Capitulo 22.

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Tiffany

Esto tiene que ser un juego del demonio, mi cabeza está necesitada de un psiquiatra, no no puede ser el. Esto es imposible nadie puede resucitar y el unico que pudo hacerlo ni siquiera era de este mundo. Esto es una alucinacion de mi cabeza, debo dejarle ir porque no tengo mas explicacion para esto. Esto no tiene ni son ni ton. 

—Hola Tiffany Brown, cuánto tiempo sin vernos. Necesito una consulta urgente.

Me quedo quieta sin decir nada. 

—¿Máximo Bonilla? — contesto con monosilabos ligados.

Toma asiento en una de las sillas, totalmente risueño y con sus ojos tan carácteristicos.

—Pero tú... — digo entre jadeos.

— Se que ambos pasamos muchas cosas, solo quiero que me regales una noche para poder explicarte todo lo que pasó, todo lo que sucedió.

— Todo lo que pasó... ¡Maldita sea! ¿sabes por todo lo que pase? ¿sabes cuánto he sufrido?, Desde aquel momento no he vuelto a restablecerme del todo, no he vuelto a ser la misma de antes. No iré a ninguna jodida cena, para que me expliques toda la travesura que haz hecho. — grito totalmente enojada, no se cual fue el momento en el cual me puse de pie de el escritorio. No se de donde salieron las fuerzas para gritar. 

— Se como te sientes, sé por todo lo que haz pasado, ¡cálmate! Se que todo fue una total amargura para ti, pero solo necesito una cena para que me dejes explicarte cómo sucedieron todas las cosas, solo una cena Tiffany Brown. —aquella voz, aquella jodida voz aún tenía efecto en mí. Me odio en estos momentos por ser tan débil, por ser tan débil. Pero cuando se trata de el no puedo negarme a nada.

—  fuera de mi consultorio — lo más duro que puedo.

—De acuerdo, te dejare mi número por aquí si decides aceptar me llames — Toma una tarjeta y detrás pone el número y su nombre falso.—Me alegra volverte a ver.

Y  con pasos cortos sale de mi consultorio, su perfume se queda en el ambiente. Siento un desgarrador sentimiento que quiere apoderarse de mí, me siento como un drogadicto, soy adicta a todo el, pero no puedo permitirme esto otra vez, no puedo dejar que las cosas vuelvan a tomar el camino de antes, no ahora que vuelvo a levántarme.

—¡Maldita sea! — digo con el corazón totalmente desgarrado, estoy totalmente confusa.

Me tomé un respiro, todo mi cuerpo comenzó a entrar en un estado de nervios, tuve resequedad en mis labios, siento que todo da vueltas a mi alrededor.

Después de sentirme un poco mejor, tomo mi cartera y las llaves del auto, de camino a casa en varios semáforos me fui en rojo. Por suerte al cielo llegué no se cómo pero llegué, los nervios no desaparecieron en todo el trayecto.

Escucho a Luck desde el umbral de la puerta, no entiendo nada ni me detengo a pensar me dirijo al baño necesito un baño caliente.

—Tiffany ¿Te encuentras bien? —  pregunta a mis espaldas, puedo sentir la preocupación en su tono de voz.

—Si descuida, todo está en orden solo necesito un descanso el trabajo estaba muy agetreado.

— está bien, haré la cena — escucho como se dirige a la sala a hacerse muecas al pequeño Kelvin.

En lo que resta de la noche me la he pasado sumida en mis pensamientos, sumida en tantas confusiones que podría hasta gritar. Tomo mi celular y busco la tarjeta en el bolso pequeño de la cartera.

— Aló — su voz tan varonil como desde hace dos años sigue siendo la misma, tal vez solo ha cambiado a mejor — ¿hay alguien ahí? — vuelve a hablar.

— Si, Kelvin es Tiff solo quiero confirmar la cena — sin rodeos voy directo al grano, directamente al asunto.

— Vale, te parece el sábado a las siete.— dice con un aura tranquilo.

— hasta entonces — y sin contener más la respiración cortó la llamada.

Paso el resto de la semana uno que otro día trato de aligerar la tensión tratando de no olvidar  el compromiso  de la boda de mi secretaria.Llega el día de la cena con el muerto que no era muerto,¿O si? Estoy tan liada, mi cabeza no deja de dar vueltas toda la semana.

Luck nota mis desánimos,si el tan solo supiera que está pasando... Trato de parecer lo más natural, lo más normal posible, pero es algo que no es tan facil de simular... Un muerto que no estaba tan muerto, una resureccion tan inesperada... Todo esto me tiene de mal en peor. 

— ¿Hacia donde va esa mujer tan bella? — pregunta dejando un beso en mi cuello.

— Hacia una actividad del colegio de doctores.— contesto.

— ¡Estás hermosa! — deja otro beso.

— Gracias amor bello, en la semana nos podremos a buscar lugares y planear que queremos hacer en nuestro día.— contesto con sonrisa genuina.

Salgo de casa, salgo de mi coraza protectora sin saber que me depara está reunión, sin saber que diablos pasa. Me entrego al Dios con el corazon en la boca sin saber que me depara de ahora en adelante que desgracia me espera... Yo no me libro de ninguna. 

Mi curiosidad gano esta vez. 

Bai
Luna~










InesperadoWhere stories live. Discover now