguien estaba intentando comunicarse con ella. Sacó su celular de allí y contestó sin siquiera observar quien era el referente.
-¡Olivia! -La voz de su papá se hizo presente, sonaba agitada y preocupada, y a la nombrada se le encogió el corazón al oír su voz temblorosa -Hija, al fin contestas, dime que ya no estás dentro del edificio.
Rodó los ojos y sonrió levemente. -Papá, estoy bien, nada que no pueda soportar, además Nat está conmigo.
Oyó el suspiro del capitán del otro lado de la línea, seguramente había estado preocupado demasiado tiempo, no estaba segura de cuanto había estado sin conocimiento postrada en una camilla en medio del tumulto. -Lo sé, dile que me llame. Cuídate mucho hija, te amo. Prometo llamarte pronto.
