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Mini capitulo desde la perspectiva de Cristian para que entiendan un poco su posición (no la justifico, pero es un psicópata que tiene que desarrollar su trama) 


Cristian


Loco.

Así me estaba volviendo.

Traté de contener la calma pero no podía más.

Aceleré el coche tanto como pude, para que el centrarme en la carretera me obligase a dejar de pensar, era imposible.

Terminé por dar un frenazo, bajándome del auto para caminar por la mitad de la carretera, en plena noche, en mitad de la nada.

No sabía como manejar todo esto, estaba perdiendo la calma, la paciencia y el autocontrol.

''Mátala, vuelve y acaba con ella''

—¡CÁLLATE!—Grité tan alto que sentí mi cabeza retumbar.

Silencio.

Por fin, las voces habían parado.

Yo era una asesino, un psicópata, un monstruo, una bestia que solo deseaba sangre, así nací, así crecí y así iba a morir, lo mío no tenía cura, todo lo contrario, iba a peor, era degenerativo.

Cada vez, menos humano, cada vez, menos compasión, cada vez, más frialdad.

¿Qué podía ofrecerle yo de bueno a alguien como Alex? Una chica inocente, que había perdido a su familia, que estaba totalmente sola, y que a pesar de todos mis desprecios, seguía ahí...por mi.

No la merecía.

Y ella tampoco merecía algo tan oscuro como yo.

Nunca podría ser como mi padre, él pudo estabilizarse, él logró encontrar la calma, él consiguió dominar a sus demonios, pero los míos estaban totalmente desatados.

¿Por qué tuve que enamorarme de ella?

Había estado con muchas mujeres, había probado todo tipo de prácticas sexuales, había intentado decirle que se fuera de cientos de formas... imposible, todo era inútil.

¿Y si me iba yo?

¿Pero cómo?

¿Cómo irme de casa y dejarla ahí? ¿Cómo romper su corazón para permitir que otro pudiese llegar y arreglarlo? ¿Cómo dejar ese hueco vacío, con posibilidades de ser llenado por otra persona?

Me volvía loco solo con pensarlo.

—¡¡¡AAAAAAHHHHHHH!!!!—Grité y grité, tirándome del pelo, queriendo sacármela de la cabeza para siempre.

No podía, seguía ahí.

Su puta sonrisa.

Su maldita voz.

Su olor.

Y ahora, sus gemidos.

El olor de su cuerpo.

Toda ella.

''Si la matas, no será tuya, ni de nadie, y podrás vivir tranquilo''

—¡No pienso hacerle daño!

Yo me había jurado cuidar de ella, aunque fuese desde mi antipatía, desde mi profundo odio, desde mi enemistad, la cuidaría.

Yo pagué la mitad del alquiler al casero todo el tiempo que ella vivió con su mamá.

CRISTIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora