Capítulo 8: Verdades Incomodas

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Sasuke

- ¿Qué estás haciendo? - Le pregunté a Naruto mientras le veía realizar, una vez más, un Jutsu extraño con sus manos. Desde que salimos de la Aldea, se había empecinado en concentrar un inestable Chakra azul verdoso en la palma de su mano. Pero, en cada ocasión, terminaba desvaneciéndose rápidamente.

Mientras caminábamos con rapidez a través de un sendero de tierra, y nos cruzábamos con mercaderos o viajeros que nos observaban con desconfianza, dudaba del por qué Kakashi había decidido enviarme con Naruto a último minuto. Simplemente, nos llamó a su oficina con apremio y nos dio la noticia. El tonto, como era de esperarse, saltó de alegría. Pero yo no estaba contento. Sakura y Naruto no eran simplemente colegas, eran mi familia. Y eso sólo traía malditos problemas. En especial, cuando tenía mis propios intereses.

- Sólo un poco más...- Dijo Naruto con suma concentración mientras el Chakra en sus manos empezaba a brillar con más fuerza y una pequeña e inquietante espiral se formaba rápidamente. Esta vez parecía que lograría lo que quisiera hacer. - Ya casi... ya casi...

De pronto, el resplandor proveniente se hizo enceguecedor hasta que se desvaneció en una nube de polvo. Solté un poco de aire, casi había logrado engañarme.

- Déjalo, sólo estás malgastando Chakra innecesariamente.

- Ya olvidaba lo aguafiestas que eras...- susurró para sí mismo. Luego, hizo un rápido movimiento de manos y un par de clones aparecieron a su lado. - Este es el plan. - comenzó a decirles con ánimo. - El que lo logre primero ganará un bono de comida en Ichiraku.

Pero los clones, en vez de saltar con un bullicioso entusiasmo, como solían hacerlo, se juntaron tras hacer una mueca y empezaron a murmurar entre ellos.

- No nos va a engañar. - comenzó a decir uno.

- Nos dará un plato de Ramen por un nuevo jutsu. Ya no tenemos dieciséis años...

- Y...- comenzó a decir el Naruto original al ver la duda de sus clones. - Como saben, Sakura ha vuelto de la Aldea. Y ha prometido un gran plato de Onigiris cuando vuelva de la misión, saben que esa es su especialidad. El que consiga descifrar la forma de realizar el Jutsu, lo obtendrá. - Lo que ganó vítores de parte de los clones.

Instintivamente, fruncí el ceño. Y el escuchar el nombre de mi esposa me hizo recordar la razón detrás de esta misión. Allí estaba yo, con el Ninja Número Uno Hiperactivo Cabeza Hueca perdiendo el tiempo. Cuando, en realidad, debería estar buscando al tipo que intento matar a Sakura para asesinarlo. Más aún, tenía que acabar con cada uno de los miembros que eran parte de esta organización. Naruto, tenía razón, la Aldea de la Hoja podría ser uno de los lugares más seguros para mi familia. Pero yo era el único capaz de defenderla de mi propio pasado.

Bufé, y fulminé a los clones con mi mirada. Los cuales, tras reírse nerviosamente, decidieron que lo mejor era irse. Luego, continué caminando y pude sentir como un pésimo ánimo se apoderaba de mí. Tenía un plan que, aunque no le gustara al Hokage, tenía que hacerse. Y no iba a dejar que Naruto ni nadie se entrometiera en mi camino por más incorrecto que pudiera parecerle. No había nada que pudieran hacer para cambiar mi opinión, y su estúpida ética sólo me haría perder el tiempo.

- Escucha. - Le dije a Naruto mientras apremiaba el paso. - Tengo cosas que hacer. Así que no te metas en mis asuntos.

- Seguro. - respondió sin mirarme. - Me mantendré a un costado... Te gustaría que realmente dijera eso ¿Cierto? Olvídalo Sasuke, si crees que dejaré que arruines tu vida, de nuevo, te equivocas. Eres experto en hacer idioteces cuando tienes miedo.

- Cállate. - Le dije mientras me detenía y tomaba con mi brazo la parte delantera de su chaqueta. - No tienes derecho a hablar de lo que no sabes.

La Última Misión del Clan Uchiha: La despedida de SasukeWhere stories live. Discover now