Capítulo 9: Recuerdos Venenosos

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Sakura

- ¡Oh, vamos Pakkun! - Le dije al pequeño perro marrón mientras le veía sobarse su cuello con una de sus patas delanteras. - Sabes que no podía dejarte entrar al hospital sin todas tus vacunas en orden. Ni siquiera sé si puedo ingresarte aún, los animales no deberían estar en lugares así. - Y eso solo logró ofenderle más, no parecía que estuviera haciendo muchos progresos para llevarme bien con el can.

- Dile a Kakashi que nuestra misión se retrasará un par de días. - sentenció mientras caminaba lentamente y se subía con esfuerzo a un pequeño sillón Vinotinto que Ino había traído aquel día. Luego, dio un par de vueltas y, tras quejarse, se acostó en él. Increíble.

- De acuerdo. - Dije mientras me acercaba a él y me agachaba a su lado. - Lo siento. - Luego me quité uno de mis guantes y puse la palma de mi mano en su cruz, donde le habían puestos las inyecciones. Así, empecé a menguar y curar el dolor de Pakkun, y, para cuando hube terminado, estaba profundamente dormido.

Con delicadeza, tomé al perro y me dirigí a mi habitación de Sarada. Allí acomodé al perro a los pies de su cuna. Después de todo, las primeras heladas brisas se acercaban tan rápido como el otoño. Y, en la noche, esa era la mejor pieza para resguardarse.

- Pobre Pakkun. - Dijo Ino mientras me veía volver a la sala. Ella estaba apoyada en un largo sillón que hacía juego con el que Pakkun estaba sentado y tenía una manta sobre ella. Sólo había estado un día en casa y el lugar ya era irreconocible para mí. Ino había mandado traer una pequeña mesa y un par de sillones para la sala de estar, pero las pequeñas habitaciones estaban lucras y preparadas para cuando llegué.

- Le pedí a Kiba que revisara a Pakkun tras salir de la oficina del Hokage. - expliqué mientras me sentaba a su lado. - Pero no pensé que a Pakkun le faltaran tantas vacunas. Sin duda, Kakashi- sensei debe aprender a cuidar mejor de sus perros.

- Ni que lo digas. - Respondió entre un bostezo. - Pakkun llegó preguntando por ti poco antes de que cayera el sol. Le dije que no estabas, pero que podía esperar aquí, no creía que tardaras tres horas en llegar.

- Lamento eso. - Dije avergonzada. - La situación estaba peor de lo que pensaba... pero hoy logramos hacer grandes avances. - continué con optimismo. - Para el final de la semana estoy segura de que la situación del hospital pasará de crítica a.... tolerable. - terminé de decir tras recordar a la decena de pacientes con pronóstico reservado. Aquel hecho se sintió como un balde de agua fría.

- Escuché que hoy Sasuke partió a una misión ¿Cómo te sientes?

- Estoy bien. Sasuke está con Naruto, así que no puede estar en mejores manos. Además... la situación entre nosotros está un poco extraña desde que llegamos. - confesé. - Así que es bueno que tengamos un tiempo para analizar todo por separado.

- Oh, problemas maritales. Soy toda oídos, necesito estar preparada para lo que sea.

- No creo que tengas esta clase de problemas con Sai. - repliqué con una sonrisa. - Él es brutalmente honesto y receptivo con las emociones. Sasuke, por otro lado, guarda todo para sí mismo y ni siquiera le emociona la idea de contarme mucho acerca de sus misiones.

- No querrá que lo persigas...- musitó en tono de burla mientras apartaba la vista.

- ¡Hey! - Me quejé. - Yo nunca...- Pero el recuerdo de cada una de las veces en las que perseguí a Sasuke por una razón u otra, sobre todo cuando éramos niños, me golpeó con fuerza. Y al ver la cara de sabelotodo de mi amiga, no pude hacer más que soltar una carcajada que se sumó a las de ella. - De acuerdo. - Admití entre risas. Puede que de vez en cuando lo haya hecho.

La Última Misión del Clan Uchiha: La despedida de SasukeDove le storie prendono vita. Scoprilo ora