Capítulo 4: Recuerdos a la luz del día

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Sakura

La oscuridad aún reinaba en la habitación, pero los primeros rayos matinales se empezaban a escapar a través de la ventana. Mi cabeza se apoyaba en el pecho de Sasuke y levante mi vista lentamente hasta contemplar su semblante. Estaba despierto y observaba a través del cristal de su habitación absorto en sus propios pensamientos. Hace mucho tiempo no le veía así y, antes de dejar entrar mis propios cargos de conciencia al lugar, decidí aprovechar un poco más de tiempo la posición en la que estaba. Pues no sabía cuánto tiempo pasaría hasta que volviera a repetirse.

- ¿Hace cuánto tiempo despertaste? - Le susurré al cabo de un rato mientras nos incorporábamos. Yo me senté apoyada en la pared detrás de la cama, y Sasuke comenzó a vestirse sin prisa.

- Un par de horas. - susurró.

- Debiste despertarme. - Dije sin poder apartar mi vista de él.

- No pude hacerlo. - respondió mientras se levantaba y caminaba a lo largo de la habitación juntando las cosas que necesitaba con suma concentración. Cuando viajábamos a la Aldea, siempre hacía ello. Y mi corazón se sintió un poco más ligero en respuesta. Era un gesto tan íntimo y pequeño que me hacía sentir embelesada cada vez que le miraba. Por mucho que me aterrara la idea de que se marchara, en este momento, lo tenía justo frente a mí. Y quería disfrutar cada instante de ello. - ¿Que vas a hacer hoy?

- Iré temprano a recoger a Sarada. - comencé a explicar. - Luego, iré a la casa de Naruto y dedicaré el resto del tiempo a trabajar en el hospital. Aunque he hecho un plan para recobrar su antiguo estado, necesitaré trabajar muy duro por algún tiempo.

- No te sobre esfuerces. - Dijo con media sonrisa. Y, cuando estuvo listo, se sentó en el borde de la cama cerca de mí. - Creo que eres la única persona, aparte de mí, que ha dormido en esta cama. - Anotó casi para sí mismo.

- No me sorprende, es bastante pequeña. - respondí en tono de broma. Pero era el momento de encarar al elefante en la habitación. - ¿A qué hora saldrás de la Aldea?

- Poco después del mediodía. Aunque si el Hokage lo decide, partiré antes.

- De verdad, no quiero que te vayas. - solté.

- Lo sé. - Dijo suavemente. - Pero volveré antes de que siquiera te des cuenta.

- No te sobre esfuerces. - Respondí. Lo que sacó una sonrisa en su rostro.

- Y Sakura... - Dijo mientras juntaba suavemente su frente con la mía. - No olvides la promesa que me hiciste. - Y aquellas palabras se sintieron como un balde de agua fría. Luego, se puso de pie y salió del lugar.

Tras vestirme, decidí sacudir y alisar las sábanas de la cama. Sin embargo, utilicé demasiada fuerza, y el viento provocado por las mantas hizo caer varias cosas a mi alrededor. Empecé a recogerlas y descubrí una foto de Sasuke con su antiguo equipo en Akatsuki. No había sabido nada de Karin en meses, y me preguntaba sobre el curso de sus días. Dejé la foto sobre el mostrador y, antes de pararme, un pequeño brillo captó mi atención. Era el sobre que había visto la noche anterior sobre el buró de Sasuke, sólo que ahora centelleaba frente a los rayos de sol. Instintivamente lo tomé, pero no había mucho que ver pues su contenido se hallaba completamente vacío. Sasuke había sido demasiado cuidadoso.

Me acosté en el suelo con frustración y levanté el sobre sobre mí como si, por arte de magia, fuera a revelarme los secretos detrás de la misión de Sasuke. Contemplé cómo la luz atravesaba cada una de las moléculas del papel y, de repente, empecé a ver una traslucida marca de agua dibujándose en él. Me paré de inmediato y apoyé el sobre sobre la ventana para ver mejor los trazos que se desvelaban en el sobre. Y, al cabo de un momento, el símbolo que se alzaba en el pliego me hizo soltar un pequeño grito antes de robarme el aliento.

Busqué desesperada mi pequeña mochila y la vacié por completo sobre la cama hasta encontrar el pedazo de tela que mi último enemigo había escupido en medio de la batalla. Era el emblema de un grupo de disidentes exiliados de clanes, la estirpe del Clan Uchiha oscura y dividida en dos. Pensaba que este grupo había sido extinto tras el supuesto asesinato de mi enemigo, poco antes de que naciera Sarada. Por lo menos, eso había dicho Karin y Sasuke. Pero, si resultaba que había sido mentira, y ahora Sasuke se hallaba en una misión involucrada en algo de esto, no habría un lugar donde ninguno de nosotros estaríamos a salvo.

Sin embargo, lo que más me inquietaba era que Sasuke deliberadamente me había ocultado la verdad detrás de la misión que emprendería. Seguramente, temía que me arriesgara y le siguiera al ver la magnitud que nuestros enemigos habían tomado. Pero, las cosas habían cambiado y no podía seguirle. A diferencia de otros momentos, esta vez mi prioridad era cuidar de Sarada y restablecer el hospital. De otra forma, seguirían muriendo vidas debido a mi negligencia. Claro, era la única que conocía de primera mano las técnicas y creencias de este supuesto grupo. Pero no podría hacer mucho para ayudarle desde la Aldea, mucho menos, si él no quería mi ayuda. En este caso, debía de usar una estrategia diferente. Esta vez necesitaba aliados.

Cuando llegué a la casa de Naruto, me encontraba agitada debido a que había corrido en todo el camino. Golpeé suavemente la puerta y Hinata abrió la puerta con una dulce y sorprendida expresión en su rostro. No la veía hace tiempo, se veía igual de hermosa e inocente.

- Lo siento, Hinata.- jadeé.- Sé que tenía que venir en un par de horas pero algo se presentó. Necesito ver a Naruto ¿Está?

- Todavía debe estar durmiendo, ayer llegó bastante tarde de entrenar. - comenzó a explicar mientras me hacía señas de que entrara.- Pero puedes pasar, le debe hacer mucha ilusión tu visita. No se ven hace tiempo.

- Gracias, Hinata.

- Naruto debe estar en la última habitación a la derecha. Si es urgente, puedes despertarle. Sólo intenta no hacer mucho ruido, podrás despertar a Boruto.

- De acuerdo. - Pronuncié mientras me acercaba y abría la puerta de la habitación de Naruto, quien vestía una camiseta blanca y un pantalón azul oscuro. Sólo sus piernas permanecían sobre la cama mientras su cabeza y brazos en el suelo. Me dio la impresión de que estaba hablando entre sueños, pero se movía tanto que cualquiera hubiera pensado que estaba despierto.

- ¡Hey, Naruto! - grité. Pero no pareció inmutarse, así que me acerqué un poco y sacudí su brazo sin respuesta alguna. Incluso, sus piernas cayeron de la cama y siguió durmiendo como si nada ocurriera, así que decidí tomar medidas más drásticas.

- Lo siento, Naruto. - Pronuncié mientras tomaba sus hombros y los movía enérgicamente. - Des...pier...ta.

- Ya estoy despierto, ya estoy despierto. - Refutó mientras se sentaba y se frotaba los ojos. - Demonios, Sakura.

- Perdona Naruto, no lo hubiera hecho si no fuera importante. Es sobre Sasuke, necesito tu ayuda.

La Última Misión del Clan Uchiha: La despedida de SasukeWhere stories live. Discover now