Capítulo 27: La Última Misión del Clan Uchiha

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Sakura

- Vamos, Sarada. Es hora de dormir. - Le dije mientras le daba pequeños empujoncitos en la espalda. De inmediato, salió corriendo a su habitación mientras se tambaleaba graciosamente de un lado a otro.

- ¿Mamá? - preguntó mientras se subía con rapidez a su pequeña cama y se sentaba sobre ella. Levantó los brazos y le cambié su suéter por uno un poco más suelto y cálido. Luego, alzó súbitamente una de sus piernas para que le quitara sus zapatos.

- Algún día me golpearás si sigues haciendo eso. - Le reproché mientras le quitaba el calzado y lo dejaba en el suelo. Sarada se apuró y se deslizó entre las sábanas. Yo me senté en el borde de la cama.

- ¿Mamá? - Volvió a preguntar.

- ¿Sí?

- ¿Qué es esto? - preguntó sacando de abajo de su almohada un pequeño dibujo con lo que parecía el emblema del Clan Uchiha.

- Ese es el símbolo del Clan Uchiha. - Respondí bajo la expectante mirada que mi hija escondía tras sus lentes de marco rojo. - Nuestro clan. - Miró fijamente el papel en sus manos y luego alzó su mirada de nuevo.

- ¿Qué es un Clan?

- Esto... - Balbuceé nerviosamente mientras pensaba en la mejor manera de explicárselo. - Es un grupo de personas unidas por lazos de sangre, historias o recuerdos. Y este pequeño emblema en mi espalda lo representa. Tú lo heredaste de tu padre y él del suyo... yo lo obtuve al casarme con Sasuke.

- Mmm.- Dijo sin parecer satisfecha con mi respuesta. - ¿Y para qué sirve un Clan? - Reí.

- Bueno, esa es, de hecho, una buena pregunta. Pero los Clanes no existen por servir de algo. Los más importantes, generalmente, tienen habilidades especiales que utilizan para ayudar a la Aldea. Pero lo importante son los lazos e historia que cada uno tiene.

- Historia... - repitió bostezando. Había llegado a la edad en la cual no paraba de hacer preguntas y ni el cansancio más agudo podría detenerla. - ¿Qué es... cuál es nuestra historia...?

- Bueno...

- El Clan Uchiha solía ser la fuerza policial de la Aldea de la Hoja. - Pronunció una tercera voz desde el marco de la puerta. Observé a Sasuke, sonreía. - Su misión era proteger a Konoha, tal como tu madre y yo lo hacemos.

- ¡Papá! - Gritó Sarada espabilándose. Con agilidad, salió de entre las sábanas y saltó hacía su padre, quien la atrapó sin problema. Suspiré, justo cuando empezaba a quedarse dormida.

- Bienvenido a casa. - Dije acercándome a Sasuke y dándole un pequeño beso en la mejilla. - Iré a preparar un poco de comida. Por favor asegúrate de que Sarada se duerma. No lo admite... pero intenta mantenerse despierta cada noche para esperarte.

Salí de la habitación con las risas de Sarada tras de mí. Luego, fui a la cocina y decidí hacer unos rápidos Onigiris por si Sasuke tenía algo de hambre. La mayoría de las veces, él llegaba cuando me había quedado dormida y, aunque sabía que no era mi obligación, me gustaba tener algo de comer listo. Tras un momento, pude escuchar sus pasos acercarse a la cocina.

- Mírate. - Le dije mientras observaba un pequeño rasguño en su rostro. - Nunca puedes volver completamente sano. - Bromeé, pero me detuve de pronto. Sasuke traía aquella tensa expresión que pintaba su rostro cada vez que algo le preocupaba.

- Las otras Aldeas están inquietas por el nombramiento del Séptimo Hokage. - explicó. - Con Naruto en el cargo y yo siguiéndole, la Aldea de la Hoja tendrá dentro de sus filas demasiado poder. Y, aunque son demasiado buenos encubriéndolo, están contratando a mercenarios para tratar de equilibrar la balanza.

La Última Misión del Clan Uchiha: La despedida de SasukeWhere stories live. Discover now