Capítulo 3.

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Ha pasado una semana desde que me hice los análisis y siento como si fuera ayer, aun no puedo creer lo que está sucediendo... está noche le prepárate una cena especial a Kelvin.

Siempre que viene en los últimos días, solo saluda pasan varios minutos y se regresa por dónde vino. Sé que debo decirle en cuanto antes tomé la tarde libre le pedí a mi secretaria que pasará todos los pacientes y les avisará que la cita ha sido cambiada.

Coloque el mantel sobre la mesa, los platos y cada uno de sus elementos quiero que sea la mejor cena que le haya realizado en todo el tiempo que llevamos juntos, saco la lasaña del horno, coloque las papas asadas con queso derretido a un lado y los espárragos y de postre mi favorito, helado de fresas y chocolate.

Las puertas son abiertas justo a tiempo, un ceño fruncido se coloca en el rostro de Kelvin. — ¿Qué sucede aquí? ¿La gripa te puso mucho más rara de la cuenta — dice al darme un beso en la mejilla?

—He decidido preparar la cena, ¿Qué hay de malo en ello?

— está bien — dice totalmente extrañado, pero una sonrisa se pinta en sus labios y desaparece la confusión.

Nos sentamos en el sofá, coloco una película de las que tanto le gustan, tomo la posición de mi cabeza en su pecho, mientras el me abraza, en ciertos momentos me da una mirada de felicidad, sus ojos brillan como nunca, nunca había visto a Kelvin de esta manera, nunca había visto esta reacción suya, nunca terminamos de conocer a las personas. En son de paz, sin más me quedo dormida en este momento tan cálido y bonito.

La molestosa alarma me despierta y en conjunto las náuseas. Tuve que salir corriendo de la cama. Después de aquel momento, me doy cuenta de que Kelvin se ha ido temprano, siento el timbrazo de mi teléfono por alguna parte.

— Bueno

—Hija — dice mamá alegre del otro lado.

Mamá siempre llama a mediados de la semana, para saber cómo estoy, antes llamaba cada tres horas todos los días para saber cada mínimo detalle. Madres. ¿Cómo le diré que estoy a la espera de un bebé? ¿Cómo le digo que será abuela? es una gran noticia o mala noticia no sé cómo va a reaccionar, no quisiera contársela por teléfono. Solo escucho como dice tantas cosas rápido, a lo lejos escucho su voz diciéndome tantas, pero no logro entender ni una sola.

—Tiffany, ¿Me estás escuchando? — dice al darse cuenta que solo mi respiración agitada se escucha tras el aparato.

—Si ma', estoy aquí escuchando todo lo que me dices — digo para sonar un poco lógica en lo que digo.

—Tu papá te manda saludos, ¿Cuándo vendrás por acá?

—cuando esté un poco libre, los pacientes me llegan en manadas. En cuanto tenga vacaciones voy directo hacia allá.

Después de darme las bendiciones y regañarme como una niña de cinco años, colgó el teléfono mi preocupación se vuelve más latente, pero esto no le hace bien a la ranita que tengo dentro de mí, debo tomar las cosas con calma inconsciente llevo mis uñas hacia la boca, comienzo a dar vueltas por la pequeña sala, una que otra vuelta tengo que ir hacia el baño.

Cansada de estar parada en la sala, me dirijo hacia la habitación me tiro allí con los ojos en dirección al techo blanco. Pensamientos van y vienen, en un vago momento me quedo dormida.

Bai
Luna~

InesperadoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant