Capítulo 23: Maestros del Disfraz

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Sasuke

- ¿Estás lista? - Le pregunté a Sakura. Asintió. Guardé mi espada en su vaina y me recosté sobre la cama. - ¡Ahora!

- ¡Auxilio, por favor! - gritó ella con desesperación mientras yo movía mi cuerpo impetuosamente. Los dos centinelas entraron en cuestión de instantes. Y, antes de que pudieran decir algo les ordenó. - Tú, ayúdame a sostenerlo y tú... ¡¿Por qué demonios sigues aquí?! ¡Ve por ayuda!

Los guardias hicieron lo que les pidió y, cuando sólo quedó uno de ellos en la habitación, Sakura le golpeó desde atrás para hacerle perder la consciencia. Fue un golpe contundente y silencioso, pero no lo suficientemente fuerte para lograr dejarlo fuera de combate. Cuando empezó a balbucear e intentar arrastrarse de nuevo, desenvainé mi espada y le propiné un golpe mortal. Al instante, su apariencia cambió y volvió a transformarse en un ser blanco y grotesco.

- Temo llegar a herir a la persona incorrecta. - Dijo Sakura mientras arrastrábamos el cuerpo detrás de la cama. - Se ven, mueven y actúan como una persona normal. A él lo pudimos reconocer porque vi al hombre real cuando salí de la fortaleza, pero los demás...

- Tendremos cuidado. - Le respondí y, antes de que pudiera decir algo más, rápidas pisadas se acercaron a nuestra posición. - Date prisa, Sakura. Recuerda que sólo tienes dos minutos.

Sakura tomó el aspecto del Zetsu Blanco con una técnica de combate básica y su cara se tornó inexpresiva. Habíamos establecido que 120 segundos era el tiempo máximo para el uso de cualquier Jutsu antes de que se tornara inestable. En ese pequeño intervalo tendríamos que ser capaces de obtener la mayor cantidad de información posible. Oscilaríamos entre las apariencias de centinelas, humanos e, incluso, nuestras propias identidades para conseguirlo. Y, con el tiempo que poseíamos, cualquier segundo podría ser letal. En esta misión, tendríamos que trabajar con más coordinación y afinación que el reloj más costoso. Mientras uno estaba transformado, el otro tenía que contabilizar el lapso en el que lo estaba y, de ser necesario, encontrar una forma de ocultarle. Nuestras vidas estaban en las manos de la otra persona.

Cinco hombres entraron corriendo a la habitación, incluido el que antes ya había estado aquí y el tipo viejo de barba larga al que le había arrebatado la supuesta jefatura de estos criminales. Su nombre era Bardo e, incluso ahora, sospechaba que él era humano y no tenía idea de qué era lo que en verdad querían los Zetsus. Según lo que me había contado Sakura, él debía ser de la clase de personas hambrientas de poder que le habían insistido a Hirosama que lo consiguiera. Era una molestia, pero no era nuestro enemigo. Su destino tendría que ser decidido por la justicia del País de las Olas, no por nosotros.

El guardia que había pedido auxilio, a petición de Sakura, nos miró con confusión. Si él descubría que ella no era en realidad su compañero, todo se vendría abajo.

- Ella escapó. - pronunció Sakura. - Creó la oportunidad y la tomó.

- La dejaste huir. - Respondió él.

- Mi misión era mantener al Uchiha con vida, y lo está. - repuso tras su disfraz. - Ella no debe haber ido muy lejos y ya saben qué hacer si la encuentran. Asesínenla.

El centinela y otras dos de las personas salieron con prisa de la habitación con la intención de buscarle y mis músculos se tensaron en respuesta. Entendía las razones por las cuales Sakura había dicho eso, replicaba el insensible comportamiento del Zetsu. Pero, al mismo tiempo, era consciente de que en un sólo instante su Chakra podría fallarle y había firmado su condena de muerte. Sacudí aquellos pensamientos de mi mente.

- ¿Qué hay de ti Uchiha? - comenzó a decir el burdo criminal con barba. - ¿Nos traicionarás tú también? La chica no pudo haber escapado sola. Es una pena, después de todo lo que hemos hecho por ti... Pensé que serías una clase de persona sensata.

La Última Misión del Clan Uchiha: La despedida de SasukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora