Epílogo: El Nuevo Hokage

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Ino

- Seremos la cita de la otra mañana. - Dictaminé mientras miraba con tenacidad a Sakura. Ella suspiró.

- Eso dices ahora, pero, cuando Sai aparezca, te olvidarás de que siquiera estoy allí. - Abrí la boca ofendida.

- ¡Eso nunca ha pasado! - Mentí. - Además, ya le dije a él que no tiene permitido molestarnos.

- Sabes que no tienes que hacer esto ¿Cierto? Desde que Sasuke se marchó me tratas como si me fuera a romper y ya te he dicho que estoy completamente bien. - Me senté a su lado y tomé sus manos con preocupación.

- Siempre dices lo mismo y, cuando menos lo espero, pareces un triste espíritu aterrorizando a los pobres habitantes de la Aldea. Piensa en lo que hago como un servicio a la sociedad.

- ¡Agh! Esto es... está bien. - Aceptó frustrada. - Como quieras, pero no llegues tarde. Sarada quiere estar en primera fila y me ha dicho que quiere ser Hokage algún día. - Reí.

- Está bien, está bien. - Respondí mientras alzaba las manos. - Pero no prometo nada. Ahora vete, vamos. Quedé de verme con Shikamaru y Choji para almorzar.

Sakura se fue, pero, en vez de dirigirme al restaurante de Choji, decidí ir al campo de entrenamiento de mis padres, del Clan Yamanaka. Estiré un poco mis músculos, y me dispuse a practicar un Jutsu en el que estaba trabajando e intentar perfeccionar las últimas técnicas que me había enseñado mi padre. Al cabo de un par de horas, mis músculos dolían y no debía tener Chakra suficiente para siquiera realizar un Jutsu de sustitución. Caí rendida al suelo y me senté para recuperar la respiración.

- Últimamente te estás esforzando mucho. - Pronunció mi padre mientras caminaba en mi dirección lentamente.

- Yo tengo que hacerlo. - respondí agitada. - Sakura... ella es mucho más fuerte que yo. Dirige el hospital de la Aldea, es la discípula de uno de los Tres Sannin y ni siquiera proviene de un Clan ninja. Puede que Sasuke se haya ido, pero siempre tiene una sonrisa para los demás, todo el mundo la respeta y yo... quiero ser como ella.

- Eres más fuerte de lo que piensas, Ino. - Respondió mi padre mientras se sentaba junto a mí. - No te lo negaré, Sakura es una de las ninjas más poderosas de la Aldea. Pero tú no tienes que ser tan fuerte como ella, tienes que ser tan fuerte como Ino.

- Es muy fácil para ti decirlo. Nadie piensa que eres una niña consentida que sólo piensa en conquistar hombres.

- ¿Y qué es lo que piensas tú?

- ¿Yo? - Pregunté confundida.

- Sí ¿Quién es Ino para ti?

- Esto...

- Encuentra eso y serás imparable. Si nuestro próximo Hokage se hubiera quedado con lo que los demás decían de él, bueno, ni siquiera estaríamos hablando de él ahora. - Sonreí y abracé a mi padre.

- ¡Gracias, papá!

- Sí, sí. - Dijo dándome palmaditas en la cabeza. - Ahora vamos, hay alguien esperándote en casa.

Atravesé las puertas de la casa de mis padres y observé a Sai apoyado en una de las paredes de la estancia con los brazos cruzados. Corrí y me lancé en sus brazos.

- ¿Cómo sabías que estaba aquí? - Le pregunté tras darle un beso en la mejilla.

- Yo sólo lo sabía. - Reí.

Al día siguiente, me levanté con ánimos y me arreglé rápidamente para la ceremonia de nombramiento del Séptimo Hokage. Sai había prometido llevar a Inojin así que partí más temprano para encontrarme con Sakura y Sarada frente al edificio del Hokage. Mi amiga me saludó desde la distancia con una gran sonrisa. Y, poco a poco, las personas se fueron aglomerando alegres junto a nosotras. Al fin había llegado el día.

- ¿Crees que sea un buen Hokage? - Le dije mientras me abanicaba el rostro del fatigante calor de mediodía.

- Él será el mejor de todos. - Respondió Sakura con lágrimas en los ojos.

Naruto le mostró el pulgar al público desde la distancia antes de colocarse el sombrero de su antecesor.

La Aldea de la Hoja tenía un nuevo Hokage.


La Última Misión del Clan Uchiha: La despedida de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora